Con el reciente secuestro por parte de las Farc de dos policías en el Valle y un soldado en Nariño, aumentaron las voces que cuestionan la legitimidad de dialogar en Cuba con esa guerrilla mientras las hostilidades continúen. Esa controversia aumentó aún más con el asesinato de tres policías en La Guajira, que las autoridades atribuyeron a las Farc y cuyas fotos publicó el ex presidente Álvaro Uribe en su cuenta de Twitter. Dado que se decidió negociar en medio del conflicto, ¿cree que los hechos violentos que suceden por fuera de las negociaciones en La Habana deberían afectar el curso de la mesa?
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Concejal de Bogotá, Independiente
El gobierno ha pretendido la cuadratura del círculo, hacer la paz, defendiendo la legitimidad de la guerra. Confundió firmeza militar con retórica guerrerista. No hizo ninguna pedagogía para aclimatar las negociaciones y así, contra toda lógica, le dio oxígeno al discurso confrontacionista del uribismo. Si Santos no da un giro radical, se quedará sin la paz y sin la reelección.
Coordinador, Campaña Colombiana contra Minas
Es tan claro, que Humberto de la Calle, jefe de delegación de Gobierno, fijó posición contrariando lo dicho: Los temas del conflicto no se hablaran en la mesa.
Por más que la Habana sea diferente a Colombia, lo que pase en Colombia afectará la mesa e igual, si la mesa no produce noticia positiva afecta el ánimo en Colombia.
¿Resistira la mesa a un ritmo de cinco miembros de FFAA muertos por día? ¿A un ritmo de 37 víctimas de minas por mes?, ¿A 3 retenidos o 5 secuestrados civiles por mes?, ¿A un comandante guerrillero bombardeado por mes? Lo dudo.
A Noviembre, fecha límite para la paz -como han dicho-, las cuentas del terror de seguir así, serían:
400 muertos por minas.
50 secuestrados civiles
30 soldados y polícias retenidos
50 integrantes de FFAA muertos
10 comandantes FARC muertos. Rasos no cuentan.
Muchos titulares, vidas y pptos perdidos que, -en fin de cuentas-, no han importado por 60 años a los carroñeros del poder.
Esto sin contar miedo, desplazamientos, viudas. etc. CESE YA
Profesor de filosofía, Universidad de los Andes
El marco del acuerdo que regula las conversaciones decidió que se buscaría la paz en medio de la guerra. Así que, en principio, lo que sucede por fuera de la mesa no debería afectar el buen curso de la negociación.
Es más, la presión de la guerra puede ser una motivación adicional para acabar cuanto antes la guerra, por la responsabilidad moral que tienen los negociantes. Lo que sucede por fuera, en definitiva, ejercería más bien una presión moral para la pronta consecución de la paz.