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Martes Marzo 21, 2023

La semana pasada el ex viceministro Guillermo Reyes, uno de los favoritos al puesto de Registrador, se defendió de las acusaciones de plagio al fallecido jurista Juan Fernando Jaramillo y le dijo a La Silla que éste “jamás pensó en hacer una discusión jurídica o legal, porque él nunca sintió que se le estaban soslayando sus derechos como autor”. Sin embargo, su viuda Gabriela Vargas dice que eso no es cierto.

Como contó La Silla, el libro "El nuevo orden político y electoral en Colombia" que Reyes lanzó en 2004 -cuando era magistrado del Consejo Nacional Electoral- incluyó casi cuatro capítulos copiados al pie de la letra de un texto que Jaramillo había publicado siete años antes, sin ninguna cita a pie de página o referencia bibliográfica que hiciera explícita la fuente original.

A pesar de que el ex magistrado auxiliar de la Corte Constitucional y fundador de Dejusticia le escribió una carta a la Fundación Konrad Adenauer alemana -que editó el libro- protestando por el plagio, Reyes volvió a copiar varios de esos mismos pasajes en un artículo de 2014, de nuevo sin citarlo. Dos plagios que, como planteó el jurista Rodrigo Uprimny en su columna ayer, ponen en duda la idoneidad de Reyes para el cargo de Registrador.

Reyes explicó ambas situaciones como omisiones, diciéndole a La Silla que había conversado largamente del tema con el jurista antioqueño, que había presentado una fe de erratas apenas le llegó su carta, que esos errores se habían corregido en una reedición del libro publicada por la editorial familiar de los Jaramillo y que la editorial que publicó su artículo el año pasado tuvo la culpa de que no se incorporara la fe de erratas que él les había entregado.

Esas explicaciones motivaron a su viuda a responderle públicamente.

“El señor Reyes, en su respuesta a la noticia de plagio publicada por ustedes, da a entender que Juan no vio problema alguno, como tampoco lo ve su familia hoy en día, en la utilización indebida de apartes de su libro.  Pero eso no es cierto; todos nosotros hemos sentido un gran disgusto con el plagio hecho por el señor Reyes”, escribió Gabriela Vargas, la esposa de Juan Jaramillo, en una carta que le envió a La Silla, señalando que si hubiera sido una omisión habría por lo menos una referencia bibliográfica.

También explicó que Unión Gráfica no es una editorial sino una impresora y que, por lo tanto, no puede tener responsabilidad por los textos de Reyes.

“Juan estuvo muy mortificado por el plagio, lo comentó en repetidas ocasiones con amigos y colegas (...) Creo que siete años son suficientes para corregir cualquier omisión y me atrevo a decir que, al ver nuevamente vulnerados sus derechos de autor Juan sí hubiera pensado en una discusión jurídica y legal y en este sentido me parece irrespetuoso que el señor Reyes hable en su nombre afirmando lo contrario”, remata Vargas.

Esta es su carta:

Respuesta Reyes LSV by lasillavacia

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Lun, 2015-10-05 21:06
El que diga que Reyes no es el mejor candidato a Registrador, no se ha detenido a examinar todas las virtudes que adornan a este egregio varón. A mi juicio, él es el masindicado. Si, sindicado. Además quién mejor que él para reemplazar a Ariel, otro espejo de virtud ciudadana y ejemplo vivo de un demócrata consumado. O consumido, ....por el licor. Cuanto registrador se vió envuelto en acusaciones graves por alterar los resultados locales, Ariel lo castigó con severidad, no abriéndole nin guna investigación disciplinaria, sino ascendiéndolo a otra registraduría de mayor rango. Era muy duro cuando impartía castigos. Lo grave es que esa conducta ha hecho que cada vez que tenemos elecciones, los electores se subleven y haya incendios y conatos de asonadas y nunca nadie dijo nada. Nunca lo investigaron, ni le abrieron procesos, porque eso de premiar a los registradores delictuosos, pudo llevar a este país a un incendio de grandes proporciones. Desde su cargo se convirtió en un instigador.
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Miércoles, Marzo 23, 2016 - 11:25
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La prestigiosa revista Harper´s, en su edición de abril -la cual acaba de salir- trae un artículo demoledor para Colombia. Porque, aunque muchos ya lo sospechaban, tener la prueba fehaciente duele más.

En un artículo sobre la futilidad de la guerra contra las drogas, el periodista Dan Baum le pregunta a John Ehrlichman, el asesor de política doméstica del ex presidente de Estados Unidos Richard Nixon, sobre la guerra contra las drogas iniciada por su jefe de entonces ¿Su respuesta?

“¿Quiere saber de que se trató realmente?”... “La campaña de Nixon en 1968, y la Casa Blanca de Nixon después de eso, tenía dos enemigos: la izquierda que estaba en contra de la guerra y la gente negra ¿Entiende lo que le estoy diciendo? Sabíamos que no podíamos prohibir estar en contra de la guerra o ser negro, pero si lográbamos que el público asociara a los hippies con la marihuana y a los negros con la heroína, y luego criminalizábamos ambos fuertemente, podíamos golpear ambas comunidades. Podíamos arrestar a sus líderes, allanar sus casas, intervenir sus reuniones y estigmatizarlos noche tras noche en los noticieros de la tarde ¿Sabíamos que estabamos mintiendo acerca de las drogas? Claro que sí”.

La guerra contra las drogas - cuyas motivaciones reales conocemos ahora- le ha costado a Colombia miles de vidas, cientos de miles de millones de pesos destinados a pelearla y ha financiado a paramilitares, guerrillas y delincuentes comunes.

Solo entre entre 1994 y 2008, según el estudio realizado por el experto en drogas Daniel Mejía, la guerra contra las drogas era responsable del 25 por ciento de la tasa de homicidios.

Eso traducido en personas, significa que solo en ese período -que no incluye los finales de los ochenta y principios de los noventa, cuando más intensa fue la guerra contra las drogas- fueron asesinadas 53.200 personas. Esto sin contar las que murieron por cuenta de la guerrilla o los paramilitares. O las que pasaron su vida en la cárcel.

Ese fue el precio del cinismo de Nixon y sus asesores y de la forma como Colombia lo interiorizó.

Martes, Marzo 22, 2016 - 16:10
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El senador barranquillero de La U José David Name lanzó en las últimas horas una convocatoria para marchar este 2 de abril en contra de Electricaribe, la criticada prestadora del servicio de energía en siete de ocho departamentos caribe. Lo increíble es que ese mismo día es la marcha del uribismo en contra del Gobierno Santos, por lo que la movida de Name va a terminar ayudando a los opositores del Gobierno que dice defender.

Por los continuos cortes y problemas de voltaje, Electricaribe es una de las empresas menos queridas en la Costa, en donde sienten que Santos no ha sido capaz de meterla en cintura. Como el uribismo convocó su marcha con el lema “Yo tengo razones para decir no más ¿Cuál es tu razón?”, el llamado de Name parece ser una respuesta a los uribistas.

Evidencia de esa concidencia se puede ver ya en Twitter.

La coincidencia sorprende porque Name no es un senador cualquiera, sino de uno que acaba de ser presidente del Congreso por la coalición de Gobierno.

Por ello, ya se empiezan a despertar suspicacias, como la de un congresista importante de la Unidad Nacional que nos dijo: “No sé a qué juega Name, a lo mejor no está contento con algo en el Gobierno y esta es su forma de expresarlo”.

Consultado al respecto, Name nos dijo que no le pusiéramos “misterio” a su convocatoria, que él tiene las mejores relaciones con el Presidente y que “si no es el 2, que sea otro día, pero tenemos que protestar. Uribistas o no uribistas, estamos sufriendo con el tema eléctrico”.

No es la primera vez que Name termina de alguna manera relacionado con el uribismo. Al igual que casi toda la Unidad Nacional santista (incluyendo al Presidente) fue uribista en el pasado y en 2014, siendo presidente del Congreso, tuvo que salir a aclarar que no lo seguía siendo sino que estaba del lado del Gobierno, luego de que se hundiera un debate de control sobre parapolítica en contra del expresidente Álvaro Uribe.

Domingo, Marzo 20, 2016 - 19:23
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Aunque para la designación de los gerentes de los hospitales en el país tiene que mediar un concurso de méritos que en el papel asegure que los más idóneos son los que van a llegar a dirigirlos, varios intereses políticos ya se están moviendo detrás de esas vacantes en Santander.

Así como la familia Aguilar, con la llegada de Richard Aguilar al ‘Palacio Amarillo’ en 2012 se quedó con esos cargos en el departamento, y en el periodo de Serpa los dirigentes de los hospitales fueron cercanos al Partido Liberal, en esta ocasión la administración de Didier Tavera también estaría moviéndose para poner fichas propias en los hospitales y devolverlos a su partido.

Si bien el concurso está siendo adelantado por la Universidad de Pamplona, cinco fuentes políticas, una de las cuales ha tenido injerencia en el sector de la salud, señalaron que esa no es una prenda de transparencia para la escogencia.

“Hay maneras de influenciar ese tipo de concursos. Solo basta mirar lo que está pasando con las elecciones de contralores y personeros en muchas partes del país para darse cuenta de lo que pasa con los concursos de méritos en muchas ocasiones”, le dijo a La Silla una de esas fuentes.

Aunque la crisis de la red hospitalaria de Santander en diciembre tocó fondo en todo el departamento y hay 19 centros en riesgo financiero, así como cuatro que entraron en un plan de recuperación fiscal que busca evitar que se cierren, los intereses detrás de los hospitales siguen siendo muchos.

Por una parte, manejan multimillonarios presupuestos que pueden invertir bajo un régimen de contratación mucho más laxo y por otra tienen bajo su mando un abultado personal (que se vuelve muy útil en temporada de campaña).

Pese a que la Secretaría de Salud del departamento llegó Claudia Amaya como ficha del senador de Cambio Radical, Bernabé Celis, cuatro fuentes que se mueven en círculos políticos de Santander le dijeron a La Silla que la funcionaria se quedó sin la intervención directa en la coordinación del concurso para seleccionar a los gerentes.

El rol protagónico lo habría tomado Wilson Peña, asesor del despacho de Tavera, quien además de haber sido secretario de salud de Santander en el periodo de Horacio Serpa, está enfrentando cuestionamientos por la contratación de estudios que no sirvieron para la construcción de hospitales en el departamento cuando estaba a cargo de ese despacho.

La Silla conoció que la puja de intereses por los cargos en los hospitales ya pasó por un primer filtro.

Tres fuentes de adentro de Opción Ciudadana, le dijeron a este medio que aunque inicialmente se había planteado la posibilidad de que al grupo de Luis Alberto ‘el Tuerto’ Gil le dieran la gerencia del Hospital Universitario de Santander, ese escenario ya fue completamente descartado.

“Los liberales y específicamente Serpa cerraron todos esos espacios y los tienen completamente acaparados”, señaló una de las fuentes. Las otras dos dieron la misma versión.

Al ser consultado por La Silla, Peña negó que existieran intereses políticos en el proceso, explicó que su función para el caso del concurso es la coordinación de “algunos aspectos” (pero no precisó cuáles), y dijo que el “proceso de selección está blindado”.

Sobre su designación como asesor de Tavera y su cercanía con Serpa indicó que llegó por mérito propio al cargo y que el Senador “no tiene ningún tipo de influencia en el concurso”.

El 31 de marzo se vence el plazo para la salida de los gerentes actuales de los hospitales en todo el país; sin embargo, el concurso para esa fecha no estará completamente listo, por lo que deberán haber nombramientos provisionales

Mientras la crisis hospitalaria sigue latente y trabajadores del sector de la salud, así como estudiantes piden que se prioricen criterios técnicos para los nombramientos, los intereses políticos están llamados a tener peso decisivo en la selección de los gerentes.

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