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El Esmad dividió a las dos movilizaciones e impidió que se encontraran. Foto: Ana K. León |
No suele haber homenajes públicos a un guerrillero. Pero Camilo Torres no fue un guerrillero como los otros. Este sacerdote es tanto un ícono para la izquierda como el recuerdo de la guerra para otros. Son dos formas de verlo y la peregrinación que arrancó desde Barrancabermeja con el fin de conmemorar su muerte hace 50 años -en pleno paro armado del Eln- muestra el desencuentro entre dos países que más temprano que tarde se tendrán que encontrar. La Silla los acompañó a ambos.
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La alarma se prendió entre los pobladores del Carmen de Chucurí, en Santander, hace 20 días, cuando iniciaron los rumores del homenaje a Camilo Torres, cura guerrillero del Eln que murió cuando tenía 37 años en medio de un combate en Patio Cemento, en ese municipio.
Las versiones iban desde que se realizarían posibles movilizaciones hasta la instalación de una placa en el sector donde murió en honor a su memoria. Esas noticias no cayeron para nada bien entre los pobladores y desde ese día, empezaron a correr la voz para organizar una protesta.
El descontento fue tal, que el 7 de febrero la Alcaldía tuvo que organizar un consejo de seguridad en el coliseo del municipio para que se explicaran los alcances de lo que pretendían hacer los seguidores de Camilo Torres, en esa zona, que fue la cuna del Eln, y que vivió en carne propia todos los embates de la guerra.
En esa reunión intervino Hernando Hernández, uno de los facilitadores de los diálogos entre el Eln y el Gobierno y vocero de la conmemoración a Torres, expresidente de la Uso y candidato a la Asamblea de Santander por el Polo.
“Por qué antes de hacerle un homenaje a un guerrillero no vienen mejor y nos mandan ayuda psicológica y nos reparan a todas las víctimas del Eln, porque acá la herida está abierta”, dijo Guillermo Acevedo, comerciante y agricultor de la región.
La indignación de los carmeleños radicaba, además, en que no les habían consultado lo que se planeaba hacer en sus tierras.
“HH (Hernando Hernández) creyó que porque fue a hablar allá a Patio Cemento con la dueña de la finca donde iban a poner la placa ya había cumplido y no, acá somos más de 60 veredas y no nos dijo nada”, comentó Valdemar Abreo, representante de la vereda Quinal Alto.
En efecto, durante el consejo de seguridad HH pidió disculpas a los presidentes de juntas de acción comunal por no haberlos consultado y reconoció su error.
Luego del consejo, los ánimos se calmaron, sobre todo porque la comunidad creyó que ante las declaraciones de HH el evento se aplazaba. Sin embargo dos días después, oyeron y vieron por noticias que el homenaje era un hecho.
Desde ese momento se retomaron los ánimos de protesta y se empezó a correr la voz por las veredas para que los campesinos salieran a marchar, porque tal y como le manifestaron a La Silla, para muchos de ellos una placa de un guerrillero del ELN en sus tierras es un recuerdo de la guerra que tuvieron que vivir hasta hace 15 años y una afrenta.
Para el sábado en la noche, según dos habitantes del Carmen, en el municipio había más movimiento que en un día de mercado y estaba más militarizado de lo que estuvo en tiempos de guerra.
Así las cosas, desde las seis de la mañana del domingo la comunidad empezó a reunirse en el pueblo para salir hacia El Topón, el lugar de entrada de la peregrinación camilista.
Aunque la salida de la marcha de los carmeleños estaba planeada para las siete de la mañana, la policía restringió el paso en el municipio y solo hasta una hora después pudieron empezar a pasar los habitantes del Carmen, quienes se aglutinaron en el sector del Topón, ubicado a las afueras del pueblo y punto en el que inicia la entrada a Patio Cemento (destino final de la movilización de Camilo Torres).
Debido al cierre de la salida del Carmen, campesinos que venían desde algunas veredas no pudieron llegar a la concentración e incluso muchos se devolvieron por la cuantiosa presencia de la fuerza pública, según le contó a La Silla Nelson Álvarez, concejal del Carmen por el partido Conservador y uno de los líderes de la protesta.
A las 8:30 del domingo ya había cerca de 300 personas con carteles y camisetas en las que se leía “víctimas de la guerrilla queremos seguir viviendo en paz” ubicadas en el Topón, punto en el que la Policía también cerró el paso.
A dos horas y media de Carmen del Chucurí, en Barrancabermeja se aglutinaban los seguidores de Camilo Torres.
Desde hacía seis meses, más de 20 organizaciones sociales y políticas habían empezado a preparar los detalles de la ‘Peregrinación del Amor Eficaz’, una movilización que consistía en llegar hasta Patio Cemento. El objetivo era hacer una misa e instalar una placa en conmemoración de los 50 años de la muerte del cura guerrillero.
“Existe una estigmatización muy fuerte sobre la vida de Camilo Torres. Sí es cierto que él fue guerrillero, pero él no fue solo eso, también fue un luchador social que ayudó a los más pobres, que pensó en los más necesitados y que acogió esas luchas. Nosotros venimos a reivindicar eso, porque lo que él nos enseñó fue al amor filial”, le dijo a La Silla Marilen Serna, vocera nacional del Congreso de los Pueblos, una de las organizaciones más visibles que promovió la marcha.
La cita la cumplieron alrededor de 700 personas provenientes de diferentes partes del país (Bogotá, Sur del Cesar, Norte de Santander, Tolima, Sur del Bolívar y Santander), quienes el sábado empezaron a llegar a Barrancabermeja para agruparse.
Ese día en Barrancabermeja y bajo la consigna de ‘Camilo Vive’ se realizó un foro en el Club Infantas que lideraron el senador del Polo Iván Cepeda y voceros de las organizaciones sociales que promovieron la peregrinación. Allá se proyectó un documental sobre la vida de Torres y al finalizar se repartió tamal, pan y gaseosa para los cientos de asistentes.
Al cerrar la noche en una tarima que fue instalada en el parque Camilo Torres, que en Barranca se conoce como ‘el descabezado’ porque la escultura del extinto líder guerrillero fue decapitada en dos ocasiones, se realizó un concierto con artistas que asistieron también para hacer la peregrinación.
Esa noche las 700 personas que llegaron a Barrancabermeja para arrancar la peregrinación el domingo a las 6 de la mañana durmieron en el estadio de béisbol de esa ciudad, algunos a la intemperie otros en carpas.
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Mientras que en el Carmen la tensión crecía y los campesinos se aproximaban al sector del Topón, que es el que divide la vía para llegar al casco urbano del municipio o a Patio Cemento, en Barrancabermeja empezaron a arrancar los 25 buses y 20 carros particulares con los simpatizantes del cura guerrillero.
Hasta el kilómetro 23 de la vía Lizama, que es en la que está el desvío para el Carmen del Chucurí todo iba bien, la carretera estaba en buen estado y no hacía calor. No obstante, de ahí en adelante la caravana de carros y buses empezó a sortear varios obstáculos.
Ocho árboles recién talados ocupaban casi la totalidad de las vías. Algunos grandes, otros pequeños y otros medianos, obligaron a los buses a hacer más lento el paso, y con ello a los seguidores de Camilo Torres a especular sobre lo que pasaría si lograban llegar a Patio Cemento.
“Uno lo que ve acá es una intención directa de sabotear esta marcha que es legítima. Nosotros venimos en son de paz y si algo tenemos claro es que no vamos a pelear, hay que mirar qué vamos a hacer”, le dijo a La Silla Andrés Barbosa, un joven de 21 años que pertenece al movimiento Acción Libertaria.
A medida de que se avanzaba en el camino la tensión crecía, y también los carteles en rechazo a la peregrinación empezaron a aparecer en el camino. “Por la dignidad del pueblo carmeleño no idolatramos a los terroristas”, se leía en uno de ellos.
Ese tipo de manifestaciones, lejos de amedrentar a alguno de los ‘peregrinos’, como se autodenominaron los miembros de la movilización, les daban mayores argumentos para continuar con su causa e instalar la placa de la conmemoración de la muerte de Camilo Torres.
Más adelante, cuando una de esas víctimas increpó a Iván Cepeda sobre el drama que habían vivido y por sus familiares asesinados, el senador les respondió que los paramilitares también lo habían hecho, lo que al otro lado generó rechazo.
Sin embargo, la mayoría de los que iban en la caravana no se daban ni por enterados de lo que estaba pasando. Muchos estaban tratando de reponer el sueño de la noche anterior, porque “el frío de la madrugada en Barranca fue mucho más del que pensábamos”, le dijo a la Silla Jesús Gutiérrez, otro de los peregrinos.
A paso lento, la caravana llegó a las 9:30 de la mañana al sector de ‘la pista de aterrizaje’, sitio en el que la Policía con el Esmad bloqueó la vía. Los líderes de la peregrinación se tuvieron que bajar a buscar la manera de continuar.
Entre las 10 y 30 y el mediodía, en el Topón, mientras esperan a los de la marcha, la gente se cuenta historias. Historias que recuerdan el accionar del Eln, como el asesinato del alcalde Alirio Beltrán Luque en 1991, la masacre en la vereda Santo Domingo y los desplazamientos forzosos de amigos y familiares que más de uno narró y que iban acentuando la indignación, el dolor y la rabia en los rostros de los campesinos.
“Cómo puede ser posible que nosotros llevamos 16 años disfrutando de una paz lograda por la misma gente, no por el gobierno, pero ahora el mismo gobierno sí está colaborando para volverlos a traer”, comentó Carlos Rueda, un conductor de transporte escolar en el Carmen.
Cuando la carmeleña que le preguntó a Iván Cepeda sobre las víctimas del Eln llegó al paradero donde estaban los demás, enfurecida, a mostrar el video con su respuesta de que las víctimas que los paramilitares también hicieron cosas mal, uno de los líderes de la protesta, Jaime Contreras, con megáfono en mano, mandó a todos a unirse frente a la carretera y a alzar los carteles.
“Que vengan, que aquí los esperamos. Que lleguen hasta acá”, decía casi gritando un campesino de la vereda de San Juan del Bosco.
A esa hora, entre los los seguidores de Camilo Torres la tensión también crecía. Mientras esperaban a que la policía los dejara pasar, la versión sobre que las fuerzas paramilitares estaban detrás del bloqueo de campesinos empezaron a crecer. De hecho, el senador Iván Cepeda hizo señalamientos directos.
“Aquí hay una historia que no es ajena a la conciencia del país, ésta es una región que ha tenido una presencia paramilitar muy fuerte y eso no es ningún misterio. Hemos escuchado que hay presiones sobre el campesinado”, dijo Cepeda.
Por su parte, la representante Ángela Robledo le habló a La Silla de un video que estaban solicitando sobre el consejo de seguridad del 7 de febrero, en el que tenían información de que un concejal del Carmen del Chucurí,y líder de la marcha de los habitantes del municipio, Nelson Álvarez, había dicho que era miembro de las autodefensas campesinas.
Robledo aseguró que con esa información promovería un debate en el Congreso junto a Cepeda para presentarla como prueba de que el “paramilitarismo está vivo en esta zona”
Hoy en Bluradio, el senador Cepeda dijo que el video ya estaba en sus manos. Cuando La Silla lo contactó para pedirle una copia, aseguró que se lo entregará a esa emisora.
Este medio le pidió su versión a Álvarez sobre las acusaciones de Cepeda: “a mi papá el ELN lo mató y me lo entregó picado en una bolsa, y seis años después los paramilitares me amenazaron, es una ironía que ahora digan que yo soy paramilitar”.
Tras una hora sin lograr avances de ningún tipo, la peregrinación cambió la estrategia.
Los ánimos ya habían cambiado porque el Esmad era el que había bloqueado la vía, y según los acuerdos a los que había llegado en Bogotá la comisión de la marcha a favor de Camilo Torres el acompañamiento de la Policía era el único que iban a tener.
El senador Iván Cepeda le pidió a la Policía que buscara la manera de que una comisión de parte y parte se encontrara en el punto medio de la vía que los dividía para tratar de llegar a un acuerdo.
“Dígales que envíen dos o tres personas, nosotros hacemos lo mismo”, le dijo Cepeda a uno de los altos mandos de la Policía que estaba al frente de la situación.
La decisión fue aplaudida por la delegación de los de izquierda, que empezó a agrupar arreglos de claveles blancos con el fin de entregárselos a quienes se oponían a la peregrinación como ofrenda de paz. El acto también lo hicieron con el Esmad, a cuyos miembros les entregaron algunas flores.
No obstante, en la orilla de los habitantes del Carmen del Chucurí, los ánimos estaban caldeados y la negativa, una vez se conoció el mensaje, fue rotunda.
Aunque, Jaime Contreras, director del Partido de La U en ese municipio, se ofreció para ser uno de los mediadores, los demás carmeleños le negaron esa posibilidad.
Al medio día, cuando en la orilla de los camilistas se supo que no iba a ver diálogo, Iván Cepeda y el senador Alberto Castilla, también del Polo, les dijeron a los peregrinos que no avanzarían más por decisiones de la Fuerza Pública. El acto religioso debía tener lugar allí, a poco más de 40 minutos, de Patio Cemento.
“Aquí no pueden decir que si no continuamos fue porque nos acobardamos, fuimos responsables de no seguir adelante porque no queremos poner en riesgo la vida de nadie. La violencia genera violencia, y eso es algo que no podíamos permitir”, le dijo a La Silla Gustavo Pérez, sacerdote y amigo de infancia de Camilo Torres.
A las 3 de la tarde cuando el acto religioso terminó, la gente se dispersó para recibir el sancocho del almuerzo. Después los buses regresaron a sus lugares de origen.
Al otro lado, cuando los carmeleños recibieron la noticia no la creyeron y se la atribuyeron a anuncios de la Policía para dispersarlos.
Aunque los seguidores de Camilo Torres empezaron a retornar a sus casas pasadas las tres de la tarde, los habitantes del municipio solo despejaron la vía hasta las seis cuando estuvieron seguros de que todos los demás se habían ido.
Ninguno de los dos grupos se encontró. En el medio quedó el país que viene tras la firma del Acuerdo de Paz.
Muestra de que los mismos senadores que se venden como abanderados de la paz están lejos de estar en linea con lo que requiere la paz y que para algunos que los otros (paramilitares) también hayan cometido crímenes es justificación para los del otro bando. Mal manejo de Cepeda y los organizadores de la marcha de Camilo. Muestra que aún en lugares donde se supone el conflicto ya se supero la herida sigue viva y el gobierno lejos de hacer algo por ayudar a cerrarla.
Esto puede parece frívolo, pero la periodista se equivoca en nombrar chucureños a la gente de El Carmen, quienes según la misma Alcaldía (http://www.elcarmen-santander.gov.co/informacion_general.shtml) se conocen con el gentilicio de Carmeleños, ya que el gentilicio Chucureño corresponde a la gente de San Vicente de Chucurí.
Miguel mil gracias por la precisión. Ya fue corregida en el texto.
San Vicente de Chucurí, la tierra de mi flia y de mi corazón, donde mataron no solo al cura guerrillero Camilo Torres, sino a mucha gente como a mi tío más jóven, con tan solo 30 años, y fue la policía, sin que nadie haya pagado xéste o tantos otros crimenes en sus hermosos parajes, ricos en agricultura o ganado, hoy secos, llenos de ríos antes, pero ahora sin agua en alrededores...Pero eso sí, Como Siempre, Sin Carreteras Pavimentadas de Acceso! Promesa de siglos, entre otras, como justicia con penas acordes a delitos, o mejor educación bilingue, planificación u oportunidades. Traiga +Bien Progreso Pronto ICepeda! Distribuya su y el ingreso desde su cargo$$, y dejen de revolver personajes del pasado, que ni ud merece o sus representantes, solo sus errores. Descanse en Paz CT:(
Lamentable la intención de hacer un acto de homenaje a un guerrillero, así este hubiese tenido una lucha social, haber sido cura y caer muerto en su primera incursión, sin siquiera hacer un disparo. Estos actos requieren previamente del esfuerzo de una pedagogía por la reconciliación, en especial en una zona en donde hay dos bandos criminales, lo cual repercute en la sociedad civil. También señala la debilidad del Estado, ¿Cómo puede darse la tala de tantos árboles por un camino acompañado de la Policía, sin que lo detecten? Camino hay por recorrer después de la firma de paz con las Farc.
Que clase de gobierno criminal lleva al hijo de un líder del ala política de un grupo terrorista aun en armas a una población para que este los acuse de paramilitares, que es lo mismo que decirles enemigos a la población civil, cuando aun hay un conflicto armado en el caso de los optimistas, estos actos se hacen normalmente el día después, porque mientras el acuerdo no este sellado, lo que no se puede garantizar porque el gobierno a pesar de todo su manipulación no puede asegurar a ciencia cierta que le van a refrendar su acuerdo, ya que ni la misma guerrilla de las FARC ha validado el mecanismo.
Quien va a responderla a San Vicente de Chucuri el día que le maten un lider comunal(aun en el conflicto porque como todo se los van a perdonar ya que importa) me parece que el representante del pueblo en este proceso lo esta entregando a las fieras y Dios quiera que no haya retaliaciones contra el pueblo por esta tremenda irresponsabilidad. Todos los análisis son si hay paz y si no que?