A un mes y medio de la primera vuelta, el Partido Conservador sigue roto. Mientras los santistas han bajado cabeza, tanto por el riesgo de incurrir en doble militancia como por el bajonazo de la candidatura de Juan Manuel Santos, Marta Lucía Ramírez busca despertar el fervor conservador y ganar el apoyo de más parlamentarios. El Presidente tiene mucha influencia en la bancada al Senado, pero la de la Cámara está mucho más indecisa.
Hasta el momento Ramírez ha logrado que varios congresistas no se vayan a donde Santos, pero la seducción que tiene el Gobierno con presupuestos y cargos sigue pesando mucho, al igual que la decisión sobre la elección de Ramírez como candidata que tiene pendiente el Consejo Nacional Electoral.
En el Senado es donde Santos tiene más fuerza. Como la Unidad Nacional necesita a los azules y como el Gobierno ha privilegiado la relación (y los apoyos burocráticos) a los Senadores, en la bancada azul Santos tiene las de ganar. Ramírez tiene el apoyo de cuatro senadores elegidos, dos de ellos desde antes de las elecciones al Congreso. Y otros senadores han dicho que van a esperar a ver qué dictamina el CNE antes de tomar una decisión, con lo que ganan tiempo y tienden valorizar su apoyo.
Instrucciones: El tamaño de los círculos representa la cantidad de votos de cada congresista. Los azules van con Ramírez, los verdes con Santos y los indecisos no tienen color.
En la Cámara el liderazgo de Santos es menos claro y la mayoría de los que lo apoyan son Representantes que tiene a un Senador como jefe político. Como Santos ha privilegiado las relaciones con algunos senadores, entre la bancada de representantes ha habido molestias desde hace varios meses e incluso se opusieron [1], infructuosamente, a que Roberto Gerlein definiera el nombre del presidente del Banco Agrario. Eso, más la mayor cercanía con las bases azules que en gran medida quieren candidato propio, se refleja en que Ramírez tiene más apoyo.
Así están las cargas: