Desde la Cumbre de las Américas, el Gobierno anunció que Barack Obama ha dado “instrucciones” a su representante comercial Ron Kirk para empezar a dialogar sobre la aprobación del Tratado de Libre Comercio. ¿Le conviene a Colombia insistir este año en que Estados Unidos apruebe el tratado?
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Es cierto que el presidente Obama le pidió a Ron Kirk de adelantar un diálogo con el gobierno de Colombia sobre el TLC. Lo interesante es como la noticia es reportada por la mayoría de los medios colombianos. Se hace intender que Obama cambió su posición crítica frente al TLC. Pero eso no es cierto. Cuando hace unas semanas el ministro Bermúdez estuvo en Washington, los mas altos niveles de la política estadounidense (gobierno y congreso) le expresaron que el escepticismo frente al TLC permanece y es de substancia. El diálogo sobre el TLC va a dar a la administración de Obama la oportunidad de plantear el tema de los derechos de los trabajadores y de los asesinados de sindicalistas. Colombia sigue siendo un amigo y un aliado importante para EE.UU. Pero a los amigo uno exige más.
Senadora, Movimiento MIRA
El Gobierno del Presidente Uribe debería buscar un plan B para mejorar sus relaciones con los Estados Unidos y dejar que sea el Gobierno norteamericano el que tome la iniciativa si va a estudiar y aprobar el TLC con Colombia, ya que el lobby desatado por empresarios y congresistas nacionales para convencer a los Demócratas del Congreso Americano, lo que ha generado es una mayor resistencia.
Para el Gobierno del Presidente Obama, ahora pesa más en su agenda el tema de la crisis financiera mundial, por lo que no se puede descartar incluso hasta una nueva negociación.
Profesora, Universidad Externado
Es una pésima noticia. Revivir el TLC no le ofrece a Colombia perspectiva de desarrollo ni crea empleo; menos ahora, cuando más se necesita. El TLC le da todas las ventajas a U.S.A y a nosotros nos las hurta todas. Nuestros productos industriales entran ya con bajos aranceles o sin ellos al mercado gringo. Lo que pasa es que no competimos allá con la China. En agricultura, ellos la protegen con celo. En cambio nos obligan a bajar aranceles en productos de nuestra industria incipiente. Y nos eliminan la cláusula de reserva para caso de emergencia, crisis, o simplemente, para proteger los renglones estratégicos de nuestra industrialización posible. La ley del embudo, pues. ¿Por qué insistirá Uribe en consumar esta hecatombe?