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Al uribismo le salió la apuesta del transfuguismo. Álvaro Uribe, el Partido de La U y el Partido Conservador fueron los grandes beneficiados de este artículo transitorio de la reforma política. |
Ayer se cerró la puerta del 'voltearepismo' y arrancó el tren parlamentario hacia las elecciones de 2010. Con los tránsfugas que abandonaron a Cambio Radical y a los partidos pequeños para acomodarse en La U y en el conservatismo, Álvaro Uribe se fortalece para llegar con mayorías arrasadoras al Congreso de 2010 y al día del referendo con los congresistas más enfilados que nunca. Estas son las consecuencias del cambio masivo de camisetas:
1. Se concentró el uribismo
El lunes, cuando se cerró este artículo a las ocho de la noche, las cuentas del tranfuguismo daban como ganadores al Partido de La U y al conservador. El primero sumó 13 representantes y siete senadores, y los azules cinco senadores y seis representantes. Lo que quedó fue un concentrado de uribismo. La mayoría de las casi 150 curules que tienen los amigos de Uribe en el Congreso ahora están en manos de dos riendas, Luis Carlos Restrepo y Efraín Cepeda. Los miembros de Cambio Radical que eran reeleccionistas se acomodaron en el redil. Y los congresistas uribistas ya no están dispersos en 10 partidos, en mini-colectividades como Colombia Democrática, Apertura Liberal y Convergencia Ciudadana, sino concentrados bajo un mando unificado. Con la participación de escuderos como Rodrigo Rivera, Roy Barreras, Andrés Felipe Arias y Fabio Valencia, los azules y La U tendrán una estrategia coordinada para sacar gente a las urnas el día del referendo y arrasar en las elecciones de 2010. La técnica de Uribe para las próximas elecciones ya no es “divide y vencerás”, como lo fue en 2006, sino “unidos jamás seremos vencidos”. Al concentrar los votos uribistas en dos partidos asegura que éstos superen el umbral y mantengan su personería jurídica.
2. Menos partidos, más transparencia
Con el cambio de camisetas, ocho partidos están en riesgo de desaparecer, de tal forma que en las elecciones de 2010 habrá una reducción drástica de competidores. Esto va en la misma dirección de la reforma política de 2003, que a largo plazo buscaba que en el panorama político colombiano sólo hubiera seis grandes partidos, cómo máximo. La reducción en las camisetas que podrán usar los candidatos ayuda a la ciudadanía a identificar más fácil por quién votar y con cuál propuesta programática casarse. La diferencia entre gobiernistas y oposición será más clara. Por el lado de la transparencia, entre menos partidos es más fácil para el Consejo Nacional Electoral hacerle seguimiento a la financiación de campañas. Además, la entrega de avales estará concentrada en unas pocas cúpulas, es más fácil aplicar sanciones en caso de que acepten nuevamente parapolíticos en las listas. Sin embargo, que los congresistas se pasen de uno a otro partido también puede ser interpretada como una traición a los votantes. Por ejemplo, cuando los electores votaron por el presidente de la Cámara Édgar Gómez, era parte de Convergencia Ciudadana, que aunque no estaba definido todavía en el uribismo, tampoco hacía parte de la oposición. Pero ahora Gómez hizo el salto al liberalismo y quedó matriculado en una tendencia totalmente distinta contraria a la apuesta de muchos de sus electores.
3. Partidos construidos desde arriba y no desde abajo
La Constitución de 1991 quiso romper con los partidos manejados desde Bogotá que eran los que primaban en el bipartidismo tradicional, pero con el transfuguismo este modelo se revive. Partidos con un claro origen regional como Alas Equipo Colombia, Integración Regional o el Movimiento de Participación Popular fueron abandonados en desbandada y tienden a desaparecer, lo que afecta el surgimiento de nuevos liderazgos. Para elegirse en 2002 y en 2006 el presidente Uribe recogió apoyos de partidos ya formados en distintos departamentos, pero ahora él quiere armar sus propias colectividades. Según el libro 'Parapolítica, la ruta de la expansión paramilitar', de la Fundación Nuevo Arco Iris, la extinción de estos mini-partidos no es tan mala, porque fue con estas agrupaciones frágiles, algunas nacidas en el garaje de algún pueblo, que los 'paras' se unieron para poner sus candidatos en el Congreso.
4. Se calentó lo regional
En departamentos como Valle, Risaralda y Antioquia las peleas internas de los partidos estarán más prendidas que nunca. Con la llegada de los tránsfugas al Partido de La U o a los azules, hay casos en que dos congresistas del mismo partido tendrán que competir por los mismos votos. Este es el caso de la senadora María Isabel Mejía, quien era la gran electora de La U en Risaralda, pero a la que ahora le tocará compartir tarima con Elsa Gladys Cifuentes, una 'voltearepista' que llegó de Cambio Radical. Compitiendo por el mismo caudal, con la misma camiseta, ¿quién tendrá la última palabra en la entrega de avales para fórmulas a la Cámara? ¿Y quién decidirá a qué concejales, candidatos alcaldías y gobernaciones darles el aval en 2011? Aquí los grupos políticos de estas dos senadoras entrarán en controversia. Y esto también pasará en el caso de Roy Barreras, recién llegado de Cambio a La U, quien ahora aspirará al Senado y entrará en directa competencia con Dilian Francisca Toro, que también es 'furibista'. En Antioquia la competencia será entre los conservadores. Los tres senadores recién llegados de Alas Equipo Colombia entrarán a competirle los votos a Alfonso Núñez Lapeira.