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Jorge Enrique Robledo fue el senador más votado en las últimas elecciones parlamentarias del 9 de marzo. Alcanzó la cifra de 191 mil apoyos. Foto: |
Hay un político en Colombia convencido de que la clase que ha manejado al país, separó su suerte personal de la suerte de las mayorías. Y así, se ve a sí mismo como el embajador de un país maltratado, para el que los dirigentes han construido un desastre. Jorge Robledo es el vocero de la Colombia inconforme.
Robledo nació en Ibagué en 1950 en una familia de clase media alta. Antes de ser el militante político de izquierda que es hoy, Jorge Enrique Robledo era un niño inquieto, cuyo parque de juegos era la plaza de Bolívar de Ibagué. Desde la terraza del tercer piso de su casa, en plena esquina de la Plaza, Robledo jugaba con sus amigos a tirar pequeños torpedos de pólvora hacia la calle. Pero lo que más le gustaba era jugar en el campo, lejos de la ciudad.
La familia de Robledo tenía una acción en el Club Campestre de Ibagué a donde los niños iban a hacer deporte y a jugar, sobre todo a treparse en los árboles de guayaba, los más altos. En una ocasión, Jorge Enrique Robledo se cayó mientras saltaba de rama en rama, mientras todos le pedían que se bajara. La aventura terminó en el hospital, donde se le tuvo que practicar una pequeña cirugía para cerrarle una herida en la cara. “La terquedad que muestra en los debates no es de ahora,” dice su hermano. Aunque la de hoy, afirma, “es una terquedad lúcida, de defender sus creencias a ultranza.”
En la familia del senador nunca faltó ni sobró el dinero. José Robledo, su papá, un frustrado estudiante de medicina, pasó por varios negocios y terminó trabajando para el municipio de Ibagué. Pero lo que más le gustaba era la cacería “ecológica” de perdices, conejos y palomas que se escondían entre los arrozales de las fincas alrededor de Ibagué. Jorge Enrique, Carlos Alberto y su hermana mayor, Victoria Eugenia acompañaban a su papá en la caza con lo que tuvieran a la mano: cauchera, pistola de balines y escopeta, con la única condición de que se comieran lo que cazaban. Después de la faena venía el festín.
Su mamá, Cecilia, en cambio, es descrita por su hijo Carlos Alberto como una “mujer cívica”. Trabajó para ayudar a los presos, sobre todo a los de la Isla de Gorgona. Luchó porque ésta dejara de ser una cárcel y se convirtiera en el laboratorio de flora y fauna que es hoy. De eso escribió un libro que aún guardan sus hijos, y también poesía y letras de música a pesar de sólo haber cursado hasta el cuarto de primaria.
En ese ambiente creció Jorge Enrique Robledo, “Piquis”, como lo llaman todos lo que lo conocen desde pequeño. Su hermano insiste en que siempre en su familia se les inculcó el sentido social, la honestidad y el valor del conocimiento por encima de la plata. Para él su hermano es más un justiciero que un político. Algo que pudo heredar de su abuelo materno, el liberal Carlos Castillo Gálvez que participó en la Guerra de los Mil Días y que era un liberal, liberal. Pero algo que Robledo sólo vino a explotar cuando entró a la universidad a finales de los años 60.
Allí se inició en el debate político como estudiante de arquitectura en la Universidad de los Andes. Fue en esos años que ingresó al movimiento que cuarenta años después sigue siendo su nido: el Movimiento Obrero Independiente Revolucionario (Moir). El mismo en el que hizo a sus grandes amigos. Y donde, militando con la disciplina de un soldado, se enamoró de la política y también de su esposa, Carmen Escobar.
Carmen, su cómplice de toda la vida - como alguna vez escribió Semana -, su sombra - como dice Aurelio Suárez, su amigo del Moir-, es tan crítica como él de la realidad del país. De izquierda también, es la coautora de la vida a contra corriente que lleva Robledo.
Fuera de las cámaras, del micrófono, lejos del Capitolio, con Carmen, Robledo va a cine, ve películas en su casa, sale a comer, y viaja. Juntos viajan mucho, desde siempre, es lo que más les gusta mientras él habla y habla de la arquitectura de cada calle que recorren. Con sus hijos han conocido Colombia. Pero también junto a ella se ha forjado su espíritu irreverente.
Juntos, en la Universidad de los Andes, se dieron la pela de salvar el departamento de Bellas Artes - donde ella estudiaba. Y juntos también ingresaron en el movimiento estudiantil de 1971, que lideró protestas históricas en las calles de Colombia.
Mientras fue estudiante de los Andes, Robledo se metió a los barrios más pobres de Bogotá y de sus alrededores, algunos informales, para ayudarle a la gente a mejorar sus casas. Eso lo acercó mucho a la gente, a sus problemas, fortaleció su convicción de que el país necesita un cambio. Necesita (en presente) porque para él, casi cuarenta años después, todavía no ha llegado. Haciendo ese trabajo social llegó a ser concejal de Soacha en 1974. Después, se casó con Carmen y se fue a vivir a Manizales en 1975.


En Manizales trabajó como profesor en la Universidad Nacional. Dio clase de arquitectura por casi 30 años y por esa labor fue condecorado con la Orden Gerardo Molina, la máxima que otorga la Nacional. Siendo profesor, Robledo se convirtió en un amante del bahareque, una técnica de construcción milenaria reinventada a finales de siglo XIX en el Viejo Caldas y sobre la cual escribió en 1993 el libro ‘Un siglo de Bahareque en el antiguo Caldas’.
En su amor por el bahareque, Robledo no dejó de nadar contra corriente. Después del terremoto del Eje Cafetero en 1999, cuando muchos en la región pensaban que era esa una oportunidad para demoler edificios viejos y construir otros nuevos, con técnicas modernas, Robledo junto a otras personas escribió una publicación en la que defendía al bahareque de manera vehemente. Titulada “Al bahareque le fue muy bien”, alegaban que era la tecnología sismo resistente más económica en Colombia.
Fuera de ese libro, de académico publicó otros; de periodista fundó dos periódicos y tuvo una columna de opinión; y de político no abandonó sus pasiones: fue un activista cafetero que se hizo sentir.
Apenas en 1976, junto a Carmen, un año después de aterrizar en Manizales, hicieron parte activa del rechazo social contra los Títulos de Ahorro Cafeteros (TAC) que se inventó el gobierno de López, mediante los cuales le pagaban a los cafeteros parte del bulto con un bono que podían cobrar sólo a los tres años. Esa, que López vendía como una política para promover el ahorro, para Robledo y el Moir era una estafa en la que iban a ganar usureros a quienes los campesinos cafeteros, sin plata y con hambre, les entregarían los TAC por un valor menor. Estaba desde entonces Robledo haciéndole oposición a la política agraria del oficialismo nacional. Veintiséis años después lo empezaría a hacer desde una curul en el Congreso.
A su Moir Robledo llegó de la mano de Francisco Mosquera, un activista político, columnista de Vanguardia Liberal y militante del Movimiento Obrero Estudiantil y Campesino, que fundó el Moir en 1969 como una organización de la clase obrera. Robledo terminó en el ‘claustro’ de Mosquera junto a muchos estudiantes de los Andes reclutados por el comité de dicho movimiento en esa universidad.
El Moir lo atrajo porque en medio de la lucha guerrillera, Mosquera proponía una manera política, racional, pacífica y no extremista de materializar las ideas de izquierda. Además, se contagió del discurso anti imperialista que promulgaban los moiristas, en el marco de la guerra de Vietnam, y de las críticas a las políticas educativas que perseguía el gobierno conservador de Misael Pastrana. Desde allí empezó a participar de lo público.
El Moir no ha dejado de ser desde los setenta su única trinchera ideológica. Cuando entre 1985 y 1990, el movimiento fue estigmatizado dentro de la izquierda y el sindicalismo por no alinearse con la Unión Soviética y Cuba, y algunos de sus miembros fueron fusilados por las Farc, Robledo no se fue. Cuando las dos listas del Moir al Congreso en 1998 - una encabezada por Robledo y otra por el entonces senador Jorge Santos – se quemaron, y el hoy Partido de Trabajadores de Colombia PTC se abrió, Robledo no dejó la casa que fundó Mosquera.
Estando de profesor en Manizales, Robledo acompañó a Mosquera en su estrategia de “pies descalzos”, en la que ese grupo se volcó a trabajar con los campesinos en las regiones. Fue Secretario Regional del Moir en Caldas. Y buscando representar los intereses de la región, se metió en el único tema que a todos convocaba en la zona: el café. Empezó a aprender con un libro de Roberto Junguito, “Economía Cafetera colombiana”, y después se volvió un experto. Incluso, en 1998 llegó a publicar su propio libro sobre el tema: “El Café en Colombia”.
De activista de los cafeteros Robledo conoció a quien sería su mentor, amigo y aliado en las batallas: Fabio Trujillo Agudelo.
Fabio Trujillo era un dirigente del Nuevo Liberalismo en Caldas y un empresario cafetero disidente de las directrices de la Federación. Fue junto a él que Robledo empezó a trabajar con la base campesina productora de café, ejecutando proyectos sociales y organizando movilizaciones cuando tocaba. Así se ganó la confianza de los campesinos. Y en medio de esa movida, Robledo se lanzó al Concejo de Manizales en los 80. Se quemó en las urnas por primera vez.
Con Trujillo siguió el activismo, fundaron la Unión Cafetera Colombiana en 1985 y la Unidad Cafetera Nacional en 1993. Conocieron el país a través de los cultivos. Fueron protagonistas de las protestas gremiales en los primeros años de los 90. Pero aún así no fue suficiente la tarea para ganar en las urnas y Robledo se quemó por segunda vez, como candidato a la Gobernación de Caldas. Quería tumbar la coalición del yepobarquismo y aunque perdió, quedó con ganas de seguir ‘peleando’.
En 1997, en el marco de una reunión en el Ministerio de Agricultura con la entonces ministra Cecilia López, Trujillo convenció a Robledo de lanzarse al Senado. Robledo le hizo caso y en 1998, con menos de 20 mil votos, se quemó por tercera vez. Fabio murió unos meses antes de las elecciones y Robledo, después de la derrota, lo sustituyó como líder del frente cafetero.
Durante el gobierno Pastrana, un dirigente arrocero, Ángel María Caballero, invitó a Robledo y a los cafeteros a unir esfuerzos. De allí surgió Salvación Nacional Agropecuaria. Y con esa organización Robledo, Caballero y otros dirigentes sacudieron al país con el Paro Nacional Agrario de mediados de 2001 para, entre otras cosas, pedir que se detuviera la importación de alimentos que el país podía producir y rechazar la decisión del gobierno Pastrana de intentar incluir a Colombia en el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas ALCA. Fue un intento fallido. Pero Robledo sigue empeñado en sus causas, así sean perdidas. En el gobierno conservador de Pastrana, apoyó otros paros sectoriales como el panelero o el papero, y desde el Moir enfiló baterías contra el Plan de Colombia. Después de mojar prensa con los paros, Robledo saltó otra vez al ruedo electoral con el Moir en 2002. Sacó 45.700 votos y esa vez sí ganó una curul en el Senado y dejó la Universidad del todo para entrar al Capitolio.
En ese mismo año llegó a la Presidencia Álvaro Uribe, quien encarnaría desde entonces el blanco de la férrea oposición de Robledo. Precisamente fue haciéndole oposición al presidente de derecha, a sus ideas, a sus subalternos y/o herederos, que Robledo se dio a conocer en la escena nacional.


Cuando Robledo era columnista de opinión en el diario manizalita de La Patria asumió como símbolo de su columna Contracorriente la imagen de un salmón. El salmón que nada contracorriente, un nombre que también utilizó para su libro que compila en dos volúmenes los escritos de esa época.
El salmón es el animal que describe a Robledo, quien fue la contraparte del discurso oficial, primero del gobierno de Uribe y después del gobierno de Juan Manuel Santos.
Si algo resume lo que más desvela a Robledo, lo que lo ha hecho caminar tanto en la orilla de las protestas y de la oposición, es la denominada soberanía nacional: Está convencido de que el país necesita alcanzar una autodeterminación política y económica, ajena a la injerencia de potencias extranjeras. Esa obsesión por lo nacional la cultivó el Moir, donde todos sus miembros, no sólo él, repiten que el país necesita perseguir una política económica propia – no impuesta por el “imperio” -, producir sus alimentos, proteger al campesinado y al empresario agricultor de la competencia foránea, ganar más de la explotación de los recursos naturales por parte de las trasnacionales, jugar en el escenario internacional ante los países desarrollados en condiciones de igualdad.
Bajo ese marco, en años en que Colombia firmó más de 14 tratados de libre comercio, Robledo se ha opuesto al libre comercio y ha acompañado en la protesta a quienes piden medidas proteccionistas. Y así como ha sido el vocero de los campesinos, también ha sido el senador aliado de empresarios, a veces grandes empresarios, que aunque lo ven como un radical de izquierda lo buscan para que de los debates en el Congreso contra los tratados que perjudiquen las industrias nacionales.
En tiempos en que el país decidió apostarle a la minería como una locomotora del desarrollo impulsada por la inversión extranjera, Robledo ha criticado y cuestionado con vehemencia a las multinacionales mineras que buscan fortuna en la riqueza nacional. En momentos en que el oficialismo se la jugó por la gran empresa como el vehículo para el desarrollo del agro nacional, Robledo advirtió que la acumulación de tierras en la altillanura, para los macro proyectos industriales que estaban en marcha, era ilegal más allá de las maromas jurídicas de los privados.
En el primer gobierno de Uribe, que ya contaba con el respaldo de las mayorías en el Congreso, Robledo – de congresista primíparo y trabajando con Hugo Serrano y Piedad Córdoba –, puso contra las cuerdas al Ministro del Interior de entonces, Fernando Londoño, por el escándalo de Invercolsa, quien posteriormente fue inhabilitado por la Procuraduría para ejercer cargos públicos. En el segundo gobierno de Uribe, cuando el Ministro de Agricultura, Andrés Felipe Arias, ascendía como la nueva estrella de la política nacional, Robledo desboronaba en debates a Arias y a su política estrella Agro Ingreso Seguro AIS. Al final el tiempo le dio la razón: Arias resultó ‘enterrado’ por AIS. Cuando Juan Manuel Santos intentaba posicionar a su gobierno como uno progresista, distinto al de Uribe, Robledo no se cansaba de repetir que Santos era lo mismo que Uribe. Bajo esa tesis, Robledo también se convirtió en la piedra en el zapato del santismo. Y para ello no tuvo problema en trabajar de la mano de senadores de otras vertientes políticas.
Junto a Maritza Martínez, una senadora llanera del Partido de La U, cuestionó en 2013 el modelo de desarrollo económico de la altillanura. Dijo que allá no había un negocio agropecuario si no especulación inmobiliaria. Antes en 2010, también con Martínez, debatió y cuestionó la reforma a las regalías, una de las principales apuestas de Santos comenzando su presidencia.
También por el desarrollo de los llanos, provocó la renuncia del entonces embajador en Washington, Carlos Urrutia, íntimo amigo de Juan Manuel Santos, porque su firma de abogados había asesorado a la multinacional Cargill para acumular tierras baldías en esa región por encima de los topes permitidos en la Ley. Después, por el mismo tema, acorraló al entrante Ministro de Agricultura, Rubén Darío Lizarralde. Alegó que Lizarralde llegaba al Ministerio para legalizar las irregularidades en la altillanura y resolverles los líos a “compadres” del Presidente con intereses económicos en esa región. Así Robledo entró en un rifirrafe con el Ministro y dijo que la trayectoria de Lizarralde como empresario presidente de Indupalma - su principal carta de presentación para llegar al Ministerio -, no era motivo de celebración porque acabó con el sindicato de esa empresa y montó un modelo de asociación en condiciones desfavorables para los campesinos.
Robledo también se alió con la senadora Nora María García Burgos y el representante David Barguil, ambos conservadores, para rechazar la prórroga al contrato con Cerro Matoso S.A - propiedad de la multinacional BHP Billinton – para la explotación de níquel en Córdoba hasta 2029.
Durante su último período como congresista, cuestionó la reforma a la educación superior del Gobierno (que se cayó luego de una gran movilización universitaria), la reforma a la Salud y los resultados divulgados por Santos en sus dos temas bandera de restitución de tierras y de entrega de viviendas gratis.
Los que lo conocen en su trabajo, dicen que Robledo prepara cada detalle de los debates que da y de las denuncias que hace. Y habla con las fuentes que saben del tema, con los expertos. Es arquitecto, ha sido profesor, es político, y también tiene espíritu de periodista. Todo, excepto lo primero, lo ejerce de congresista.
En su Unidad de Trabajo Legislativo UTL lo ven como un profesor estricto y riguroso que no pone nota ni grita pero que sí exige y da clase. Y aunque lo de riguroso y perfeccionista para algunos amigos es su talón de Aquiles, porque lo hacen ver como inflexible y eso en política quita votos, lo de profesor es una ventaja. Para los debates que da en el Congreso prepara un método pedagógico para que cualquiera entienda su discurso.
Además, Robledo no se ha limitado a hacer el control político que lo ha hecho famoso. En este gobierno, el senador del Polo se apalancó en la calle, y acompañó las movilizaciones agrarias y mineras que sacudieron al país en el 2013 y que tomaron por sorpresa al gobierno.
Tan incómodo se volvió para Santos, que el propio presidente y su ministro del interior Fernando Carrillo acusaron a Robledo de incitar la protesta e invitar a la violencia para alcanzar réditos electorales. Robledo, que ha dado a lo largo de su vida tantas peleas dentro de la izquierda para rechazar la combinación de las formas de lucha, se declaró entonces un perseguido, víctima de una conspiración. Y redobló su oposición al gobierno.
Las contradicciones

La única vez que Robledo no jugó de salmón le fue mal.
A raíz de la nueva ley electoral y de la fijación de un umbral mínimo para competir en las elecciones, los diferentes grupos de izquierda, que estaban desperdigados en varias facciones y carecían de registro electoral, tuvieron que unirse para competir en las elecciones de 2006. Un año antes comenzó a fraguarse la idea de hacer una gran alianza programática que tuviera un propósito más allá de lo electoral que desembocó en la creación del Polo Democrático Alternativo. Robledo llegó a este partido como parte de Alternativa Democrática, una alianza de izquierda liderada por el ex magistrado Carlos Gaviria que se armó en el primer gobierno de Uribe y se fusionó con el Polo Democrático Independiente PDI.
Aunque el ideario fundacional era de unidad de la izquierda, las urgencias electorales primaron y el Polo fue desde un inicio una federación de los grupos que lo crearon. Tanto la Anapo, como el partido comunista como el Moir conservaron sus propias estructuras, cada uno sacaba su periódico y tenía su propia sede. A pesar de que miembros del Polo sugirieron que se disolvieran estas facciones y se creara una sola estructura, al final había mucha desconfianza entre ellos y a todos les convenía electoralmente mantener sus feudos.
Esta agremiación funcionó hasta que estalló el mayor escándalo de corrupción que haya existido en la ciudad. La Comisión de Ética del partido consideró que las evidencias de corrupción en el gobierno del Polo de Samuel Moreno, reveladas por los medios y aceptadas por la justicia, eran suficientes para sancionar al Alcalde con su suspensión temporal del partido por razones éticas hasta que fuera juzgado. Fue una decisión autónoma que fue rechazada con virulencia por parte de las directivas del partido, incluido Robledo.
El Senador, que venía de dar durísimos debates contra el gobierno por temas de corrupción, cuando se trató de su propio partido guardó silencio. Robledo dijo muy poco, y hasta último momento fue parte de la facción del Polo que respaldó a Moreno. Así, jugando del lado del oficialismo y no de la oposición fue incapaz de darse cuenta de la trampa que cocinaron sus copartidarios.
Siguiendo la lógica maoísta, Robledo consideraba que las contradicciones políticas e ideológicas con el Gobierno y con Gustavo Petro –que ya fuera del Polo se había convertido en el principal denunciante del Cartel de la Contratación que se había robado Bogotá- eran más graves y había que enfrentarlas primero.
“Robledo pensaba que Estados Unidos y el Establecimiento –unidos a la maquinaria estatal- querían acabar con el Polo tumbando a Moreno”, dijo una persona del Polo que presenció todo el debate interno y que abogaba por expulsar al Alcalde. “Decía que éramos unos idiotas útiles del santismo por querer sacarlo”.
Esta posición del senador, que hasta ese momento era considerado un ícono de la lucha anticorrupción, fue duramente criticada en los medios.
Él, sin embargo, se tomó su tiempo para lidiar con lo que consideraba las “contradicciones secundarias”. Cuando ya Moreno estaba preso y destituido por el Procurador, cuando Gustavo Petro ya se había ido, Robledo comenzó a liderar la purga interna dentro del Polo y como lo había hecho antes en el Moir se fue adueñando del partido.
En menos de un año, salieron del Polo expulsados o aburridos, los del partido comunista que se fueron a la Marcha Patriótica; los ex militantes del M-19 que fundaron con Gustavo Petro Progresistas; y varios otros grupos menores como el Polo al Sur y los Ecosocialistas. “Los aburrían. Los aplastaban en el comité ejecutivo; los criticaban públicamente. El Moir es tan sectario y estaba tan crecido con el paro agrario que fueron sacando a todo el mundo. El chiste ahora es que ya no se llama el Polo sino el Poir”, dijo la misma fuente. Describió a Robledo como “un hombre serio, que estudia, que tumba ministros. Que cuando hay que apoyar causas radicales lo hace. Pero es hijo de un partido jerárquico, dogmático y que tiene un corte leninista muy claro”.
La desbandada dentro del Polo ha sido tan grande que ahora la supervivencia de esta izquierda dependía del éxito del Senador en las elecciones del 9 de marzo. Ese día, Robledo demostró qué tanto valoran los colombianos que él siempre (o casi siempre) haya nadado contracorriente: se convirtió en el Senador más votado en todo el país con 191 mil apoyos.
Nota: Este perfil forma parte del libro Súper Poderosos, recientemente publicado en papel por La Silla con la editorial Aguilar.
Lo no contado en la nota @JERobledo denuncio en los 2008 al primo de los nule alberto rios veilla ante el contralor de esa época julio cesar turbay quintero por la capitalización irregular de EMGESA www.moir.org.co/COMO-SE-CHALANEA-PARA-ACAPARAR.LAS-html una de las empresas donde los nule ganaban los contratos. Si el senador robledo no dijo nada sobre los nule y por ende los moreno fue porque ex-contralor turbay y supersociedades los hicieron pasar por "Buenos Muchachos". No olvidemos la actuación de supersociedades en casos como DMG, interbolsa y demás donde ha destacado su ineficiencia y omisión
Me pregunto si en lista abierta hubiera llegado al senado jose obdulio, si hubiera sido el partido mas votado????
Por supuesto que fue por lista cerrada. Que hubiera sido de la mayoria de corruptos desconocidos del Alvaro Uribe Centro AUC, si no hubiera sido por una lista cerrada? Que seria de Zuluaga? Los Uribistas quieren a Uribe en la Presidencia. Los demas son perdedores que no piensan por si mismos y que dependen de Uribe para sobrevivir. Les Recuerdo que el Actual Presidente fue electo por obra y gracia del Uribismo y despues mando a Uribe al carajo. Y me atreveria a pensar que Zuluaga podria hacer lo mismo.
Muy bueno! Amerita la compra del libro. ME parece excelente que le abran espacio a otros géneros como el perfil (cuyo caso específico le da profundidad al "quién es quién") que nos permitan no solamente conocer de dónde vienen nuestros políticos, sino también recordar la historia reciente de nuestro país, ya que gracias al ritmo frenético de nuestra actualidad la hemos olvidado, o simplemente la desconocemos.
Que paradoja que la disciplina del salmón sirva precisamente para reproducirse por lo general en el mismo lugar en que nació. Robledo no reconoce ninguna forma verdadera de oponerse al gobierno, y de paso sugerir una ruptura a su forma de gobierno, sino se hace desde, para y por el MOIR. Quiza, siguiendo las analogias ictiologicas, las "sardinas" del PTC (a saber, la otra gran división del MOIR, que tiene como portavoces mas visibles a Marcelo Torres y Yezid García) se agrupan a regañadientes con Santos, aun a pesar de la animadversión que el caso de Petro genera. Quiza tambien por eso es que nuestro "salmon" Robledo los cree "santistas solapados" como en su momento dijera en entrevista a Semana.
Otro con tiquete comprado y pagado, directo y sin escalas, al infierno de Maria F.
Siempre trato de leer y comprender lo leído, pero a veces encuentro frases que saltan y me golpean antes de lograr esquivarlas, como esta: "como agroingreso que lo acabaron y ahora los campesinos se mueren de hambre". ¿En serio?
Si hay alguien corrompido por “principios” bipartidistas, genuflexo al capital transnacional y aliado de bandas criminales es su ungido del Ubérrimo, el antiguo jefe de Santos, Zuluaga, Martha Lucía y Peña-loza; para muestra un botón: http://192.185.116.146/~polo1970/pdf/Por%20las%20Sendas%20del%20Uberrimo...
E X C E L E N T E E E E .....
Este documento no es sólo informativo, es también instructivo.
Q buena recopilación han hecho con este personaje, los TAC, los fusilamientos a manos de las FARC, los primeros " pies descalzos" del país, en fin.
Yo sí creo q sigue practicando TODO desde el Senado , en especial la Arquitectura; es q para afrontar al estamento corrupto se necesita de mucha planeacion y diseño con cimientos muy firmes, es x eso q sus debates son sencillamente fulminantes.
El salmón se convirtió en el pescado más cotizado de aguas de río, precisamente x esa terquedad de ir en contra, esa misma terquedad q lo hizo defender a los Moreno, cuando prácticamente había sido engañado. Afortunadamente el país inteligente sabe y reconoce la valía de este señor q si ha sabido interpretar cual es el verdadero sentido de sentarse en el Senado, y no precisamente a chupar banca.
A quien corresponda, una vez más mis felicitaciones.
ESQUINKLE, respetable tu posición, pero en desacuerdo con aquello de mamerto; q no se cristalicen las ideas, no implican la inexistencia de asidero firme en las necesidades de País. Apoyar a los Moreno de seguro fue un gran error q de seguro aprendió; SU credibilidad como persona y como senador y fue refrendada muy bien el 9 de marzo.
Si hay alguien q habla de frente al país y con verdades es precisamente Robledo, q entre otras cosas veo muy bien para el 2018. No estoy diciendo es perfecto.
. apArte
A LSV y Riveros: El columnista no escribe en esta edición?, se puede saber xq’?
Al Gato y asociados:
A Uds. no se les critica x no querer la obra de Gabo, eso es lo de menos. En mi caso particular juzgo las personas como Ud. q se ufanan constantemente de ser esto, aquello, y codearse con no se quien no sé dónde, y q tanto conocimiento no alcance para más q el típico arribismo q lo caracteriza,
Sigue…...
y desconozca el mayor grado de dignidad al q ha llegado un colombiano, q gritó al mundo:
‘’aquí hay un colombiano de bien, de un país tercermundista q tiene con q’ y pide pista; aun en medio de nuestro macondo, tambien existimos.’’
Q su preparación académica no sirva para más q nacer, crecer y reproducir es lamentable en pleno siglo 21, y q ese reproducir lo haya limitado a posiciones egoísta y mezquinas, es bastante vergonzoso.
Gabo no necesita de frases absurdas como: ‘’paz en su tumba’’, el murió con la tranquilidad del deber cumplido, y su paz se la labró a pulso y con ella viajó.
Tampoco necesita frases como:
''Hay q orar x el alma de Gabo’’: Santos.
Pregunto:cuál fue el daño q Gabo hizo al país para pedir semejantes estupidez x el alma de un colombiano q estuvo y estará x siempre muy x encima de la Mierda.. promedio en este país?.
La frase ‘’El Mundo lamenta y llora a Gabo’’, no les dice nada?.
No son más q unos IRRESPETUOSOS Y MUYYY MAL EDUCADOS