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Mil buses menos en la Carrera Séptima: ¿Un gesto de los transportadores o un mecanismo de presión?
Por: , Lun, 2009-05-18 18:00

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La única forma de saber qué impacto puede tener la medida de sacar los 1.170 buses de la Séptima es que los transportadores digan desde cuándo y cuáles buses son los que salen, para así poder hacer conteos, mediciones de polución y de tráfico en los barrios que rodean el corredor.

Hace tres semanas los bogotanos tuvieron la buena noticia de que saldrían más de mil buses de la carrera Séptima. Sin embargo, detrás de ese anuncio existen intenciones que van más allá del simple gesto voluntario de los transportadores: le apuestan a estar bien parados para negociar duro cuando entre en funcionamiento el Sistema Integrado de Transporte Público (SITP) que licitará la operación de todas las rutas en Bogotá.

Marco Tulio Gutiérrez, presidente de la Confederación Nacional de Transporte Urbano (Conaltur), le explicó a La Silla Vacía que el retiro de 1.170 buses, 31 rutas y tres empresas operadoras de transporte público de este importante corredor bogotano fue un gesto de buena voluntad de los transportadores concertado con la Alcaldía, pero que aún no han decidido cuáles buses y qué rutas son las que desaparecerán. Tampoco hay fecha para la salida de los buses. “Eso le corresponde decirlo a la Alcaldía”, respondió Gutiérrez.

Aunque el retiro del 20 por ciento de los buses que entran y salen a diario de la Séptima desde la calle 19 hasta la calle 191 fue anunciado el 29 de abril, aún la Alcaldía no sabe con certeza los números de los buses, ni las rutas asignadas ni la verdadera operatividad de los automóviles que dejarán de circular. Por eso varios expertos temen que sean buses que ya ni siquiera operan debido a la sobreoferta que existe en el corredor.

Ante la poca claridad que existe sobre cómo fue la negociación entre los transportadores y la Alcaldía, hay dos teorías. La primera, sobre la cual la Silla Vacía no encontró evidencias, es que la salida de los buses de la Séptima es producto de algún pacto frente al tema de sus multas atrasadas y de los dineros que aún no transfieren al fondo de reposición vehicular (chatarrización). La segunda, es que los transportadores ofrecieron retirar ahora esos buses para presionar beneficios futuros.

Ricardo Montezuma, experto en movilidad sostenible y director de la Fundación Ciudad Humana, sostiene que la decisión de los transportadores efectivamente es un mecanismo de presión al Distrito. “Para cuando saquen a licitación las rutas, mostrar que ellos han hecho esfuerzos voluntarios que deben ser reconocidos”.

En la misma orilla, el experto en temas urbanos, Juan Pablo Bocarejo, le dijo a La Silla Vacía que este tipo de “salidas mediáticas les servirán a los transportadores como caballito de batalla para que cuando hagan todos sus ajustes tecnológicos (como lo de la tarjeta electrónica de pago) y retiren los buses, puedan sacar en cara esas inversiones frente al nuevo SITP”.

El experto en temas urbanos y blogger de la Silla Vacía, Juan Carlos Flórez, dijo que el anuncio de la retirada de los buses, además de ser una movida puntual que no viene de un proceso serio ni de un estudio especializado del tema de movilidad en Bogotá, es una decisión que traslada el problema a otras zonas de la ciudad. “Es más un gesto publicitario ante el retraso de las dos administraciones del Polo frente a la puesta en marcha del SITP”, afirmó. “El Polo Democrático es prisionero de los transportadores que movilizan sus votos el día de las elecciones”.

Es cierto que la entrada en operación del SITP está demorada. Esta administración más allá de anunciar la financiación asegurada del sistema y un metro que suena desde la campaña, no ha dicho nada sobre los paraderos fijos, los buses de un solo color, las nuevas troncales, rutas horizontales y transversales ni sobre transbordos para evitar el sistema “espagueti” que hace que todas las rutas de Bogotá pasen por todas las calles de la ciudad. Es decir, el SITP está en pañales.

Por eso el concejal de Cambio Radical Carlos Fernando Galán pidió explicaciones al Alcalde. Galán dice que si bien el sorpresivo anuncio de la salida de los buses de la Séptima parece un paso adelante a la solución de los problemas de movilidad, Samuel Moreno debe aclarar qué relación tiene este acuerdo con el SITP. “Si este es el inicio de ese Sistema debería estar integrado con Transmilenio y con las ocho cuencas que plantea el Plan Maestro de Movilidad”, dijo Galán. “De lo contrario, le estaríamos entregando la Séptima a los transportadores y sacándola de la integración que todavía esta esperando la ciudad”, dijo el concejal en una carta enviada al alcalde Moreno.

Opinan los vecinos

 

Mauricio Rico, gerente de proyectos de Corposéptima -una de las asociaciones de vecinos más representativas- agregó que no saben si los buses que salen son 1.170 de los que transitan por toda la Séptima o de los que sólo aparecen por un par de cuadras y se van. “El número podría ser muy bajo si tenemos en cuenta que hay estudios en los que se propone que la operación de transporte público por la carrera Séptima se haga con tan solo 1.000 buses”.

Rico se refiere a una propuesta hecha por Probogotá, uno de los cuatro grupos que aglutinan los transportadores de la ciudad, que estima que con 4.000 ó 5.000 buses en la Séptima, el negocio puede no ser viable.

El presidente de Conaltur está de acuerdo que para operar sólo la Séptima se necesitarían menos de mil buses. “Pero hay que tener en cuenta que no todos los que trabajan en la Séptima viven sobre ella. ¿Qué pasaría con los que vienen de Fontibón, Usme, Ciudad Bolívar, Kennedy… que al fin y al cabo son los que tienen que llegar a la Séptima a trabajar?”, dijo Gutiérrez.

Para él esta decisión unilateral no esconde ninguna intención rara. Es una forma de vincularse con los proyectos de movilidad de la ciudad y hacer parte de las soluciones sin esperar que al final les tengan que decir qué hacer. Aclara, eso sí, que si bien la decisión de la retirada ya fue tomada por parte de los operadores de las rutas, ellos esperan que todo se haga dentro de un programa macro liderado por la Secretaría de Movilidad (seguramente el lento SITP).

En conclusión, por ahora fuera del anuncio con bombos y platillos del retiro de los buses no hay acciones concretas para que la Carrera Séptima vuelva a ser un sito ameno por el cual circular.

 

 


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