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"Es una mentira vendida como verdad que los bajos salarios generan empleo"
Por: Juanita León, Sáb, 2011-01-15 23:26

Angelino Garzón es una de las personas más interesantes del gabinete de Juan Manuel Santos. Con un origen social e ideológico diferente al de la mayoría de sus coequiperos, Garzón también aporta al grupo una visión más política y menos técnica, y más cercana a otros sectores sociales.
Fotos: Sara Rojas

Angelino Garzón tuvo la mala suerte de sufrir un infarto tan pronto se posesionó, lo cual lo sacó del diseño inicial del Gobierno de Juan Manuel Santos. Iba a tener bajo su cargo la relación con las regiones, pero el Consejero para las Regiones terminó asumiendo esas funciones; iba a asumir la vocería del tema de víctimas, pero Germán Vargas Lleras llevó la voz cantante en el tema; iba a jugar un importante rol internacional, pero el presidente y la Canciller en unas pocas semanas redefinieron el juego con los vecinos. Angelino Garzón quedó descolocado.

Sin embargo, poco a poco, Garzón ha comenzado a abrir su propio espacio dentro del Gobierno. No es fácil porque está a cargo de programas tan diversos como la Lucha Contra la Corrpución hasta coordinar el Comité del Mundial Sub-20. En líneas generales, coordina todos los programas de minorías: indígenas, afrocolombianos, equidad de género, víctimas de minas antipersonal, comunidades lgbt. Pero su función más importante es la de ser el responsable de la política de promoción y respeto de los derechos humanos y de promover un ‘diálogo social’ con los sectores sociales. Si se aprueba la Ley de Víctimas tendrá además la titánica tarea de coordinar la implementación de la ley.

Aunque solo recientemente apareció en los medios con la discusión del salario mínimo, Garzón usa su poder como vicepresidente. Sentó el viernes pasado a todos los altos mandos militares, al Ministro y al Viceministro de Defensa con las ONG más duras de derechos humanos a dialogar durante toda una mañana, algo que no se había logrado en ocho años. También ha movido ciertos hilos en las elecciones del Valle y algunos dicen que está formando su propia corriente dentro de la Unidad Nacional.

La Silla Vacía lo entrevistó el viernes pasado en su despacho. Es un hombre tranquilo y amable, con absoluto control de sí mismo, que no dice ni una palabra que no quiera decir. Un mal entrevistado.

La Silla Vacía: Cuando Santos lo escogió a usted, mucha gente se alegró y otra se asustó. Pero luego de su infarto, usted pareció desaparecer. Ahora resurgió con la discusión del salario mínimo. ¿Fueron estos meses para reposicionarse dentro del gobierno?

Angelino Garzón: No es cierto, volví a aparecer desde el 22 de agosto y desde entonces he cumplido con todas mis responsabilidades.

LSV : Entre sus funciones está la de lograr la aprobación del TLC. Usted se reunió esta semana con congresistas de Estados Unidos para discutir el tratado, que parece tener un nuevo momentum. ¿De 1 a 10, qué probabilidad le ve al TLC de salir adelante este año?

Garzón: Esta mañana me reuní con el representante democráta Sander Levin y el presidente Juan Manuel Santos estuvo reunido con el senador McCain. A finales de noviembre, en el marco del Foro de la Competitividad por América, me reuní con el Secretario de Comercio de Estados Unidos. Aspiramos que el Congreso de Estados Unidos apruebe el TLC este año. Pero obviamente hemos sido reiterativos, que estamos en una política de firma de acuerdos, tratados y convenios con todos los países del mundo, a partir de que esos acuerdos son un gana-gana.

¿Sí le convendría a Colombia un TLC cuando se ha avanzado tan poco en la agenda interna?

Es un gana-gana. En los últimos tres años, los exportadores de granos de E.U. han dejado de exportar a Colombia cerca de 800 millones de dólares, porque los estamos importando de Brasil, de Bolivia y de Canadá. Una vez entre en plena vigencia el tratado con el Canadá, que aspiramos sea en el primer semestre de este año, es probable que las exportaciones de Estados Unidos hacia Colombia se bajen todavía más. Tenemos una ruta definida: relaciones comerciales con todos los países del mundo. Si en un país no funcionan los negocios van a funcionar con otros países. Con la no aprobación del TLC, han perdido más los E.U. que Colombia.

 

 

 

 

  El Tratado de Libre Comercio le sirve al gobierno y al pueblo de Estados Unidos y le sirve al pueblo y al gobierno colombiano”– Angelino Garzón

 

 

 

 

A raíz del atentado y de las declaraciones de Alfonso Cano, usted dijo que este año derrotaríamos a las Farc. Es lo mismo que dicen los presidentes y los ministros de defensa todos los años. Que lo dijera usted, que los conoce mejor, sorprendió. ¿De verdad lo cree?

No he dicho eso. Dije que en la medida en que asesina niños, agrede a la población civil, secuestra y desarrolla actividades criminales como el terrorismo y las minas antipersonal, ya perdió la guerra.

¿Qué significaría derrotar a las Farc?

Ya se autoderrotó, porque asesina niños, agrede a la población civil, secuestra, ha hecho prácticas fascistas contra los secuestrados, viola las normas del derecho internacional humanitario con acciones terroristas.

¿Está esperando el Gobierno un modelo de rendición estilo el de la ETA por parte de las Farc?

Hemos reiterado que las puertas de la paz no están cerradas, pero mientras la guerrilla no ponga en libertad sin condiciones a todos los secuestrados, no ponga fin a la práctica del secuestro, no deje a los niños que han reclutado, y no tome la decisión mas revolucionaria, que es entender que el pueblo colombiano no quiere más violencia, al gobierno le toca luchar todos los días, militar, judicial y políticamente contra todos los grupos armados ilegales.

Usted que conoce a Cano y a Catatumbo, ¿los ve siguiendo ese camino de mostrar hechos de paz?

Hasta ahora lo que veo son palabras y acciones a favor de la violencia y en contra de la población civil y el Estado colombiano; no veo ninguna manifestación real y sincera de comprometerse con un camino de no violencia en el país. Le reitero, no bastan las palabras, se necesitan hechos.

A veces parece que en Colombia hubiera terminado el conflicto armado. Incluso en el Plan de Desarrollo no hablan tanto de seguridad como de la paz.

No. Nosotros tenemos una política de Seguridad Democrática muy serio tanto para lo rural como para lo urbano. Hemos avanzado enormemente en la solución del conflicto, pero estos grupos todavía tienen capacidad de hacer daño. Esto se puede asimilar como remar contra la corriente, si paramos retrocedemos. Es una lucha militar, judicial y poítica permantente contra los grupos armados ilegales.

¿Cómo es la lucha política?

La criminalidad organizada, como la corrupción y la impunidad, son contrarios a la vida democrática. La corrupción ha terminado siendo el principal aliado de los grupos ilegales. Donde hay corrupción hay presencia de grupos ilegales, cada vez van más de la mano.

¿En el escándalo de los Nule también están involucrados los grupos armados?

Hay que esperar qué concluye la justicia en ese caso. Pero si profundiza en los grandes hechos de corrupción, va encontrando ahí la actividad de los grupos armados ilegales.
 

Los derechos sindicales

Cambiando de tema al salario mínimo, usted dijo que el 3 por ciento era muy poquito pero no se comprometió con una cifra que le pareciera justa. ¿Quedó conforme con la decisión del Presidente de dejar el salario mínimo en el 4 por ciento?

Me parece que el Presidente con la promulgación del decreto incrementando el salario mínimo en el 4 por ciento envió un mensaje muy positivo a los trabajadores y al país. Escuchó la voz de los trabajadores, y tuvo la grandeza de rectificar su propia decisión. Y sentó el precedente que el incremento del salario siempre debe ser por encima de la inflación causada.

En todo caso,  nuevamente fracasó el espacio de concertación del salario mínimo. Ahí salieron los gremios a protestar.

El problema no es el mecanismo de concertación ni la ley, es la falta de voluntad política, la ausencia de una cultura de diálogo social y de construir acuerdos a partir de ese diálogo social. Es muy difícil consolidar a Colombia como un país altamente productivo, si no hay políticas de empleo dignas. Es una mentira vendida como verdad  que los bajos salarios generan empleo. El cuento de una democracia no es que dos o tres puedan vivir mejor, sino que todos puedan vivir mejor.

Usted fue el primer mandatario que reconoció públicamente que en el país existía la violencia contra los sindicalistas por ser sindicalistas. ¿Cómo se traducirá eso en hechos?

Así como los empresarios tienen derecho a fortalecer sus empresas, a generar utilidades, y a que el Estado contribuya con sus negocios, los trabajadores tienen derecho a sindicalizarse, a presentar peticiones, a que sus peticiones sean negociadas, a firmar acuerdos colectivos, a la protesta social y a no ser perseguidos. Tenemos que condenar enfáticamente cualquier crimen que conspire contra las libertades sindicales.

En tal sentido, lo que estamos pidiendo es que haya pronta justicia. Por eso, el mensaje que le dirigió el presidente Santos a la nueva Fiscal el día de su posesión es que cuente con todo el repaldo del gobierno en la lucha contra la impunidad. Defendemos el sindicalismo como una institución de la democracia así como defendemos el sector empresarial como una institución de la democracia. Estamos dispuestos a acusar a cualquier empresario que viole los derechos sindicales.

 

La política

Usted trabajó con Uribe y ahora con Santos. ¿Ve a Santos como un heredero de Uribe?

El presidente Juan Manuel Santos como yo tenemos una especial estimación y admiración por el presidente Álvaro Uribe. Yo creo que Juan Manuel Santos se ve mas como una persona respetuosa de lo que fue el Gobierno de Álvaro Uribe y muy convencida de que hay que darle continuidad a todas las políticas positivas de Álvaro Uribe.

¿Ve posible una coexistencia entre el uribismo y el santismo?

Soy Vicepresidente y debo ser prudente con la lengua en los temas relacionados con las próximas elecciones. El gobierno le dará garantías a todos los partidos y movimientos políticos en las próximas elecciones.

¿Cree que Santos sí será recordado como un traidor a su clase?

Juan Manuel tiene una serie de anotaciones que tienen que ver mucho con una personalidad muy bogotana. Yo creo que lo más importante es que quiere ser fiel a los compromisos que asumimos en la campaña y a lo que ha sido su trayectoria de vida, que tiene como característica que ha sido una persona correcta, transparente, que ha hecho bien su actividad pública. Y que tiene muy claro la importancia del buen gobierno.

Santos parece querer complacer a todo el mundo: a los mamos y a los mineros; a los empresarios y a los sindicatos; a los gringos y a Chávez. ¿Cree que eso será posible?

Es que gobernar es estar al servicio del bien común. Los gobernantes sufrimos presiones de todos los sectores de la sociedad, las presiones de los intereses particulares. El éxito de un gobierno es encontrar un punto de equilibrio de esos intereses particulares para el bien común.

Pero a veces toca poner bravo a alguien. Por ejemplo, ahora que usted coordina la nueva dirección para afrocolombianos e indígenas, ¿cómo ve el rol que ellos van a jugar frente a las locomotoras de vivienda, infraestructura y minería?

Es que el desarrollo económico no significa pasar por encima de los derechos de las personas. Los pueblos indígenas y afro tienen derechos en la Constitución, entre ellos, la consulta previa. No se pueden tomar decisiones que terminen afectando los derechos de los pueblos indígenas y afro.

 

 

 

 


Estamos dispuestos a acusar a cualquier empresario que viole los derechos sindicales.”– Angelino Garzón

Usted es el primer vicepresidente que es realmente un político.

No, los otros eran mas políticos que yo. No creo en los personajes que se declaran técnicos o antipolíticos, con nadadito de perro venden una imagen. Toda persona que aspira a un cargo de elección popular es un gran político.

Quizás es más acertado decir que usted es el primer Vicepresidente con una agenda política propia. Se dice que las elecciones en el Valle se aplazaron por presión suya para que siga Lourido, su protegido. ¿Tuvo algo que ver?

Al doctor Francisco Lourido lo designaron como gobernador encargadp el presidente Álvaro Uribe y el ministro Fabio Valencia Cossio. Ni Juan Manuel Santos ni yo estabamos en el gobierno. El presidente Juan Manuel Santos tomó la decisión en octubre de convocar elecciones atípicas el 23 de enero y fue una decisión que tomó libre y soberanamente con el Ministro Germán Vargas Lleras. Y luego los dos tomaron la decisión, libre y soberana, de suspender esas elecciones. Entre otras razones, porque los esfuerzos fiscales deben estar dirigidos hacia la solidaridad con los damnificados por la ola invernal.

Como Vicepresidente tengo que manejar las relaciones interinstitucionales, mas allá de si votaron o no por nosotros. En el caso de Lourido somos amigos personales; él era presidente de la Sociedad de Agricultores en el Valle y su esposa era la vicerrectora científica de la Universidad del Valle y sigue siéndolo. Tenemos una relación de amistad con ambos, pero lo que priman son las relaciones interinstitucionales.

Usted no viene de los Andes, ni de una familia tradicional como la mayoría de sus compañeros de gabinete. ¿Qué sectores representa dentro del gobierno? ¿Y cree que ellos se sienten representados?

Nosotros partimos de un acuerdo con Juan Manuel Santos, que fue un acuerdo personal, sin intermediarios el 7 de marzo. Aceptamos trabajar juntos para ser elegido él Presidente y yo Vicepresidente, a sabiendas de que tenemos origenes sociales y políticos diferentes. Somos convencidos de la unidad en la diferencia. No nos lo creían en la campaña. Pero en la práctica de gobernar, mucha gente que ni siquiera votó por nosotros está en el gobierno y está trabajando bien porque creemos en un gobierno de unidad nacional. Trabajaré también la importancia del diálogo social del Gobierno con diferentes sectores de la sociedad. Trabajamos el principio de que una democracia tiene sentido si primero son los seres humanos. Esta es mi agenda y también la del gobierno.

Usted se salvó de morir de un infarto. ¿Para qué esa segunda oportunidad?

Yo tengo una ruta que he definido en mi vida. Si compara lo que digo en derechos humanos, de construcción de una cultura democrática, con lo que dije el 15 de febrero de 1991 en el primer discurso de la Asamblea Constituyente encontrará una gran coincidencia. Yo tengo una ruta definida y esa ruta no la voy a cambiar. Dentro de esa ruta se tienen que respetar los derechos humanos. ¿Y qué son los derechos humanos? Son los derechos de todos los seres humanos a vivir mejor, en tranquilidad y en paz. No son los derechos de unas cuantas personas.

 

 

 

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