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Al terminar esta semana el presidente Santos se habrá reunido con cinco jefes de Gobierno europeos y toda la cúpula de la Unión Europea buscando fondos para la paz. |
Toda esta semana el presidente Juan Manuel Santos estará de gira por Europa pidiendo plata para el fondo que busca aterrizar el proceso de paz con las Farc, que él mismo describió como “una especie de Plan Marshall”. Sin embargo, es más probable que su gira termine siendo más política que de recaudo de fondos y que vuelva con más respaldo político para los diálogos en La Habana que con plata en el bolsillo para implementar los acuerdos.
A eso se suma una dificultad: Colombia está en pleno ciclo de crecimiento económico y lejos de ser pobre, por lo que persuadir a los países más ricos de que den plata -justo cuando están en crisis- será más difícil.
“Sí van a haber recursos pero limitados porque los países europeos sí están interesados en apoyar pero falta ver cómo se van a articular. Y no va a ser antes de que haya un Acuerdo formal”, dice Juana García Duque, una profesora de administración de la Universidad de los Andes que ha estudiado los recursos de cooperación que ha recibido el país.


La idea del Plan Marshall colombiano ha sido central en el discurso de Santos, pero su agenda de viaje en Europa tiene más almuerzos con jefe de Gobierno y monarcas que con técnicos de cooperación al desarrollo.
Arrancó ayer en Madrid con el presidente Mariano Rajoy y el rey Felipe IV. Hoy estuvo en Bruselas con toda la cúpula de la Unión Europea: tras verse con Herman Van Rompuy -el presidente del Consejo Europeo- y la jefa de la diplomacia europea, visitó la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo y luego estuvo con el recién estrenado jefe del Ejecutivo de la UE, Jean-Claude Juncker.
Mañana se reunirá en Berlín con la Canciller Angela Merkel, continuando el jueves a Lisboa para verse con el presidente y el primer ministro portugués. Cerrará el viernes en un doblete París – Londres, en donde se verá con el presidente francés Francois Hollande, el vicepremier británico Nick Clegg y el secretario general de la Ocde. Es decir, va a estar con casi toda la primera fila de gobernantes europeos.
En cambio, en su agenda no hay ninguna reunión con los 'duros' de la cooperación internacional de ese país.
No se sentará con EuropeAid, que coordina la ayuda al desarrollo de la Unión Europea. Tampoco con las agencias de cooperación de los países europeos más generosos o los que más relación histórica tienen con Colombia, como la Aecid española, la GIZ alemana o la AFD francesa.
Esto es grave porque, aunquen los jefes de Gobierno tiran línea, los planes de cooperación se hacen a varios años, se suelen planear con cierto tiempo de anticipación y muchas veces siguen políticas de Estado difíciles de modificar, por lo que poner en marcha un fondo en un año no se ve fácil.
Eso será así mientras no se firme un acuerdo final con las Farc. Así lo muestran las palabras del jefe de la cooperación española Jesús Gracia, quien dijo hace una semana en Cartagena que “sí vamos a participar, estamos haciendo reservas presupuestarias para cuando se den las circunstancias ponerlas en marcha; primero tienen que llegar a un acuerdo de paz, pero no hay duda de que la Comisión Europea va a acompañar este proceso”.
Por eso, los espaldarazos que recibirán Santos y el proceso de paz en seis capitales europeas (además de la sede central de la Unión Europea) pueden más bien tener un efecto político en Colombia.
“El objetivo último no es conseguir plata. En momentos en que se ve un debilitamiento del proceso de paz en la opinión pública y en que le llueven ataques de la oposición, la mejor salida es reforzarlo con esa legitimidad internacional. El mensaje que queda es que el mundo apoya el proceso de paz”, dice la internacionalista Sandra Borda, que ha estudiado el efecto del conflicto en la política exterior colombiana.
La página de Presidencia abre con un especial a página entera de la gira, que rememora cada reunión con lujo de detalles,
“Eso es igual de importante que la plata, e incluso más en este instante. No son espaldarazos simbólicos porque aíslan más al uribismo en su oposición y envían el mensaje de que ningún actor internacional comparte su visión del proceso. Eso podrá no convencer a los uribistas recalcitrantes, pero sí a la gente que tiene dudas”, añade Borda.
Aunque otras personas, como señaló el periodista Hassan Nassar en Hora 20, esperarían que -más que a los extranjeros- Santos convenza a los colombianos que tienen que refrendar los acuerdos y, que según la última encuesta, tienen bastante escepticismo.
Ya algunos medios europeos han hecho eco de esa visión. “Uribe se niega a admitir que los diálogos ofrecen la mejor oportunidad para terminar un conflicto que ha agobiado a Colombia con tanta muerte”, dijo el viernes el Economist, la prestigiosa revista económica británica.


La mayor dificultad para Santos al pedir plata en Europa es que Colombia ya no cabe en la categoría de país donatario.
En 2011, Colombia fue reclasificada como un país de renta medio alta por la Ocde, el “club de buenas prácticas” al que Santos aspira entrar. Eso nos colocó en la categoría de los países que teóricamente quedan por fuera de la cooperación internacional, que prioriza a los lugares con mayores necesidades y mayores índices de pobreza.
Desde entonces, las exportaciones y la inversión extranjera siguen subiendo; el país arrancó el proceso para entrar a la Ocde; el informe Doing Business -que salió justo antes de que Santos saliera para Europa- colocó a Colombia como el número uno en América Latina en facilidades a la hora de hacer negocios.
Ese auge colombiano coincidió con la crisis económica que ha golpeado fuertemente a muchos de los países más generosos y que causó una drástica reducción en los presupuestos para ayudar al mundo emergente.
Por eso Santos tendrá que convencerlos de que Colombia, a pesar de todos esos logros, tiene títulos para pedirlas por el esfuerzo por poner fin a un conflicto armado de varias décadas.
De hecho, el país ya ha sentido el cambio. Hace un año era -según la Ocde- el segundo país que más recibía recursos de cooperación internacional en América Latina y el Caribe, sólo detrás de Haití. Ahora ya nos sobrepasan Bolivia y varios países centroamericanos.
Casi todos los países han disminuido sus recursos de cooperación en el país y tanto la Unión Europea como Estados Unidos -los principales financiadores del país- han enviado el mensaje de que están en “estrategia de salida”.
“El presupuesto de Usaid ha bajado, por el éxito que tiene Colombia. Algún día vamos a cerrar nuestra oficina y eso va a ser una razón para celebrar”, dijo hace una semana Mark Feierstein, el director para América Latina de la agencia de cooperación gringa Usaid. La UE iba a terminar su apoyo a Colombia este año, pero al final decidió hacer una excepción y extenderla por tres años más.
A eso se suma que Colombia aún no tiene respuestas claras para las preguntas fundamentales a la hora de pedir recursos de cooperación internacional. Más allá de que aún falta para que haya un acuerdo con las Farc, si es que se llega a firmar, Santos no ha dicho cuál sería el mecanismo para poner la plata a funcionar, en qué áreas se invertiría o qué roles podría cumplir cada país.
Colombia no parece tener claro qué tipo de ayuda prefiere. En las últimas semanas el Gobierno ha hablado de 'mesas de donantes' para la paz, como las que organizó Andrés Pastrana durante la época del Caguán y que suelen usarse para recaudar plata rápidamente para crisis como el tsunami en el sudeste asiático o el conflicto actual en Siria.
Santos, sin embargo, ha hablado de un 'fondo europeo de dinero', un mecanismo de financiación distinto que consiste en un fondo fiduciario que depende de la UE y que solo tiene un precedente en la República Centroafricana. Al mismo tiempo, el Gobierno también viene recibiendo créditos blandos -como el que otorgó Alemania ayer por 100 millones de dólares- que son considerados cooperación por sus condiciones favorables pero que el país tiene que pagar.
Tampoco hay un orden de prioridades que permitiría organizar a los distintos donatarios. Por ejemplo, Suecia -que siempre ha priorizado el tema de género- está financiando proyectos con mujeres víctimas en Colombia y suele trabajar por su propio lado, por lo que podría no querer entrar a un fondo común.
Muchos países ya están financiando a Colombia, en temas centrales para la paz como el desarrollo rural o las víctimas, por lo que no queda claro si ya están aportando recursos para el 'posconflicto' o si el Gobierno busca incrementar esos fondos. De hecho, el campo ya es el sector que más cooperación recibe en el país, con Estados Unidos, Noruega, Francia y los Países Bajos apoyando distintos temas de tierras y restitución, con lo que tampoco queda claro -sin un plan de aterrizaje de los acuerdos aún hecho- en dónde podría entrar a jugar cada uno de esos países.
Todas preguntas prioritarias para el futuro ‘fondo de la paz’, pero que ni Santos ni su Agencia de Cooperación Internacional han tirado línea. Por ahora, más que plata, están recolectando el apoyo político a la paz.
La política sin dinero no es política. La política ha adquirido un nuevo status, es el arte de conseguir y concentrar dineros sustentándose en proyectos que persiguen un beneficio social. Existe un pero, los verdaderos beneficiados son individuos con intereses particulares, empresas privadas (Vr.gr. casas gratis), corporaciones, llámense como quieran, menos el "beneficio social". Pedir dinero al que tiene es someterse (arrodillarse) a las condiciones que impongan (no que sugieran). El pueblo colombiano tiene la capacidad de buscar su propia solución, sin entregar nada a cambio al extranjero. Existen muchas propuestas a lo largo y ancho del territorio colombiano que son desoídas por los dirigentes, producto de la "continuidad democrática". El término pos-conflicto y el término de lo ambiental son pretextos, utilizados por estos Gobiernos para seguir lucrándose.
Ombe ABL, el artículo resulta bueno x la información tan precisa q centra la gira en un efecto político q Enfríe más a la recalcitrante oposición NADA reflexiva d un-o- hombre. Y a esto se llega xq en Colombia las encuestas y la manipulación de la información x la gran mayoría de medios, sino todos,hacen q cada día sea un viacrucis para el proceso y los avances q se están logrando, porque insisten en desvirtuar a como de lugar las posiciones q asume la guerrilla incluso d manera unilateral al anunciar el desminado y apartar dl conflicto a los menores.
N la segunda parte sobre la mendicidad d Santos- a nombre d todos- indiferente q tanto se recaude x aquello q disque el país ya no es pobre- x eso será q roban y roban y nunca se acaba?-. Si me asalta la duda, más q en q' se va a emplear, diría QUIENES?.
El posconflicto como sea hará llover plata y mucha, y en un país donde muchos hombres bien cargan un trapo para robarse un mojado, todo es posible.
Resistiremos Otro ARMERO?.