La imaginación de los narcos no tiene límites, y desde siempre han tenido una relación íntima con el bisturí y las cirugías plásticas, no sólo para transformar a las mujeres y reconstruirlas a su gusto, sino para transformarse a sí mismos y convertirse en indetectables.
Tal vez el caso más conocido de transformaciones físicas para evadir la justicia, es el de Juan Carlos Ramírez Abadía, mejor conocido como "Chupeta", de quien se dice que se sometió por lo menos a seis cirugías plásticas para cambiar su rostro. En 2007, cuando fue capturado en un impresionante operativo para dar con una gran red de lavadores de dinero en Sao Paulo, las autoridades brasileras no sabían que habían capturado a uno de los narcos colombianos más buscados en el mundo. "Chupeta" se hizo dos cirugías de nariz, se ensanchó la quijada, se partió el mentón y los párpados, se agrandó los pómulos y se estiró la frente, logrando cambiar completamente su apariencia. Al ser detenido, las autoridades colombianas sólo lograron confirmar su identidad por su voz y sus huellas dactilares.
Otro de los casos más sonados de capos operados es Carlos Alberto Rentería. Alias "Beto", el último gran capo del cartel del norte del valle. Para dificultar su captura, Rentería se agrandó los pómulos, se operó la frente para hacer más fuertes las líneas del ceño, se puso gafas, se agrandó la nariz, y se puso implantes en las cejas para poblarlas más. A pesar de los cambios físicos a los que se sometió durante una década, cayó en Venezuela en julio de 2010, y posteriormente el 13 de julio de 2010 fue extraditado a los Estados Unidos.
Jorge Luis Ochoa, uno de los miembros del temido clan de los Ochoa del Cartel de Medellín, fue capturado por primera vez en Madrid en 1984, después de empezar a levantar sospechas entre los banqueros españoles por los miles de dólares que depositaban en sus cuentas. Ochoa, quien usaba el nombre de Moisés Moreno Miranda fue denunciado por un banquero madrileño, quien lo reconoció por la obesidad característica de los Ochoa pero no por las fotografías que tenía, pues había cambiado sus rasgos con varias cirugías plásticas. Ochoa fue dejado en libertad tiempo después de su captura en Madrid, recapturado en 1987 en Colombia pero liberado 27 días después, y finalmente se entregó a la justicia colombiana en 1991 momento en que cumplió una condena de 8 años y 4 meses. El 5 de julio de 1996 fue dado en libertad tras cumplir una condena de cinco años y cinco meses.
En agosto de 2012 cayó "El Flaco", jefe de la banda criminal los Urabeños, quien a pesar de sus cirugías fue delatado por un lío de faldas y más precisamente por su mascota. "El Flaco" fue delatado por su amante y finalmente capturado en Honduras. Las autoridades no pudieron reconocerlo físicamente por las cirugías a las que se había sometido, pero su mascota, un pequeño perro que nunca desamparaba, fue lo que finalmente lo delató.