Este sábado termina la primera legislatura de este Congreso y en ese tiempo se han discutido temas gruesos como el Equilibrio de Poderes, el Fuero Penal Militar o El Plan Nacional de Desarrollo. También llegaron nuevos jugadores, partidos y fuerzas políticas.
¿Mejoró este Congreso?
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Directora de Congreso Visible y profesora de ciencia política, Universidad de los Andes
A pesar de que el Congreso que inició labores hace un año se diferenció del anterior en términos de su configuración política -oposición más grande, partidos pequeños más activos -AV y Mira-, partido Conservador dividido-, su comportamiento legislativo no fue particularmente distinto al de otros períodos inaugurales.
Muchos proyectos de iniciativa legislativa archivados, leyes sancionadas de proyectos de iniciativa ejecutiva, una reforma constitucional, también de iniciativa ejecutiva que consumió una parte sustantiva del tiempo de los congresistas, y bastantes mensajes de urgencia para discutir y aprobar la agenda del presidente. Igual a este han sido otros Congresos que inician cuatrienios.
Algo para resaltar de éste, que podría sugerir una mejoría con respecto al anterior, es la calidad de algunos debates entorno a iniciativas legislativas. Sin entrar a analizar el contenido de la reforma de equilibrio de poderes, hubo discusiones arduas, y algunas de ellas llevaron a que artículos inconvenientes se cayeran en el trámite.
Por otro lado, congresistas nuevos han dado ejemplos gratos de rendición de cuentas de su desempeño, y han querido involucrar sectores de la sociedad civil en la ambientación de sus iniciativas. Estas dos cosas me parecen positivas, y ojalá muchos más lo hicieran.
Ex ministra consejera ante la Organización Mundial del Comercio (OMC)
Desafortunadamente no mejoró el Congreso.
Se mantiene un manejo acomodado en Presidencias y Secretarías. No ha existido un debate participativo y se cuentan con los dedos de las manos aquellos congresistas que hacen la tarea.
Si bien me parece positivo que exista un apoyo al Gobierno en temas como el proceso de paz, este alineamiento no puede implicar la ausencia de debate especialmente en temas de tanta dimensión como los que se han debatido en esta legislatura.
Sería ideal fortalecer la capacidad técnica en el Congreso de manera tal que se convirtiera en un real interlocutor del Ejecutivo.
Investigador, Fundación Paz y Reconciliación
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El Congreso de La República es la institución para vivir la Democracia. La nuestra, como es una Democracia precaria, cuenta con un Congreso precario. No podría ser de otra forma.
La Democracia es precaria, porque está plagada de corrupción, violencia y cooptación de privados, de importantes espacios institucionales, entre ellos el Congreso de la República.
Este Congreso, elegido en 2014 y que está concluyendo su primera legislatura, no logra contar con la credibilidad y respaldo Ciudadano, luego del enorme desprestigio que significó el llamado proceso de la parapolítica, que involucro cerca de un centenar de parlamentarios, activos y en retiro, por su ligazón con el paramilitarismo, hechos de la mayor gravedad, donde hay mucha sangre de por medio.
El actual Congreso tiene a su interior políticos que son herederos de la parapolítica, lo cual no es otra cosa que el ejercicio de un poder construido con violencia, autoritarismo y manipulación de los recursos públicos.
Hasta que no logremos sacar la corrupción y la violencia de la política, por más de que hoy se ejerza de manera "sutil" -hoy no se mata tanto como en los años 90, porque no es necesario, ya se mató en demasiado- deberemos seguir considerando esta Democracia como precaria, a la que le corresponde un Congreso precario.
Esta primera legislatura, nos deja un Plan Nacional de Desarrollo ampliamente cuestionado por Verdes y Polo, que lo consideran lesivo para el medio ambiente, lejos de la equidad y en contravía del anuncio presidencial de una Colombia que apuesta a fondo por la educación, por mencionar solo algunas de las críticas.
Sobre la iniciativa de equilibrio de poderes, faltando una conciliación entre Senado y Cámara, todo parece indicar que hay elementos positivos, quedando un trecho por recorrer, para dar garantías y transparencia en la conformación y relacionamiento entre Ejecutivo, Congreso y Cortes de Justicia.
Para destacar, la amplia convergencia que se construyó en oposición a la venta de ISAGEN.
Algo bueno, que siempre existe, es el relevante y juicioso desempeño de un grupo de mujeres parlamentarias, donde sobresalen: Claudia López, Ángela María Robledo, Viviane Morales, Sofía Gaviria y Angélica Lozano.
El Congreso está lejos de ser una institución para tramitar con rigor el debate, la controversia y la promoción de unas políticas para una Colombia justa y en Paz. Ese sigue siendo un propósito pendiente.