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En las últimas semanas se han publicado diversas encuestas sobre el clima de opinión nacional y todas tienen un denominador común: el Presidente está en su más bajo índice de favorabilidad desde que ejerce la Presidencia. No importa la muestra, ni el encuestador, ni si se hace en cinco ciudades o en 32 municipios.
La pregunta que se hace el gobierno es la misma desde hace años y la respuesta que se da también: en la Casa de Nariño consideran que el Gobierno va mejor de lo que los ciudadanos creen y que por tanto hay un problema de comunicaciones, diseñan entonces campañas para “mostrar los resultados” y atiborran la ciudadanía con una serie de cifras que la gente no cree. Millones de empleos, carreteras, aumentos de cobertura, etc que caen en el vacío.
Error, el problema no es de comunicaciones, ni tampoco de resultados, sino de confianza. Es un típico caso de responsabilidad política que deriva en falta de confianza. Ese deterioro es uno de los más graves para un gobierno porque afecta su capacidad de liderazgo, su posibilidad de movilización de la sociedad.
El comportamiento ciudadano es un buen ejemplo de los grave que esto puede resultar. El Gobierno lleva meses diciendo que hay que ahorrar agua y energía y al contrario no solo no baja el consumo sino que incluso crece. Se oye mucha gente que no cree, que piensa que el racionamiento es una cortina de humo, que Santos quiere distraer mientras entrega el país a la guerrilla y etc. Solo en los últimos días ha habido ahorro ante la inminencia de los cortes de energía pero con los tres aguaceros que ha tenido Bogotá, la gente ha vuelto a decir que que va…
Todo el manejo de este asunto ilustra bien el estilo presidencial y devela con claridad dónde está el problema. Resulta que el Presidente tiene un estilo “gerencial” en el que delega casi todo. Los Ministros tienen el deber de diseñar las políticas públicas y ponerlas en ejecución con muy poca o casi nula interlocución con el Presidente. Santos no da “línea”. Muchos ministros permanecen desconcertados porque el Presidente no “orienta”.
Santos cree, con razón según teorías modernas de administración, que para eso están los Ministros y que deben responder por los resultados y por eso los famosos semáforos de la Ministra de la Presidencia se vuelven tan relevantes, porque casi que es sólo ahí donde el Presidente interactúa con los Ministros para saber si van bien o van mal.
Es muy probable que el Ministro de Minas saliente haya tenido muy poca oportunidad de discutir con el Presidente el estado de la situación de la generación de energía y los posibles planes de contingencia por lo que cuando Santos se enteró que estamos ad portas de un racionamiento haya decidido sacarlo. El Ministro tuvo que dejar su cargo, un típico caso de responsabilidad política: no fue oportuno.
Hasta ahí todo “normal” o al menos entendible. En Colombia estamos acostumbrados a que el jefe tiene que estar encima de todo y eso es lo que la opinión califica bien. Ya lo vimos con Uribe a quien los “especialistas” le criticaban la microgerencia pero la gente se la premiaba. Lo mismo pasa con Vargas Lleras que dice que hay que estar “arriando” (Por eso a la lista de la tormenta perfecta hay que sumarle la ausencia de Vargas que deja un hueco gigante de presencia del Gobierno en los territorios). Los Alcaldes bien calificados son los que se disfrazan con un casco varias veces a la semana y se van a “las obras”.
Santos no hace eso y mientras no lo haga va a tener un problema de deterioro de su imagen. Claro que la favorabilidad de Santos está íntimamente ligada al proceso de La Habana, pero más allá de eso está unida a la percepción ciudadana de desatención o de atención tardía de los problemas: Santos no va a La Guajira a alzar niños en estado de desnutrición, si acaso llega a Riohacha a reunirse con “las autoridades”. Si hay soldados o policías que resultan víctimas de ataques, el Presidente no va hasta el sitio. Esa actitud hace que la gente lo perciba como lejano y desentendido de los problemas. No reacciona rápido como en el caso de la Policía o en el de Reficar.
No tengo elementos para decir si en materia de administración sea buena o mala la micro gerencia, pero en política no hay duda que la cultura colombiana exige una presencia y reacción permanente del Presidente. La ausencia pega directamente contra la confianza que en el caso de Santos arranca con un déficit grande porque un sector de la sociedad considera que “traicionó” a Uribe y eso no lo hace confiable.
Muchas veces se reclama que alguien asuma la responsabilidad: “aquí nadie responde”. Pues en realidad la responsabilidad política se asume todos los días porque no es más que la confianza ciudadana en una persona, esa es la que miden las encuestas y en Colombia está asociada a la figura del Presidente. Ya el Ministro se fue pero si llega a haber racionamiento nadie va a decir que fue porque Tomás González (así se llamaba el Ministro?) se descuidó. La factura va directo en contra del Presidente, como fue la de la Policía, la de Isagen, la de los niños de La Guajia, la de Reficar, la del paro judicial e incluso la de la detención de Santiago Uribe.
Presidente, la responsabilidad política es indelegable.
Que pobreza en el análisis de la imagen del presidente... una cosa es la campaña donde es necesario untarse de pueblo, otra cosa es en el cargo, las decisiones bien tomadas son las que siguen la linea del discurso y la promesa inicial, eso de la traición es precisamente la reacción a una decisión contraria a lo que se espera, la derecha o la izquierda, no la otra derecha o la otra izquierda, el mensaje con doble sentido es mal entendido y como en la película "si va a comer mierda, hágalo con decisión" ... no a medias ni escudándose en terceros y menos con aguas tibias y cortinas de humo, fiscales de bolsillo, hackers, persecución política y las demás marranadas que tienen aburridos a los colombianos.
La mentira y la traición son malas, y juntas en el mismo personaje son fatales e imperdonables... ese no es buen camino para una paz mal negociada o mejor para un acuerdo de entrega de prevendas a cambio de nada.
Lo unico que le subiria la imagen al Presidente seria que cerrara las negociaciones de La Habana e iniciara de nuevo la politica de Seguridad Democratica de la amdministracion de Uribe. Las encuestas son realmente un ataque politico de los sectores que no estan de acuerdo con las negociaciones de paz.
Estoy de acuerdo en buena parte de su columna. Sin embargo sus problemas de favorabilidad no se deben a que sea poco populista, sino que no tenga relación directa con su gabinete y que se entere de los problemas cuando están ad portas de de estallar, como usted lo deja entrever en su columna. Por otro lado, creo que se debe a que quienes pone en la cartera, por no tener ningún contacto, no siempre son las más idóneas, el caso de la ministra de educación es uno de los más notables, también el MinInterior, que aunque puede ser idóneo, todo el tiempo lo retratan como una persona que usa el cargo para favorecer a su partido y no al país y el caso del vicepresidente, que no parece que estuviera en el gobierno del presidente Santos, sino que estuviera haciendo campaña para el 2018 desde que inicio en el gobierno de Santos.
Q Santos se unte d pueblo, q Santos sea menos clasista, q Santos sea + arrabalero, q Santos sea + pueblo, q mientras otro monta a caballo èl va en limusina, mientras otro está dispuesto a dar en la cara al marica, èl juega pokker……..q Santos sea. + Furibe…. .Así resumo la plegaria d Riveros esta semana.
No sé Riveros, pero si con 1-Furibe las cosas son difíciles, no me quiero imaginar con un clon; ya hay un Gato y ahora con un excelente clon....basta ya..!!. Además xq' paniquearse si esas son las cosas q suceden sólo en COLOMBIA. Es cuestión d estilo.
Voté x Santos única y exclusivamente x el proceso Habana siendo consciente q la mecha no le alcanzaba para +, lo malo d todo esto es q èl mismo se comió el cuento y se durmió delegando poderes y responsabilidades….hoy x hoy sólo la Habana le salva la papeleta.
D q' clase d responsabilidades políticas son las q Riveros espera q Santos asuma en un país donde todo es “NORMAL”.?
Ilustrísimo filósofo, las cosas que no solo pasan en Colombia, es una de estas. La firma de La Paz es la medalla de oro de Santos, cuando lo logre solo quedarán bravos uribe y unos cuantos gatos, ya nadie se acordará de las cosas que lo están afectando ahora y hasta los periodistas harán notas magnificandole su persistencia en este acuerdo, lambonamente, lo adularán y aquí no ha pasado nada. Lo eso mal Riveros, si algo tienen los uribistas es que creen en su mesias a ojo cerrado, yo sé que Santos no es su Mesías pero al menos no pierda la confianza que esto saldrá bien para los que queremos La Paz y mal para los enemigos de ella
Señor Riveros, le ayudo a resumir el artículo: Santos es de lejos el peor presidente de la historia, una completa vergüenza!.
Dr. Riveros, excelente análisis, generalmente no estoy de acuerdo con sus ideas pero esta le "da en el clavo" a la situación del actual gobierno.
Pero, entonces, "el problema SÍ es de comunicaciones", porque esos actos de "presencia" se realizan solamente para ser comunicados; no tienen otro propósito ni son realmente efectivos.
Es claro que la microgerencia selectiva y mediática es pura demagogia, porque es obvio que el presidente no le puede prestar atención individual a cada problema de cada ciudadano; ni siquiera a cada problema de cada entidad, por física falta de tiempo.
Es claro que si el presidente se pone un casco y se hace tomar fotos en Reficar, o si se hace fotografiar alzando niños en La Guajira, eso no cambiará nada; pero nos gusta pensar que sí. Bobos que somos.
El problema es que la idoneidad tiene poco peso en la selección de los funcionarios, pues cada nombramiento es visto como un premio a un aliado político que llega a repartir el pedazo de torta que le corresponde a un grupo, en prepago o postpago.
La responsabilidad política sí se delega, pero se delega mal, y rebota, se devuelve. Bobos que son.
Estoy de acuerdo el problema es de comunicaciones, pero es mas complejo de lo que los politiqueros entienden. Un líder no es omnipotente pero tiene que trasmitir que le importan las cosas, que tiene visión clara, que entiende las interrelaciones y que todas las piezas engranan para un fin. La confianza se construye en el transcurso de ese ejercicio, se ha demostrado en economía que el peor camino es cambiar los objetivos a lo largo del tiempo, porque eso desperdicia recursos y evita que las personas sepan a donde ir.
El efecto manada es lo que construye la mayoría de los ejercicios sociales exitosos. Claro adicional a esto la suerte puede ayudar, pero el problema de los ciclos es que se retroalimentan y si no estas encima de las cosas y ademas te va mal, la gente establece la relación de causalidad de "paso porque no le puso cuidado", así que se transforma en un juicio. Quien no entiende el estado, asume que si algún ente tiene una función, es redundante tener alguien para lo mismo.
El mayor problema de educación en Colombia es la creencia del conocimiento, a la gente le dan un titulo profesional y ya se cree doctor, cuando es un postgrado ya a Aguadas le toca hacer fiesta para recibir al próximo.
El cuento de las "teorías modernas de administración" es otro punto bajo, porque realmente lo primero que hace alguien serio es ver la organización que se tiene. Durante mucho este ha sido el paraíso del Laissez Faire, con los resultados que podemos ver, ademas a lo francés por lo que es casi medieval, cuando no hay orden lo primero es organizarlo, hay alguien un poco mas estructurado que gano un Nobel por economía institucional(di tu North) y lo que a nosotros en Colombia nos falta es eso, no burocracia como cree Santos, ademas de que le sirve al pueblo un semáforo rojo durante tres de esas reuniones, nos ponemos serios?, mientras los niños mueren, el país se desbarata y el paraíso de hace algunos años para la prensa desaparece como otra caótica banana republic genial.