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Miércoles Mayo 31, 2023

La propuesta del Alcalde Enrique Peñalosa de urbanizar el norte de Bogotá, y construir más del 90 por ciento de la Reserva Thomas Van der Hammen no es nueva. Hace 16 años, el Alcalde quiso hacer lo mismo con los mismos argumentos. Tampoco es nueva la propuesta que Peñalosa está presentando para urbanizarla. Es la misma que presentaron hace cinco años los propietarios de los terrenos que se ven afectados por la declaración de la Reserva Van der Hammen al Distrito cuyo interés es vender –y a buen precio- sus terrenos.

La propuesta

En el 2000, una parte de los dueños de los 385 predios que son parte de reserva Van der Hammen comenzaron a organizarse. Lo hicieron tras la decisión del ministro Juan Mayr de aceptar los argumentos del panel de expertos –entre los que estaban ambientalistas y urbanistas de renombre como el ex ministro Manuel Rodríguez Becerra y Julio Carrizosa– y ordenarle a la CAR que delimitara la reserva.

Antes de junio del 2011, cuando la CAR finalmente declaró la reserva, una de las mayores organizaciones de propietarios, Asodesco, le presentó al Distrito su propia propuesta para impedir que todos los predios que están allí quedaran cubiertos por la esa decisión.

Con ella buscaban evitar que los predios perdieran valor comercial, como en efecto ocurrió, porque sus usos quedaron restringidos a la preservación y la conservación, y no se pueden hacer construcciones nuevas.

La propuesta consistía en que en lugar de que la CAR declarara reserva forestal las 1.394 hectáreas de la franja que va desde el río Bogotá hasta los cerros orientales con un ancho de unos 800 metros, se protegieran sólo unos ‘corredores ecológicos’ mucho más delgados y específicos.

Estos ‘corredores’ servirían para conectar los puntos de ‘importancia ambiental’, según ellos. Es decir, el río Bogotá, los humedales de Torca-Guaymaral y la Conejera, el cerro de La Conejera, el bosque de las Mercedes ,y finalmente, los cerros. Así, dejarían libre un espacio amplio entre corredor y corredor para que en medio de ellos se pudiera usar la tierra para, por ejemplo, construir.

“Los puntos de importancia son muy pequeños, un siete por ciento, y hay que cuidarlos. Pero no se compadecen con la realidad. [Por eso] no tiene por qué afectarse tan seriamente el 90 y pico restante”, le dijo a La Silla Fernando Amaya, presidente de Asodesco.

Según Amaya, la propuesta se sustenta en unos estudios que contrató la CAR antes de declarar la reserva.

Son tres de los al menos seis que contrató y tuvo en cuenta la CAR  no sólo para delimitar la reserva sino también para expedir el plan de manejo en el 2014: uno realizado por el arquitecto Gustavo Perry en el 2002, otro hecho por el Instituto Humboldt en el 2005 y otro más hecho por la consultora Planeación Ecológica.

Los tres -según Amaya- muestran que hay sectores específicos que son más vulnerables e importantes para garantizar la conectividad ambiental entre los cerros y el río a través de los humedales.

La Silla supo que el urbanista que acompañó a los propietarios para la elaboración de esa propuesta es el mismo que hoy está trabajando con el Alcalde para diseñar el proyecto de Ciudad Norte, que le presentará Peñalosa a la CAR para que solicitarle que modifique el trazado de la reserva y le permita construir sobre el 92.2 por ciento de su terreno. Se trata de Camilo Santamaría.

Santamaría es un arquitecto de la Universidad de los Andes y del Pratt Institute de Nueva York, con especialización en planificación urbana para países en desarrollo en University College en Londres. Tiene una carrera de 20 años en los que ha participado en proyectos como el diseño de Ciudad Salitre y el Parque Central Bavaria en Bogotá. Con Peñalosa ya había trabajado en su anterior administración en proyectos claves como la construcción del Parque Tercer Milenio.

“Esa es la propuesta que está estudiando el Alcalde”, le confirmó a La Silla Santamaría.

Estos tres mapas demuestran los planes para la Van der Hammen. El primero muestra la reserva tal como está delimitada hoy, en color verde oscuro. El segundo es la propuesta que hicieron los propietarios de los predios para liberar los suelos de la reserva en 2011 y hacer en su lugar 'corredores ecológicos' que conecten los cerros con el río Bogotá. La última es la propuesta que ha presentado el Alcalde Enrique Peñalosa y que también muestra la idea de hacer los 'corrredores ecológicos' (en verde claro). Las líneas rojas de este último mapa corresponden a las vías principales. Haga clic en la imagen para ver los mapas con más detalle. 

 

La lógica de ambas propuestas es idéntica.

Ciudad Norte plantea urbanizar las 6 mil hectáreas del borde norte de la ciudad para albergar a 1,5 millones de personas, la mitad de los que ha calculado Peñalosa que llegarán a Bogotá en los próximos cuarenta años. La Silla supo que la cifra de Peñalosa es una proyección basada en la tasa de crecimiento poblacional que tiene hoy la ciudad de 1,15 por ciento anual, según el Fondo Monetario Internacional. A eso, que daría 3 millones de habitantes adicionales, se suman los estimados de la Secretaría de Planeación, que incluye otros 2,5 millones de migrantes que llegarían a Bogotá. 

Como esas 5,5 millones de personas extras, más las que hoy hay, van a vivir en familias más pequeñas (según la tendencia actual), la cifra de viviendas que hacen falta podría llegar a 3,6 millones para 2050.

Eso es más de lo que proyecta el Planeación Nacional, cuya proyección es que en Bogotá y sus alrededores la población llegará a 12,6 millones de personas en el 2050 como contó El Espectador (4,8 y no 5,5 más de los que hay hoy).

Más allá del debate de cuántas vivendas se necesiten para alojar a los futuros bogotanos, por ley hoy no sólo no se puede construir ni en las 1.400 hectáreas que tiene la reserva ni en otras 2.600 hectáreas que son suelos rurales. El resto de las 6 mil hectáreas de Ciudad Norte son las 2 mil hectáreas que hacen parte del Plan de Ordenamiento Zonal del Norte (Poz Norte) que sí es suelo urbano y por tanto se puede urbanizar.

Por eso, la primera movida que quiere hacer Peñalosa es modificar la reserva, para lo que está usando la idea de reemplazarla por los “corredores ambientales”.

Como los ‘núcleos ambientales’ que pisa la reserva son sólo el 7 por ciento del área, según dice Peñalosa, el resto sí lo quieren urbanizar. El equipo de Peñalosa dice que está planeando usar 1.600 hectáreas (es decir, 200 más que las que tiene la reserva) para dejarlos como zonas “verdes” dentro del proyecto.

Por ahora esta propuesta está en borrador. Pero La Silla conoció los renders que muestran que esos corredores ecológicos serán de 200 metros de ancho y en ellos crecería el bosque denso que conectará los humedales, el bosque las Mercedes y el Cerro de la Conejera con el río Bogotá y los cerros orientales.

Alrededor de los corredores se construirán troncales de Transmilenio y vías para los carros como la ALO, parques, alamedas, vías para las bicicletas, y sobre todo, edificios.

En total, en 40 años tendrían que construirse 4.737 edificios, en promedio de 12 pisos y 96 apartamentos, para que vivan más de 454 mil familias. Una ciudadela con la población de Barranquilla en tres veces menos espacio.

“Esto no es el parque del Virrey ni el Simón Bolívar. Los niños no van a jugar en el bosque denso. La idea y el esfuerzo grande que tenemos que hacer es que el ambiente conviva con el urbanismo”, agregó una fuente de la Secretaría de Planeación que habló off the record porque no es el vocero autorizado. “Estamos hablando de esa zona verde con la que todo el mundo se sueña en Bogotá sea realidad sin que le cueste a la ciudad”.

Además, están diseñando una estrategia para que se reconecte el Humedal Torca Guaymaral que hoy está partido por la autopista norte.

De nuevo, para hacer esta propuesta, el equipo de Peñalosa encabezado por Santamaría se basó en el estudio contratado por la CAR a Gustavo Perry en el 2002. Más otros como un estudio de consultoría que contrató la Secretaría de Planeación en el 2007 y un mapa de los corredores que usan las aves que viven en esa zona, que quedó como anexo del primero de dos grandes estudios que dirigió Gerardo Ardila desde el Centro de Estudios Sociales de la Universidad Nacional para la CAR en 2010. 

Sin embargo Ardila -ex secretario de Planeación de Petro y profesor de la Universidad Nacional- asegura que la propuesta que ahora Peñalosa está presentado ya fue analizada en el pasado y que entonces se les explicó tanto a Santamaría como a los propietarios que no era viable. 

"La naturaleza es un sistema y por eso teníamos que asegurar un ancho y un largo mínimo. Propusimos que fuera de 1 kilómetro de ancho pero era muy difícil por eso terminó quedando entre 800 y 900 metros. Eso no es casual, ni improvisado”, dijo Gerardo Ardila a La Silla. "[Esa propuesta] es intentar que la naturaleza obedezca órdenes. Pero ésta no responde a decretos. Por fortuna, no entiende los ordenamientos artificiales surgidos del lápiz o el dibujo de un genio del urbanismo. Lo que funciona en el render no funciona en la vida real”.

Los clones

Aunque las dos propuestas son idénticas, la intención de los propietarios y del Distrito es distinta. Los primeros querían vender sus predios a buen precio, ya fuera al Distrito si quería hacer la reserva o a los constructores que la quieren urbanizar, y el segundo quiere diseñar desde cero una ciudad para albergar a los habitantes que, según él, tendrá Bogotá en los próximos 40 años. Ya lo había intentado hacer en su anterior Alcaldía con los mismos argumentos, pero en ese entonces perdió la pelea y ganó la declaratoria de la Reserva. Aún así, si Peñalosa logra sacar adelante su propuesta, los propietarios ganarían una puja de 16 años que hasta ahora llevan perdida.

En ese entonces tanto el Distrito como la CAR rechazaron su propuesta. Por el contrario, la CAR delimitó y declaró la reserva y expidió su plan de manejo, que restringe los usos principalmente de los predios a la conservación y recuperación.

Ese no es el único golpe que han recibido los propietarios.

La alcaldía de Gustavo Petro, defensor acérrimo de la reserva, expedió a mediados del año un decreto que la declaró la utilidad pública sobre los predios, paso previo para expropiarlos a través del Acueducto. Ya están arrancando el proceso en 26 predios -los que están más cerca de la quebrada La Salinosa y que no tienen líos jurídicos- , para convertir esta zona de la ciudad en “el bosque más grande de América Latina”, como anunció Petro. 

Para poder comprarlo, el Distrito le pidió a Catastro que definiera el avalúo de esos predios uno a uno. El resultado para los propietarios no pudo ser peor: el costo por metro cuadrado en promedio era de entre 15 mil y 20 mil pesos. Aunque según una fuente de la Secretaría de Planeación de Petro algunos propietarios sí querían vender, esperaban que el costo fuera mucho mayor.

Los propietarios, dice Fernando Amaya, argumentan que tenían una expectativa de que esos predios se iban a urbanizar -y por lo tanto los iban a poder vender a buen precio- desde hace más de medio siglo. Agregan que ese plan estuvo andando porque debajo de la Reserva ya hay construído desde finales de los años 90 un conector de aguas negras del Acueducto que según ellos no está en uso. La Silla no pudo verificarlo con más fuentes.

Sin embargo, como es un proceso de expropiación, el Distrito no puede ofrecer más de lo que dice el avalúa y, como son suelos que tienen usos restringidos, el avalúo comercial también es muy bajo.

Hoy el Distrito no ha logrado comprar ninguno. La Silla supo que 13 de los predios están en un proceso de expropiación judicial que puede tardar unos cinco años en resolverse y seis más en oferta, según una fuente de la Secretaría de Planeación de la pasada Administración.

“Nosotros invitamos al respeto y al consenso pero ellos necesitan nuestros predios. Si, en el peor de los casos, no logramos convencerlos [de su propuesta] y el mundo se va a salvar gracias a mi predio, no me lo pueden pagar a precio de huevo al tiempo que el de mi vecino se valoriza. Esa es la equidad que nosotros defendemos”, dice Fernado Amaya, presidente de Asodesco.

Ese proceso de compra podría caerse ahora, si la administración Peñalosa decide no continuarlos. Por ahora, La Silla supo que la persona que quedó encargada de esos procesos desde el Acueducto de Bogotá es la directora de bienes públicos, Sandra Inés Rozo Barragán, la hermana Zoraida Rozo, ex secretaria privada de Peñalosa y quien fue recientemente condenada por tratar de sobornar a un fiscal para salvar a su esposo, el ex gobernador de Cundinamarca, Álvaro Cruz. Sandra Rozo ya había trabajado en la anterior administración de Peñalosa en ese mismo cargo.

Aunque Petro alcanzó a dejar listo un presupuesto de casi 130 mil millones para avanzar en este proceso, Peñalosa ha dicho que comprar esos predios podría salirle muy caro a Bogotá. Según él, sólo la compra cuesta 2,5 billones de pesos. Esa cifra no la comparte Ardila, quien asegura que la plata alcanza para comprar la mayoría de predios que no tienen construído nada encima, al precio del avalúo catastral. Los que sí tienen algo contruído se pueden quedar, según el plan de manejo, si cumplen unas reglas para mantener la preservación y conservación de esta franja de la ciudad. 

Con la propuesta de Peñalosa, el Distrito no tendría que comprar los predios sino urbanizar y hacer la infraestructura sobre el área. Su plan es que se cree una fiducia a la que los propietarios transfieren los terrenos. Esa fiducia desarrollará las 6 mil hectáreas y financiará toda la infraestructura de la zona, para repartir los rendimientos finales entre los propietarios.

Así, según la Alcaldía, este proyecto podría alojaría a 1,5 millones de personas en el 2050 de una manera organizada y densa, evitando que se fueran a vivir a la Sabana de Bogotá donde, según cifras de la Secretaría, las familias usan más espacio que dentro del perímetro urbano. Es decir, lograría reducir el imapcto de esa población futura sobre la Sabana.

“En vez de gastarse 6 mil hectáreas que hay en Bogotá, pegado a Bogotá, te gastarías 25 mil hectáreas de Sabana -según cálculos de la Secretaría de Planeación- que son suelos igual de permeables, fértiles, es más de lo mismo. Lo que queremos es que no se siga ocupando la sabana de la forma en que se está haciendo”, le dijo a La Silla una fuente de la Secretaría de Planeación cercana al proyecto.

Por ahora, la propuesta sigue en borrador y falta hacer todos los estudios -como los de tráfico, de servicios públicos, de dotación de educación y salud- para justificar el proyecto. En eso están trabajando de la mano el urbanista Camilo Santamaría y el ecólogo Germán Camargo, más toda la Secretaría de Planeación.

Cuando lo hagan, el Consejo Directivo de la CAR tendría que sustraer el 90 por ciento de las tierras de la Reserva y luego la Alcaldía tendría que incluirlas en el POT, para que lo apruebe el Concejo.

Si logra todo eso, Peñalosa ganaría uno de los pulsos más difíciles de la ciudad y los dueños de la Van Der Hammen verán recompensada su espera.

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Enrique Peñalosa Londoño
Comentarios - Cada usuario tiene la posibilidad de incluir solo tres comentarios
Mar, 2016-02-16 09:58

Hola GMolano. Si, sigo sin entender por qué dices que es un publireportaje. Ningún medio ha contado que las dos propuestas son idénticas. Ese es el eje de esta historia. Además, no entiendo por qué Gerardo Ardila no te parece una fuente suficientemente autorizada para defender la Reserva. Él no sólo es el ex secretario de Planeación de Petro, es un profesor del Centro de Estudios de la Universidad Nacional -donde también trabajó el porfesor Thomas Van der Hammen y dirigió muchos estudios -que tuvo en cuenta la CAR- para delimitar la Reserva. Además, fue el secretario de la comisión de expertos que nombró el Ministro Mayr en el 2000 para que dirimieran el conflicto entre la CAR y el Distrito y que después de emitir un concepto, el Ministro ordenó a la CAR delimitarla. 

Mar, 2016-02-16 09:17

Petro aquí muestra que de economía no sabe nada, si a un propietario le dicen que le van a comprar su tierra y le dan un precio y el dice esta muy bajo, no significa que quiera vender su tierra, sino que a ese precio no le interesa, si a la misma persona o cualquiera de esa reserva le dicen te compro la tierra y le dan el precio que espera, lo vende porque así sale del chicharrón y recupera su plata, es sentido común, osea es verdad de perogrullo que la gente diga que si vendería pero no a ese precio, todos los dueños de los activos venden a un precio. Creo que su critica de publireportaje tiene un único problema y es el sentido del articulo, para usted Natalia esta tratando de venderle a la ciudad la propuesta de que urbanice la reserva y ese es el caso que presenta. Pero si nota lo que esta en azul, vera que ella presenta la propuesta del alcalde y la de los propietarios comparativamente para que las personas identifiquen las similitudes, ese es el objetivo descrito en el encabezado.

Mar, 2016-02-16 10:14

El problema que tenemos aquí es de arbitrajes técnicos o mejor aun de instituciones que no se dejen corromper y que realmente pudieran dirimir que se puede hacer y hasta donde. En la administración anterior utilizaban algunos profesores de la Nacional les pagaban una plata en consultoria y salia el concepto como uno lo necesita para bloquear, antes podían haber hecho otras administraciones lo mismo y le pagan a unos profesores de los Andes una plata y lo destrabas. Pero esa utilización de la academia es perverso, porque como las cosas son relativas en el fondo el técnico le dice que quiere que le de y si lo manda uno a un banco multilateral los expertos dicen lo mismo que la literatura diga porque sino les tocaría trabajar mucho para justificar la diferencia. Todos estos estudios nos los arman arquitectos que quieren y profesores que no, las CAR son politiqueros así que terminamos en una confusión y en dogmas de fe, los equilibrios solo se pueden lograr con conocimiento, no política.

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