![]() |
En Nueva York, Antanas Mockus adhirió a la campaña de Enrique Peñalosa |
La adhesión de Antanas Mockus a Enrique Peñalosa, la última movida política que faltaba en esta campaña, puede no sumarle muchos votos pero le ayuda a reforzar su mensaje y sobre todo a mantener el protagonismo en la campaña. Algo que en una contienda tan apretada como esta es fundamental.
"Queremos mandar un mensaje de reconciliación", afirmó Mockus al adherir a Peñalosa desde Nueva York, donde se encontraba. “Tenemos que superar las desavenencias del pasado y queremos mandar un mensaje de borrón y cuenta nueva.”
“Tenemos una larga relación de trabajo por Bogotá; hemos estado juntos, hemos tenido diferencias, pero hemos hecho un trabajo que representa la integridad”, dijo Peñalosa durante el acto de adhesión.
Aunque Mockus ya no genera la emoción que provocó la Ola Verde (y en la última contienda su alianza con Gina Parody solo le alcanzó para llegar de tercera), sigue teniendo un poder simbólico que ahora capitalizará o cargará a cuestas –según desde donde se vea- Enrique Peñalosa.


Más allá de lo que simboliza Mockus o de su capacidad de arrastrar votos, quizás lo más relevante de su adhesión es que neutraliza el ‘momentum’ que habían tenido las dos campañas rivales en las últimas semanas con la adhesión de Gustavo Petro a la de Clara López y la de Claudia López y Carlos Vicente de Roux a la de Pardo.
En esta campaña donde algunas encuestas muestran un triple empate y otras ponen a Peñalosa adelante pero no sobrado, que sigan pasando ‘cosas’ de su lado envía la señal de que puede ser el ganador y ese estado psicológico en esta coyuntura puede ser decisivo porque puede determinar el voto útil.
Como no son pocas las personas que dicen que votarán por el que vaya ganando entre Pardo y Peñalosa o entre Pardo y Clara López, la adhesión de Mockus refuerza la sensación de que Peñalosa no va necesariamente a “perder como siempre”.
A nivel simbólico, Mockus representa en el imaginario colectivo nacional tres cosas: la cultura ciudadana, la transparencia y la excentricidad. La primera llena un hueco en la campaña de Peñalosa, la segunda le contrarresta la sombra de algunas de sus asociaciones y la tercera le puede perjudicar en los estratos uno y dos y entre los uribistas.
“Mockus es un sello de la cultura ciudadana y en un momento de crisis como el que vive la ciudad es un sello que vale mucho”, dijo un analista a La Silla que por su trabajo no puede hablar on the record. “Para los que vivimos la dupla Mockus-Peñalosa en los noventa es como si Batman busca a Robin y Robin le dice, sí yo me uno para salvar a la ciudad”.
Aunque Mockus ya no tiene el monopolio del concepto de la cultura ciudadana que él promovió, y mañana la campaña de Pardo buscará neutralizar esta movida tomándose la foto con todos los mockusianos que están con él, el liderazgo de Mockus en este tema es muy superior que el de todos sus seguidores juntos. Que por lo demás se le han rebelado.
“Estamos anodadados por esta decisión y haciendo el duelo con Mockus”, dijo Jhon Sudarsky a La Silla. “Hay que superar a Mockus y la cultura ciudadana tiene una validez y una vida independientemente de quién es el portador”. Como Sudarsky, Carmenza Saldías, Salomón Kalmanovitz y Manuel Rodríguez, para citar algunos mockusianos visibles, están con Pardo.
La transparencia que simboliza Mockus, por su parte, contrarresta un negativo de Peñalosa que se refleja en las encuestas, y es que alguna gente lo asocia con corrupción aunque nunca ha tenido un escándalo en ese sentido.
Su asociación con Cambio Radical –partido que en esta campaña está avalando a gente muy cuestionada como lo ha contado La Silla- y su cercanía con Zoraida Rozo, esposa del detenido ex gobernador de Cundinamarca Álvaro Cruz, y envuelta directamente en el escándalo de corrupción que tumbó a Cruz, no le ayudan.
Mockus, entonces, llega a reforzar el frente de la lucha anticorrupción que está con Peñalosa, representado en Carlos Fernando Galán y Marta Lucía Ramírez.
La tercera característica de Mockus, que es la excentricidad, sí le puede restar a Peñalosa.
Aunque en muchas esferas Mockus goza de una buena imagen, su desfavorable en las encuestas –cuando lo medían- era muy alta y más alta aún en los estratos más bajos.
Peñalosa barre en los estratos altos, según las encuestas, mientras que en el 1 y 2 es al candidato al que peor le va, según la última encuesta de Cifras y Conceptos (solo el 13 por ciento dice que votará por él mientras que 15 por ciento lo hará por Pacho, 17 por Clara y 21 por Pardo).
Para los indecisos en estos sectores, verlo abrazado con Mockus le puede quitar más de lo que le pone pues refuerza la percepción de elitismo que ya tiene Peñalosa. Y que se ve aún más refozada por el hecho de que el abrazo se haya dado en Nueva York, a donde viajó expresamente a recibirlo Peñalosa. Los de la campaña de Clara ya lo bautizaron ‘el acuerdo de Manhattan’.
Entre los uribistas refuerza el diferencial de Pacho Santos frente a Peñalosa pues, aunque Mockus ha sido uno de los defensores más lúcidos de por qué los guerrilleros deberían pagar cárcel, está con el proceso de paz. Aunque Peñalosa también lo apoya, como ha dicho públicamente durante la campaña, Mockus es un símbolo mucho más visible de ese respaldo.
En otros sectores, la foto de Peñalosa y Mockus, abrazados otra vez, evocará seguramente la época en que los dos gobernaron la ciudad durante nueve años (1995-2003), en los que Bogotá tomó un rumbo diferente al que traía y al que tomó después de que abandonaron sus cargos.
En una campaña que ha girado más alrededor del pasado (‘recuperar Bogotá’, recuperar la ‘seguridad democrática de Uribe’, mantener ‘los logros que convirtieron a Bogotá en “una isla social en medio del mar neoliberal”, la Alo, el metro, los colegios de concesión) que de temas del futuro como el cambio climático, la cultura ciudadana es una credencial del pasado que pesa y genera esperanza en algunos.
La adhesión de Mockus también genera un costo de oportunidad para los que no la consiguieron.
En el caso de la campaña de Pardo, que anhelaba el aval y que ya tenía a la mayoría de mockusianos de su lado, que Antanas haya terminado en la campaña rival es un golpe porque le incompleta la foto con los otros dos políticos de centro que simbolizan la transparencia, como son Carlos Vicente de Roux y Claudia López.
Y sobre todo, porque es un mensaje de reconciliación, tema que se ha vuelto el eje de la campaña de Pardo.
Que a pesar de las diferencias que tuvieran en el pasado, Mockus y Peñalosa se abracen otra vez es un símbolo de unión por Bogotá, que es precisamente lo que la campaña de Pardo ha mostrado como un diferencial importante frente a Peñalosa.
Este abrazo, sin embargo, no ha sido interpretado así por todas las personas.
Según lo que refleja la discusión en las redes sociales, mucha gente que lo ha recibido más como un acto de incoherencia de lado y lado.
Incoherencia de Peñalosa que, en 2012, después de que Mockus dejó el Partido Verde cuando él era el candidato a la alcaldía y se lanzó para hacer competencia, Peñalosa dijo que era “un mal ser humano, con quien nunca quisiera volver a compartir ningún proyecto, después de lo ocurrido en la última campaña electoral”
E incoherencia de Mockus porque rompió el Partido Verde al irse en protesta por el apoyo de Uribe a Peñalosa, y se llevó su empuje electoral a donde Gina Parody, para luego volver cuando Peñalosa está con Vargas Lleras y con el 70 por ciento de los votos uribistas, según las encuestas.
Con la próxima encuesta o en las elecciones se sabrá qué impacto realmente tuvo la adhesión de Mockus. Lo que ya está claro es que este era el último ‘aval’ político que podía mover en algo la contienda. De ahora en adelante, el futuro de la ciudad estará en manos de los indecisos.
Ya escuché a algunos que pensaban votar por Pardo y ahora dicen que lo harán por Peñalosa, debido a esta analizada adhesión. De otro lado, soy de los que considera que el apoyo de Petro y los progresistas a Clara ha restado más que ha sumado. Así se diga que puede sumar apoyo en las capas sociales bajas, es importante ver que no hay día en donde no salga un escándalo de esta administración, lo que genera la constante recordación de que se presentan problemas con la actual administración. Además, no hay que olvidar que el proceso penal contra Samuel Moreno y las famosas estrategias dilatorias tampoco ayudan demasiado.
Así las cosas, creo que va a ganar Peñalosa, y se acabarán 12 años de izquierda que dejaron mucho que desear.
Páginas