Varias personas del círculo presidencial temían que la reelección de Alejandro Ordóñez como Procurador General de la Nación se convirtiera en un obstáculo para el proceso de paz que se adelanta con la guerrilla de las Farc. Ordóñez decidió disipar las dudas y, a través de la señora Ministra de Justicia, provocó una comida con el Presidente de la República, a la que también asistió la Doctora Sandra Morelli, Contralora General, ambas cercanas al Procurador, para que éste le dijera a Santos que no se opondría a las decisiones que hay que tomar si el proceso avanza con éxito.
Santos quedó tranquilo y ahí desistió de la idea de buscar un candidato que diera verdaderamente la pelea en el Senado para evitar la reelección de Ordóñez. La verdad es que con cualquier candidato hubiera sido muy difícil ganarle al Procurador pero el Presidente había contemplado esa posibilidad hasta que el propio Ordóñez hizo saber su disgusto a través de Aurelio Iragorri, Consejero Presidencial que se perfilaba como candidato. Después vino la comida, con la Ministra y la Contralora como garantes y el Presidente decidió confiar en la promesa del Procurador.
No pasaron muchos días para que Ordóñez empezara a destapar sus cartas sobre este tema, las mismas que había mantenido prudentemente tapadas durante la campaña reeleccionista y con las que le había cañado a Santos en la propia Casa de Nariño. Le simuló tener un juego y tenía otro.
Este viernes, en Santa Marta, en el Congreso Ganadero el Procurador terminó ovacionado por los más de 700 asistentes luego de un discurso en el que subió el tono contra el proceso de paz. Sentenció que “este proceso de paz debe terminar, si termina, con el sometimiento”, ya había explicado que se opondría a cualquier posibilidad de indulto o de penas irrisorias que no significaran privación efectiva de la libertad y criticó –sin mencionarlo- al Fiscal Eduardo Montealegre por haber abierto la posibilidad de acordar penas menores en desarrollo del Marco Jurídico para la Paz.
Ordóñez comenzó su intervención repitiendo la frase que había acuñado durante la campaña en la que se describe como un escéptico no hostil del proceso de paz y reconoció que habría que aplicar reglas de justicia transicional, pero el ambiente uribista del Congreso lo fue entusiasmando. Los asistentes habían ovacionado una carta del ex-presidente Uribe en la que hacía duras críticas al proceso y al gobierno de Santos y habían hecho reclamos por el deterioro en materia de seguridad.
Los ganaderos lo interrumpieron para aplaudirlo cuando dijo que no confiaba en el proceso “porque tengo una memoria histórica como la tiene el país porque sabemos qué han hecho las Farc en estos 50 años.
Ahí ya rompió su prudencia, la que conservó -aunque dio algunos avances- en la entrevista que le concedió a Yamit Amat y que se difundirá el próximo lunes. Ante los ganaderos dijo que el proceso de paz debe terminar, si termina, con el sometimiento de la guerrilla, con la entrega de las armas, con la reinserción y no con una constituyente.
El entusiasmo fue en aumento y eso lo llevó a irse contra el alcalde de Bogotá, su antiguo elector para la Procuraduría, al prometer que impedirá que se repita ‘el síndrome Petro Plazas Vega’.
“Ni la sociedad, ni los militares, ni nadie admitiría, que esos militares que fueron como defensores de nuestra patria, de nuestra honra y de nuestros bienes se enfrenten ante este panorama en el que terminan pagando penas de hasta 60 años, frente a penas irrisorias como las otorgadas a miembros de grupos armados al margen de la ley”, dijo el Procurador mientras el público aplaudía.
Se acabó la campaña, se acabó la prudencia. Ordóñez será una piedra en el zapato si el proceso de paz avanza, él –como lo dijo en Santa Marta- no cree en un proceso de paz sino en uno de sometimiento por eso auguró que el proceso de La Habana se puede convertir en una nueva fuente de confrontación y en el tono amenazante que lo caracteriza dijo que estaría vigilante.
El Presidente Santos y los miembros de la Unidad Nacional no valoraron adecuadamente el papel de la Procuraduría, que no es para repartir unos puestos o sancionar a unos funcionarios, sino para expresar los valores y principios de la sociedad. Ordóñez sabía que su posición sobre el proceso de paz preocupaba al Presidente, por eso la ocultó durante la campaña y solo empezó a develarla dos días después de su elección. La insistencia del Procurador en afirmarle al Presidente en la cena que le ofreció que no se opondría al proceso de paz debió ser un síntoma de alarma y no de tranquilidad.
PS: Con el aire triunfalista con el que el Procurador recibió su reelección en el Senado, dijo una frase que celebró mucho: “la opinión pública no es la publicada” para desestimar las críticas que se le hacían desde los medios de comunicación. Tiene razón Ordóñez, en su caso la opinión pública es bastante peor que la publicada, la encuesta de RCN y Semana tiene estos datos:
¿Usted confía o no en que la Procuraduría está haciendo las cosas correctas? No confía 57%, sí confía 36%
Tiene una imagen favorable o desfavorable del Procurador Ordóñez: Desfavorable 43% Favorable 31%
¿Usted cree que el Procurador Ordóñez debería ser reelegido? No. 54%, Sí 20%. En San Andrés el dato es: No 73%, Sí 15%