
El gobierno de Álvaro Uribe, que ha invertido miles de millones de pesos en programas para aliviar la pobreza como Familias en Acción y Red Juntos, carece hoy de un instrumento objetivo para medir la efectividad de estas políticas ya que desde hace dos años nadie puede decir con certeza si el número real de pobres ha aumentado o disminuído.
Se sabe que de 2002 a 2006, la pobreza cayó de 56 por ciento a 45 por ciento. La indigencia del 18 por ciento al 11 por ciento. De ahí para adelante, el indicador de pobreza es un misterio.
A mediados del 2006, el DANE cambió la metodología para medir la pobreza y desde entonces el país se quedó sin brújula para evaluar si las políticas económicas están ayudando a los colombianos a mejorar sus ingresos y a reducir la brecha entre ricos y pobres.
Ernesto Rojas Morales, el anterior director del DANE, en un arranque de independencia y con el objetivo de mejorar la información y ahorrar costos decidió en el 2006 amarrar varias encuestas como la de Hogares y Calidad de Vida en una sola que denominó la Gran Encuesta. Es lo que los expertos llaman una ‘encuesta portaviones’ que toma variables comunes como el empleo, el ingreso y las une en una sóla medida.
Para ello, realizó varios cambios en la metodología: amplió la muestra; triplicó las preguntas del formulario; cambió el informante: si antes cualquier miembro de familia podía responder sobre todo su grupo, ahora lo tenía que hacer cada persona individualmente; y cambió el método de recolección en papel por un dispositivo electrónico que generaba cierta desconfianza entre los encuestados.
Como resultado de estas ‘mejoras’, de un mes a otro apareció una pérdida de un millón doscientos mil empleos en el 2006, un fenómeno casi imposible cuando la economía crece al siete por ciento.
Con el Presidente Uribe presionando por una respuesta para el súbito aumento del desempleo, Planeación Nacional contrató una encuesta paralela liderada por el Departamento de Estadísticas de EE.UU. (Bureau Census) y con participación de la Cepal que demostró que el cambio de la metodología realizado por Rojas había contaminado todos los indicadores. Rojas pensó en ese momento que no había realizado un verdadero cambio metodológico. Los datos laborales y de pobreza arrojados por la Gran Encuesta ya no eran comparables con los de años anteriores. Y lo que era peor: no se realizó paralelamente la encuesta antigua para mantener la comparación con años anteriores.

Las implicaciones
La medida de pobreza es una metodología que mide el ingreso mínimo por debajo del cual se considera que alguien es pobre. Es una metodología que ya no se usa en los países desarrollados porque medir ingresos es prácticamente imposible: la gente suele mentir acerca de su salario y tampoco sabe con certeza cuánto ganan los familiares. Además con cambiar la línea base de pobreza en tan solo 10 mil pesos cambia drásticamente el porcentaje de los menos favorecidos.
Por eso, en países como Estados Unidos se utiliza en cambio una medida de consumo. Pero una encuesta de consumo bien hecha dura un año en recolectarse y cuesta mucho.
Para lo que sí sirve el indicador de pobreza es para medir tendencias. Si en 10 años no baja, algo está funcionando mal y el gobierno tiene que ajustar sus políticas. Usualmente los economistas de izquierda proponen aumentar los subsidios a los empleados, mientras que los más ortodoxos sugieren aliviarle a los empresarios las cargas parafiscales.
Investigadores económicos dijeron a la Silla Vacía que los estudios sobre el mercado laboral también se paralizaron pues el DANE decidió no volver a soltar las encuestas que son la base de la investigación económica. El DANE explicó que si hacen los trámites correspondientes y explican para qué los quieren la entidad da los datos.
En enero de 2009, el gobierno convocó a varios expertos colombianos y extranjeros con la difícil misión de reconstruir lo sucedido desde el 2006 y tener así información histórica comparativa. Los de la Misión ya saben qué está pasando con la tasa de empleo y reconocen que el DANE ha aprendido a manejar mejor la Gran Encuesta y que esta se ha ido estabilizando.
Sin embargo, posiblemente se demoren hasta junio en obtener el indicador de pobreza. El dato llegará justo cuando el ciudadano del común comience a asimilar los efectos de la crisis económica.