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Miércoles Marzo 29, 2023

A una semana del final del primer período presidencial de Juan Manuel Santos, La Silla empieza a hacer el balance de su gobierno.

Esto es lo mejor, lo peor y lo más feo de estos cuatro años:

Juan Manuel Santos apostó su capital político y su puesto en la historia a encontrar una solución estructural al conflicto. Aunque hasta ahora no ha logrado hacerlo, el esfuerzo es lo mejor que ha tenido un gobierno que ha tenido problemas para encontrar una narrativa pero que terminó girando alrededor de la paz.

La negociación con las Farc es la movida más visible en esa apuesta. Esa negociación, a diferencia de los esfuerzos anteriores de los gobierno de Betancur, Gaviria y Pastrana, ha tenido una estrategia clara que incluye una hoja de ruta acordada con las Farc, un temario delimitado y unas reglas de juego que permiten que las negociaciones no sean usadas por la guerrilla para fortalecerse (por ejemplo, evitar los despejes y negociar sin parar las acciones militares).

A eso no solo se le suman las otras fichas que permitirían que funcionara en eventual acuerdo, como el Marco Jurídico para la Paz, sino otras iniciativas orientadas a atacar algunas de las cosas que alimentan el conflicto.

Las iniciativas que se vinculan más claramente son el proceso de restitución de tierras o la promulgación de la Ley de Víctimas (que reconoció la existencia de un conflicto armado) van en esa dirección, pues tratan de romper el círculo vicioso del conflicto en el que las víctimas, ignoradas por el Estado, pueden terminar convertidas en victimarios.

Hay otros programas del gobierno que encajan en ese mismo esfuerzo, pero ya enfocados en superar la pobreza. Los programas del Departamento de Prosperidad Social, y especialmente de la Agencia para la Superación de la Pobreza Extrema o la Ley de Vivienda han ayudado a reducir la pobreza en el país - y, como priorizan a las víctimas del conflicto, encajan en este logro del gobierno Santos.

Hubo otros temas, que no fueron grandes banderas del Gobierno, pero que también le salieron muy bien evaluados como el control a los precios a los medicamentos o el haberle dado juego a técnicos como Juan Ricardo Ortega en la Dian, Luis Fernando Andrade en la ANI o Luz Helena Sarmiento en el Ministerio de Ambiente.

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Lo que quizás le salió peor a Santos en estos cuatro años es que sus grandes apuestas dieron pocos resultados, en parte porque cambió de énfasis a medida que avanzó su gobierno.

Su primer énfasis era el de la prosperidad democrática, una idea etérea que el Plan de Desarrollo aterrizó en las cinco “locomotoras”. Pero éstas a duras penas arrancaron.

Como explicamos al evaluarlas, solo la de vivienda anda a buena velocidad, mientras que en minería, innovación, agro e infraestructura el Gobierno solo arregló los rieles.

Aunque en general le fue bien en sacar leyes o en crear entidades y reorganizar sectores, desde el de inteligencia (donde eliminó el DAS y creó la Dirección Nacional de Inteligencia, con un Inspector autónomo) hasta la minería (donde reorganizó la ventanilla minera y se puso a organizar los títulos mineros concedidos sin mayores requisitos por el gobierno Uribe), eso no se ha reflejado en resultados concretos.

En cambio, en las áreas en las que ha ido bien al Gobierno no han sido su énfasis: ni la caída del desempleo ni la reducción de la pobreza han sido sus grandes apuestas, como tampoco el mejoramiento de las relaciones con los vecinos.

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Lo más feo de Santos es que con él no es fácil saber a qué atenerse, un rasgo que quedó claro desde cuando se hizo elegir con las banderas de Uribe para luego cambiarlas por unas contrarias.

Esa falta de claridad se nota en muchas de sus declarariones públicas, en las que puede pasar de convertirse en uno de los grandes críticos de Hugo Chávez a hablar de él como su “nuevo mejor amigo”; o pasar de defender a rechazar la reforma a la justicia después de que se armó una ola de rechazo en la opinión pública; o decir un día que “el tal paro agrario no existe” para luego echarse para atrás.

Además de esos cambios de parecer, que muestran a un Presidente sin un norte claro más allá de las negociaciones con las Farc, Santos muchas veces habla con eufemismos u oculta realidades que no quiere mostrar.

Por ejemplo, aunque el PIN le puso votos en las elecciones de 2010 y desde que empezó el gobierno quiso estar en la Unidad Nacional, Santos nunca se tomó la foto con ellos y terminó siendo su tinieblo.

Algo similar pasó en la campaña para la primera vuelta de este año, cuando Santos recibió el apoyo de senadores cuestionados por diferentes motivos, pero no quiso subirse con ellos a la tarima, algo que tuvo que cambiar para la segunda vuelta.

Otro caso es el de la famosa “mermelada”, que Santos sigue defendiendo como inversión social cuando es dinero que los congresistas manejan a su antojo y en muchos casos ha terminado en manos de aliados o de contratistas amigos de ellos.

Y uno final es que aunque le diomjuego a los tecnócratas, también entregó entidades claves a políticos, desde las fichas de algunos senadores conservadores en el agro hasta haberle entregado la Unidad de Consolidación al político nariñense Germán Chamorro, ficha de La U.

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Comentarios - Cada usuario tiene la posibilidad de incluir solo tres comentarios
Jue, 2014-07-31 10:18

Coincido totalmente con lo único bueno. Desafiar la postura guerrerista q se impuso en los 8 años anteriores.

Lo malo y feo es lo mismo de siempre, nada nuevo de resaltar, la misma actitud q manejan c/ gobierno corrupción q se camufla de inversión en las regiones y cierta dosis de actitud netamente personalísima del gobernante de turno.

Mié, 2014-07-30 19:00

Lo peor de este gobierno fue la legalización de la corrupción que se da con los cupos indicativos. Si ya era malo que fueran los senadores y representantes los que decidieran donde se hacen las inversiones sin tener en cuenta los planes de desarrollo, es perverso que con la creación de regímenes especiales de contratación, las APP y con el decreto 1510 de 2013 sobre contratación pública, esos mismos congresistas puedan escoger quien se gana las licitaciones. Por eso no es raro ver que en obras tan importantes como el dragado del rio magdalena y las 4G solo se presente un solo Proponente. Saber que se pretende vender Isagen para fondear estos proyectos.

Mié, 2014-07-30 12:59

Su discurso no es de un estadista. Lo escucho hablando de que la FARC están jugando con candela y realmente molesta ese tono poco firme. Es el presidente y al hablar eso debe notarse. Si èl no puede, entonces que deje que Vargas Lleras hable por èl; pues el vicepresidente sabe hablarle hasta a los gamines.

Mar, 2014-07-29 19:30

LOP PEOR: Su falta de decisión en temas claves como la educación, la reforma se le cayo y en los cuatro años no paso ninguna otra; la reforma a la justicia: una vergüenza de reforma aupada desde Palacio con todas sus fuerzas y que de manera grotesca la hundió el presidente con la eventualidad de que reviva; la salud: nada de nada y termina este mandato constitucional arrodillado a los intereses de las multinacionales con la espléndida labor del "embajador" (?) -o mandadero en Washington; empezó con un fenómeno de La Niña y termina con el de El Niño: absoluta mediocridad en la planeación de algo que estaba anunciado. Y para terminar: ahora resulta que la reelección es mala y hay que eliminarla. Por que no la eliminó antes de beneficiarse de ella? PS. Su actitud en la campaña para la reelección fue asquerosa, de quinta categoría. Ah, no se les olvide que aprox 49,7% del electorado le dijo NO

Mar, 2014-07-29 18:04

Otra cosa buena
- El ministerio MAVDT paso a ser de nuevo ministerio de ambiente y desarrollo sostenible (como debe ser)
Otra cosa mala
- Las reformas a la salud y educación superior, que aunque es malo que no se hicieran hubiera sido más malo que hubieran pasado las que querian.

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