Una de las consecuencias inmediatas de la fusión que se concretó ayer entre el Partido Verde y el Movimiento Progresistas, la cual fue bautizada como Alianza Verde, es el reacomodo de las fuerzas en el Concejo de Bogotá, que en su mayoría llevan un año y medio haciendo oposición al alcalde Gustavo Petro.
La unión verde-progresista deja al mandatario a partir de hoy con una bancada de 13 integrantes (ocho progresistas y cinco verdes, aunque la curul de José Juan Rodríguez -con medida de aseguramiento por el cartel de la contratación- está vacía por el momento). No es claro aún si a ellos les va a aplicar la ley de bancadas, es decir, la obligación de votar en bloque algunos temas. Pero aún así, los verdes recién fusionados querrán no afectar la nueva alianza que incluye el apoyo a Petro y seguramente le votarán todo, incluyendo al concejal verde Antonio Sanguino quien hasta hace poco era un duro crítico del Alcalde.
Otros que siempre le han votado todo a Petro y por lo tanto también conforman su coalición son los cuatro concejales del Polo, con lo que la mega bancada suma 17 cabildantes.
La Administración también cuenta con otros concejales con los que ya ha hablado y que ya han demostrado simpatía votandole acuerdos al Gobierno: son tres liberales (Horacio Serpa, Germán García y Jorge Salamanca), tres de La U (Severo Correa, Nelly Patricia Mosquera y Felipe Mancera), uno de Cambio Radical (Jorge Lozada) y dos conservadores (Soledad Tamayo y Roger Carrillo).
Si todos se unieran armarían un gran bloque de 26 votos con los que el Gobierno local podría hacer pasar fácilmente cualquier iniciativa, pues el Concejo tiene 45 miembros y se hace mayoría con 23.
Se trata del mejor escenario que ha tenido el Alcalde en el Concejo desde que arrancó su gestión, el cual le cae como anillo al dedo en momentos en los que la Administración prepara proyectos clave como la modernización tributaria, con la que sustentará un cupo de endeudamiento que le fue aprobado.