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Viernes Junio 02, 2023

Lunes, Mayo 4, 2015 - 19:15

¿El bajonazo de Santos es coyuntural o síntoma de algo más profundo?

Tres encuentas que salieron en la última semana muestran una fuertísima caída en los índices de aprobación del presidente Juan Manuel Santos, al tiempo que subió la de su opositor Álvaro Uribe. Todas se hicieron justo después del atentado de las Farc que dejó 11 militares muertos y en momentos en que arrancaba el paro de los educadores. ¿Cree usted que el bajonazo de Santos es coyuntural o es síntoma de algo más profundo?

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Investigador, Fundación Paz y Reconciliación
Jue, 2015-05-07 09:31

Santos prometió  “traicionar a su clase” como un mensaje de emprender reformas y  transformaciones postergadas por décadas en la sociedad Colombiana, quizás ese conjunto de cambios están en los tres grandes propósitos que anuncio al país: educación, equidad y paz, por supuesto importantes, fundamentales si queremos una Colombia que sea capaz de tener un destino compartido de manera digna, civilista y que juegue un papel decoroso ante el conjunto de las naciones.

De ese Santos, que le ganó al uribismo con el respaldo de la izquierda –sin ese apoyo no lo hubiera logrado- y con quien comparto el propósito de cerrar este largo, doloroso e inútil –para los reformadores, porque las mafias si han ganado mucho- conflicto armado de más de medio siglo, al Juan Manuel Santos que hoy trastabilla en el respaldo ciudadano y eso lo evidencian las encuestas de las últimas semanas,  está el interrogante de si será capaz y tendrá como hacer realidad, no una traición a su clase sino una ampliación de esta precaria democracia, llena de barbarie, ilegalidades, mafias y poco respeto por la dignidad humana.

Santos tiene la posibilidad de hacer las reformas que Colombia requiere, si queremos avanzar y salir de este pantano de sangre, corrupción e inequidades, pero no sabemos a ciencia cierta si no puede o no quiere y para ello miremos solo algunos casos: pacto y viene anunciado unas grandes reformas en el campo, pero no se ven y es posible que tengamos un nuevo paro agrario en los próximos meses y más de un año de dialogo y trabajo con la Cumbre Agraria – que es una plataforma de las principales organizaciones rurales, de indígenas y afrocolombianos- se está viniendo al suelo por incumplimientos y falta de una dinámica de concertación seria.

Segundo caso: el reciente Paro del magisterio, con el enorme déficit de confianza y capacidad de trabajar de manera propositiva entre la Ministra de Educación y la organización gremial de maestras y maestros, que debería tener una agenda con lo sustancial para emprender una cualificación de la política pública educativa, que por supuesto debe tener el tema de la dignificación de la labor docente y la evaluación del desempeño de maestras y maestros, temas que estuvieron al centro de esta paro, del que hay que sacar las respectivas lecciones para avanzar.

Y tercer ejemplo: los mensajes tan contradictorios que van quedando en el proceso de discusión y adopción del Plan Nacional de Desarrollo en el Congreso, que deja un sabor amargo, sobre cuál es el rumbo que va a tomar la acción de gobierno y si en verdad el mensaje de equidad se refleja en el para no alargar el listado de preocupaciones.

Santos está iniciando su segundo mandato y tiene mucho  en que pensar, por que ciertamente, hay señales muy serias, de que no va ser traidor a su clase, dejando pendientes transformaciones que se requieren y bien puede ser cierto, que ganó con los votos de la izquierda y va en camino a traicionar los postulados de enrumbar el país hacia una acción de educación, equidad y paz.


Directora, Fondo de Promoción de la Cultura
Mié, 2015-05-06 11:09

La mayor parte de la ciudadanía no diferencia entre el gobierno nacional y el local. Por tanto, el desgobierno de Bogotá; la masacre del 14 de abril de los soldados en el Cauca, perpetrada por las Farc; los desórdenes y las marchas de los educadores, del 22 de abril, que generaron uno de los más grandes trancones en Bogotá y la sensación de total inseguridad en Transmilenio son factores que gravitaron coyunturalmente en la encuesta donde el presidente registra el nivel más bajo de confianza en los últimos años.

Sin embargo, la caricatura de Matador del 6 de mayo resume lo coyuntural y la profundidad del fenómeno. Matador muestra al presidente asomando la cabeza en una alcantarilla con el nido de la paloma de la paz en su cabeza señalando que el presidente Santos se asoma gracias al alcalde Petro.

Para los ciudadanos que logran distinguir entre el gobierno nacional y el local no es ninguna novedad reconocer que el presidente de la república ganó la última elección gracias al apoyo de Bogotá. Antes de las elecciones de junio Petro se quedó definitivamente en la alcaldía, se bajó del balcón y apoyó la candidatura de la paloma de la paz con la millonaria nómina distrital.

Entonces, el bajonazo es coyuntural pero tiene gran profundidad.


Director para América Latina de International Crisis Group
Mié, 2015-05-06 09:15

No son felices los tiempos para la mayor parte de los presidentes de América Latina. Los presidentes en la región la están pasando mal en popularidad y hay muchos de ellos que agonizan entre el 20 y el 30 por ciento. La reducción del respaldo popular a Santos podría interpretarse mejor en ese contexto.

Las protestas y los escándalos de corrupción han tenido un costo enorme sobre Dilma Rousseff, que ha dilapidado el caudal de apoyo que tenía su predecesor. A Michelle Bachelet se le acabó la muy breve luna de miel con los chilenos cuando se reveló que su hijo se beneficiaba de su parentesco. Incluso a Ollanta Humala le va mal, a pesar del crecimiento y estabilidad económica en el Perú: su popularidad apenas supera el 20 por ciento.

Evo Morales y Rafael Correa son más resistentes a los embates coyunturales, quizás porque los pueden controlar mejor. Pero su vecino ideológico, Nicolás Maduro, no para de caer en las encuestas. El persistente 55 por ciento del que gozaba Chávez se ha convertido en un pálido 25 por ciento.

Hay presidentes que se vuelven súbitamente impopulares por hechos específicos mientras que hay otros que languidecen lentamente. Dentro de los primeros podemos ubicar a Bachelet y a Rousseff. Dentro de los segundos, a Humala y a Chávez.

¿En qué grupo está Santos? Parece que las razones confluyen en el caso colombiano. El ataque de las Farc sin duda alteró de pronto el cauto optimismo sobre el proceso de paz. Pero las protestas sociales, incluyendo ahora las de los profesores, erosiona aún más el apoyo. El factor Uribe juega aquí también: la popularidad del ex presidente parece ser inversamente proporcional a la de su sucesor.

La ventaja de Santos sobre sus colegas radica en que el proceso de paz tiene todavía el potencial de recuperar la confianza ciudadana y que la macroeconomía va bien. Pero su desventaja está en que es un gobierno con poca capacidad de reacción frente a la protesta social y que tiene al político colombiano más popular de enemigo declarado.


Coordinador, Campaña Colombiana contra Minas
Mié, 2015-05-06 06:45

La opinión es coyuntural, los resultados se modificarán en beneficio de Santos.
Las tensiones que involucran la mesa de la Habana y que son explicación básica del resultado se trasladarán al escenario de la política regional por el debate electoral de octubre. En este escenario que empieza ya, la coalición de gobierno saldrá victoriosa por el influjo santosllerista regional que mostrará su buro-eficacia en detrimento de una democracia profunda, diversa, por la inclusión y la equidad como se ha advertido necesita el país


Coordinador, Campaña Colombiana contra Minas
Mié, 2015-05-06 06:39

La opinión es coyuntural y este resultado se modificará en beneficio de Santos. Las tensiones que hoy involucran la mesa de la Habana se trasladarán al escenario de la política regional y allí la coalición de gobierno saldrá victoriosa con lo que la marea santosllerista regional mostrará su buro-eficacia


Director de Protransparencia, Barranquilla
Mar, 2015-05-05 12:23

Cuando Andrés Pastrana fue presidente hizo depender su aprobación popular de la negociación con las Farc y ello tuvo para él la consecuencia de un poderoso descalabro en su prestigio, porque a un presidente no le resulta fácil, a pesar del poder de que está investido, controlar la mayoría de los acontecimientos. La economía, por ejemplo, se puede lesionar por la caída de los precios del petróleo sin que el presidente pueda evitarlo. Y en el caso de la negociación de Pastrana con las Farc, él no podía asegurar que llegara a un buen término. No dependía solo de su voluntad, si en verdad la tenía.

Santos - de igual modo - ha hecho depender su aprobación de la negociación de La Habana, pero hay acontecimientos que han actuado para que una parte considerable de la opinión pública no crea en ese proceso, y el Presidente no ha podido impedirlos: la oposición sistemática de Uribe y del Procurador y las acciones equivocadas de las Farc, como el reciente atentado contra militares en el Cauca.

Además, la personalidad no deja de tener su peso en el prestigio. Y la personalidad de Santos no comunica el carisma que se requiere para ser un auténtico político popular, como Uribe, o como en su momento Galán o Gaitán. Ese, digamos, es un 'defecto' de fábrica que no es fácilmente corregible. Sin embargo, creo que si Santos logra el fin del conflicto armado, el país se lo va a agradecer.


Director, Observatorio de Restitución de Tierras
Mar, 2015-05-05 10:24

Es difícil decirlo. Hay varios factores implicados en el bajón de Santos. Contrariamente a Uribe -y en realidad a otros muchos políticos- Santos ha sufrido, o disfrutado, de un "efecto yo-yo": sube y baja bruscamente. Creo que la trayectoria habitual es que los líderes elegidos suban de manera continua, después bajen, y no vuelvan a subir mucho.

De manera también un poco singular, Santos parece ser bastante vulnerable a las movilizaciones sociales grandes. Basta con recordar su caída vertiginosa durante las protestas campesinas. El paro de los educadores podría tener tanto peso como los eventos del Cauca.

La razón parece ser que la base electoral propia de Santos no es muy grande; tiene apoyos provenientes tanto de la política local y regional tradicional como de la izquierda. Ambos son relativamente volátiles, aunque por razones diferentes. Además, hay muchos colombianos que no están muy decididos a favor de los varios bandos por los que podrían optar. Un evento como el paro de los educadores puede convencer a los indecisos de que a Santos se le sale el país de las manos, y a la vez enfriar a los que tienen preferencias izquierdistas y abrigan algunas simpatías con el presidente debido a su programa pro-paz.

Es claro que la oposición de Uribe y Ordóñez ha hecho mella. También hay un efecto de desgaste del poder. Debido al encantamiento con Uribe, al país se le olvidó que ese fenómeno existe, y se produce con frecuencia. Seis años seguidos pesan; eso es más la norma que la excepción.

Por último, hay que decir que las encuestas -por lo menos en la forma en que fueron presentadas por los medios- dejan mucho que desear.  Parecerían tener varias preguntas dirigidas y sesgos tanto en la terminología como en la formulación. Sería interesante que La Silla comenzara a hacer un escrutinio de estos cuestionarios para encuestas de alto impacto.

A la vez, los medios que vi se concentraron en algunas preguntas (aquellas en las que le iba mal a la paz), dejando de lado información crucial. En general, me pareció que dieron una visión bastante sesgada. El ejemplo simple es el siguiente. Desde que comenzó el proceso, a la gente se le pregunta por su grado de apoyo y por el optimismo o pesimismo que puedan tener con respecto de su desenlace. También desde el comienzo, se ha manifestado una especie de dualismo: alto apoyo al proceso, no mucho optimismo. De lo que pude colegir, en las últimas encuestas esto sigue vigente.

Todos los medios que vi se concentraron en el pesimismo, pero no dijeron ni mú sobre la estabilidad de los altos niveles de apoyo. Esto empieza a parecerse peligrosamente a crear las realidades políticas en lugar de sondearlas.

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