Belisario Betancur pintaba palomas blancas y hablaba de paz como parte de su propuesta de gobierno. Con ese discurso, pocos imaginaron que como Presidente tendría que enfrentar uno de los actos más barbáricos del siglo anterior en nuestro país y que la solución no llegaría de la mano de la negociación, sino de la fuerza.
El 6 de noviembre de 1985, un comando del M-19 se tomó la sede del Palacio de Justicia en Bogotá y retuvo cerca de 350 personas como rehenes, entre magistrados, consejeros de Estado, servidores judiciales, empleados y visitantes. La acción se prolongó por más de 24 horas y, dada la reacción del Ejército y la Policía, se convirtió en una verdadera batalla en medio del centro de la ciudad.
El 7 de noviembre, cuando las llamadas “toma” y “retoma” culminaron, 11 magistrados y por lo menos otras 80 personas habían perdido la vida. Igual, 11 más se reportaron como desaparecidas y aún hoy sus familias luchan por conocer la verdad y porque los responsables de sus desaparición y muerte sean castigados.
Aunque este hecho en sí mismo es imborrable para la memoria nacional, tras 25 años de su ocurrencia, hemos decidido incluir en este Museo la imagen del Palacio en llamas, símbolo de esta tragedia en la que dicen que el Presidente Betancur fue un simple espectador. Pero también la del edificio anterior, que irónicamente fue incendiado el 9 de abril de 1948, tras el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán.
Por ser iconos de un país que ha visto al poder judicial consumido dos veces por las llamas en menos de un siglo, rescatamos las imágenes del edificio diseñado en 1920 por Pablo de la Cruz (quemado en El Bogotazo) y de la edificación que lo reemplazó en la década del 60, obra del arquitecto Roberto Londoño, que fue demolido tras los hechos de 1985.