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Lunes Mayo 29, 2023

 

En las encuestas de los últimos días, Jaime Castro osciló alrededor del uno por ciento en la intención de voto. Sin embargo, él está convencido de que no solo sería el mejor Alcalde para Bogotá, sino también de que sería una carta ganadora si fuera el candidato del Partido Liberal.

Castro tiene razones para sacar pecho. Como Alcalde de Bogotá en 1992 sacó a la ciudad del hueco fiscal en el que se encontraba y, junto con el Gobierno Nacional, sacó adelante el Estatuto Orgánico que le dio una nueva estructura administrativa a toda la ciudad, sacó a los concejales de las juntas directivas de las empresas del Distrito y modernizó impuestos como el predial y el ICA.

La Silla Vacía habló con él como parte de nuestra serie de entrevistas con los candidatos.

¿Cómo era la Bogotá de la que usted fue alcalde en 1992?

En el 92 Bogotá no era gobernable, ni administrable, no tenía futuro. La ciudad estaba colapsada, quebrada y había perdido gobernabilidad. Yo me dediqué precisamente a poner orden, a sacar el Distrito de la crisis, a devolverle la gobernabilidad que había perdido y a crear las condiciones para que se pudiera iniciar un proceso de transformación y de cambio.

Todo esto queda reflejado en el Estatuto Orgánico de Bogotá, que es la pieza maestra del proceso y que se convierte en el instrumento político, fiscal, administrativo e institucional que permitió construir la ciudad moderna que tenemos hoy.

¿Cómo ha cambiado en 20 años?

La Bogota de ahora es bien distinta. En primer lugar, porque hoy no estamos en presencia únicamente del Distrito Capital. Estamos en presencia de la gran Bogotá, que es comparable, guardadas las proporciones al Gran Buenos Aires o la Gran Manzana. Esa gran Bogotá la conforman el Distrito más los municipios de la Sabana y la Cuenca Alta del río. En ese ecosistema han aparecido unos centros urbanos que cada día tienen más peso económico y más vida social. Hay municipios de medio millón de habitantes, como Soacha o Chía, con 200 mil. Entre esos municipios y Bogotá, hay unas interacciones y unas interdependencias que tienen que ver con la seguridad, la movilidad, el uso del suelo, la conservación del medio ambiente, la política tributaria.

Esa gran Bogotá se está desarrollando de manera caótica, anárquica, conforme a la voluntad de cada uno de los 30 alcaldes y concejos municipales, sin planeación, con decisiones parroquiales, sin tener una perspectiva regional. 

Esto conduce a que estamos depredando las mejores y más productivas tierras de la Sabana, lo cual pone en riesgo la seguridad alimentaria de Bogotá y la región y tiene un impacto sobre el precio de los alimentos.

Pero el tema no es sólo el desarrollo industrial. Los desarrollos residenciales tienen la misma consecuencia y en Soacha están construyendo 115 mil viviendas de interés social, o sea que allá van a ubicar 500 mil personas, una ciudad intermedia en un municipio donde no hay los servicios adecuados de salud, educación, recreación y cultura de Bogotá. Se está creando un polvorín.

Eso solo se puede manejar si se crea y organiza la ciudad-región, que sirva como autoridad en los temas que hemos hablado, que ponga orden.

¿O sea que su Distrito Capital se quedó pequeño?

El paso siguiente es ir del Distrito Capital a la Ciudad-Región, es la evolución de Bogotá. El Distrito Capital nos sirvió 20 años. La ciudad-región nos tiene que servir dos, tres o más décadas.  Es la gran diferencia de la Bogotá de los 90 y la de ahora. En cuanto a crisis estamos en la misma.

¿Por qué cree que usted es la persona para enfrentar esta crisis?

Mockus dijo en una ocasión que Bogotá había sabido escoger sus alcaldes y había elegido primero a Castro y luego a Mockus porque si hubiera sido lo contrario la ciudad habría fracasado, "porque yo", decía Mockus, "no sé lo que sabe Castro. Yo pude gobernar porque Castro había hecho lo que hizo". Ahora la situación es igual. De los aspirantes ninguno tiene esa formación, ni la experiencia.

¿Mockus y Peñalosa no tienen experiencia? También fueron alcaldes.

Ellos manejaron épocas de bonanza, de vacas gordas. La que viene es época de penuria, de crisis, de vacas flacas. Por eso yo considero que estoy más capacitado que ellos. Se lo resumo de manera pretenciosa: soy estadista y esta ciudad es un Estado.

¿Y los otros no son estadistas?

No son estadistas. Mockus lo reconoce, él es matemático, filósofo, comunicador. Peñalosa es un administrador.

Pero fueron alcaldes exitosos…

Sí, porque heredaron una condiciones muy favorables que no van a encontrar ahora. Peñalosa encontró las arcas llenas que le dejaron Mockus y Castro y recibió la plata de la privatización de Endesa y de Codensa, que valió como mil millones de dólares. La que viene no es época de prosperidad.

Además, ellos dos, pero también Petro, están tomando la Alcaldía como una especie de premio de consolación porque no lograron la Presidencia. Y si son alcaldes, van a tomar la Alcaldía como trampolín, lo cual no es bueno para Bogotá. Yo llego a culminar mi paso en la vida pública.

¿Por qué cree que su nombre dejó de sonar mientras que el de los otros dos ex alcaldes siguió siendo recordado?

La opinión tiene la tendencia a considerar exitoso al alcalde que cortó cintas, inauguró obras, colocó primeras piedras y en mi período no había manera de hacerlo. Es que mi período fue de dos años y medio; Antanas ha tenido 7 años, Peñalosa tuvo tres años.

Mi período fue de transición. En mi época, y en todo caso no es mi estilo, no había recursos para ejecutar obras. Fui un alcalde criticado, censurado porque la gente no veía las obras, pero siempre trabajé muy tranquilo sabiendo que lo que estaba haciendo era lo que tocaba hacer que era el cambio institucional, sabiendo que el paso del tiempo me iba a reconocer, que es lo que ha ocurrido.

¿Por qué cree que el Partido Liberal no lo escogió como candidato?

Dentro del Partido Liberal solo tuve un jefe politico: Alfonso López Michelsen. No he militado en las otras tendencias dentro del partido y siempre he expresado ciertas reservas a la manera como se ha manejado el liberalismo. El Partido ni interpreta, ni expresa la Colombia de hoy.

¿Cree que eso sigue siendo cierto teniendo en cuenta que lideraron la Ley de Víctimas y que la carta de Gaviria a Santos desató la Unidad Nacional?

El liberalismo llegó a representar el 4 por ciento de la opinión electoral con Rafael Pardo, eso es lo más bajo que le ha podido ocurrir a un partido que era abiertamente mayoritario en elecciones regionales. Hay que preguntarse si en este momento está recuperado con su ingreso a la Unidad Nacional y con su protagonismo en la Ley de Víctimas. Si lo hizo por convicción, o porque ya no aguantaba cuatro años más transitando los peladeros de la oposición. No ha habido ninguna justa electoral después de esas dos decisiones que permita decir que el partido se recuperó. El Partido Liberal la última vez que ganó las elecciones en Bogotá fue con Jaime Castro. La gente me dice, ‘uno no entiende como los burócratas de la Calle 36, teniendo un candidato como usted, no lo escogen’.

Los partidos escogen los candidatos de acuerdo con la coyuntura. Si no viviéramos la crisis que vivimos, uno puede decir juego la carta del relevo generacional. Pero uno no se juega la carta durante la Segunda Guerra Mundial. Uno no pone los coroneles, pone los generales.

¿Por qué sería usted una carta ganadora para los liberales si en las encuestas no llega al 3 por ciento?

Las encuestas reflejan dos cosas: el grado de exposición mediática que durante los últimos tiempos han tenido quienes aspiraron a la Presidencia. Antanas Mockus ganó la consulta, una primera vuelta y tuvo una segunda vuelta. Petro tuvo una consulta y una primera vuelta. Peñalosa fue a una consulta y fue jefe de debate en una presidencial. Eso crea un sedimento que tiene un poder de arrastre. Mi campaña empezó cuando terminó el Mundial de Fútbol, no hice campaña antes. Pero tengo claro que la elección de Alcalde se decide en la recta final, así ha ocurrido en los casos anteriores.

¿Cuál es su propuesta bandera?

Sacar a Bogotá de la crisis, lo cual exige unos cambios institucionales importantes. Le señalo dos: hay que refundar los organismos de control. En esta crisis desaparecieron, no intervinieron ni antes, ni durante, ni después. Ninguno intervino y eso agravó la crisis, la Personería y la Veeduría no existieron. Estamos funcionando con un régimen contractual expedido hace 20 años cuando la ciudad no tenía chequera, cuando tenía libreta de ahorros. Hoy tiene chequera y cualquier contrato vale billones y el régimen contractual vigente no contempla esa realidad.

Bogotá no sale de la crisis con las decisiones del Procurador o de los jueces. Esas decisiones establecen una responsabilidad individual, pero las causas de la crisis ahí siguen. El próximo alcalde tiene que evitar que se deterioren las finanzas públicas.

Pero las finanzas es lo único que funciona en Bogotá

Las finanzas en este momento son sanas, pero hay unos interrogantes. ¿Cuánto vale el hueco fiscal del carrusel? Nadie lo sabe. La crisis del sistema de salud ha hecho que a la red hospitalaria le deban 500 mil millones de pesos entre el Fosyga y las EPS. El sistema ha empezado a suspender servicios en algunos hospitales. Hay unas contingencias judiciales porque todos los afectados por la demora en las obras e improvisación han comenzado a demandar al Distrito, comenzando con el Hotel Tequendama. El director del IDU ha dicho que necesita 200 mil millones de pesos para reparar una vez más las losas de Transmilenio.

Entonces, el próximo alcalde tiene que evitar que se deterioren las finanzas de la ciudad. Y mis compañeros están ofreciendo el oro y el moro. Petro dice que su programa vale 9 billones de pesos, es el prespuesto de un año. ¿De dónde los va a sacar? ¿Qué impuestos va a decretar? No hablan de eso.

Si su fuerte es el ordenamiento legal y administrativo de la ciudad, un abogado del diablo podría decir que entonces hay que contratarlo como el asesor jurídico de cabecera. ¿Por qué tendría que tener esas cualidades un alcalde?

Todo ese andamiaje político-institucional lo tiene que liderar el Alcalde porque exige unas relaciones con el Congreso, con el Concejo. Yo creé y organicé el Distrito Capital porque fui miembro de la Constituyente y porque había sido Senador y eso me daba acceso a unas instancias políticas. Todo eso es función del alcalde, debe tener el criterio, el manejo político de esas situaciones. Ese trabajo no coloca en un segundo plano, ni quiere decir que no se vaya a ocupar de los temas de seguridad, de movilidad, de la salud. Pero la viabilidad de las propuestas que uno formule y la posibilidad de que sean realidad, depende de que se supere la crisis y se cree gobernabilidad.

¿Y cuál es su propuesta política?

Superar la crisis removiendo las causas que dieron origen a ella o que la permitieron evitando que las finanzas se deterioren. Todos hacemos propuestas sobre la jornada continua, el año 13, ahí no hay competencia. Por eso dicen que el debate produce bostezos. ¿Pero dónde están las condiciones que la hagan viables?

Si le entiendo bien, su propuesta más que hacer obras concretas es organizar la administración distrital.

En las actuales condiciones, el Distrito no puede manejar la ciudad-región. Todas las normas aplican sólo dentro de las fronteras físicas del Distrito. La ciudad calza 44 y el Distrito 31.

En materia contractual, hay una discrecionalidad en cabeza del funcionario que no es aceptable cuando se maneja una chequera de ese tamaño. El funcionario decide si hay anticipo o no y el valor; el funcionario decide si se puede ceder el contrato antes de ejecutarse; el funcionario decide si se adiciona o no el contrato; el funcionario decide libremente si estándose ejecutando el contrato se le puede ceder a un tercero o no y si se aplican las multas. Es una discrecionalidad que no tiene razón de ser, ni sentido.

Cambiando un poco el tema, ¿por qué lanzarse con Aico? ¿Qué tiene que ver su trayectoría o su programa con los indígenas?

Eso es como preguntarle a Juan Manuel Santos porque después de ser liberal toda la vida decide ser presidente con la U. El país le apostó al fortalecimiento de los partidos otorgándoles dos instrumentos: financiación estatal y dándoles el monopolio de los avales. Eso fortalece los partidos. Pero como esto es Cundinamarca y no Dinamarca, los partidos ni se modernizaron, ni se democratizaron. 

En el caso del liberalismo condujo a que de ahí nacieran otros partidos como La U y Cambio Radical y de ahí salió que unos ciudadanos liberales termináramos con el aval de otras organizaciones políticas. A mí es Aico el que me busca y me dice "queremos hacer presencia a nivel nacional. Lo tenemos en mente para ser nuestro candidato".  Si no me hubieran buscado, yo igual hubiera llegado donde ellos. Es una consecuencia de la no modernización de los partidos que ha hecho que dirigentes importantes terminen yéndose a otras organizaciones.

En su lectura de la crisis, usted no identifica a la maquinaria política y a los políticos de Bogotá como parte de ella

Es parte de la crisis, pero quien acabó en Bogotá la co-administración que ejercía el Concejo fue Jaime Castro. Quien sacó a los concejales o sus delegados de las juntas directivas, de las empresas de servicios públicos fue Jaime Castro. Esos son los grandes cambios que tiene el Estatuto Orgánico. Yo llegué a la Alcaldía y las juntas directivas tenían mayoría de delegados del Concejo. Saqué el estatuto y nombré como miembros de la junta a Pacho Ortega, que acababa de ser gerente del Banco de la República, a Luis Fernando Alarcón, a María del Rosario Sintes, a Sara Ordóñez. Todos ministeriables.

¿Y con quiénes gobernaría?

No tengo compromisos en esa materia. Un miembro de mi gabinete cuando fui Alcalde fue nombrado Ministro, Mauricio Cárdenas; Alberto Calderón, cuando era funcionario de la Alcaldía, fue llamado por el FMI. Guillermo Zarama, Secretario de Hacienda, se lo llevaron Director de Aeronáutica. César Gaviria me robaba todos mis funcionarios por lo buenos que eran.

Pero también tuvo al polémico Álvaro Dávila en su gabinete...

Mucha gente del carrusel trabajó en la administración distrital, con Peñalosa. María del Pilar Hurtado trabajó con Peñalosa. Los Nule arrancaron con fuerza con Peñalosa. A Dávila yo lo nombro porque había sido asesor de Carlos Lemus en el Ministerio y Secretario de Inravisión de Felipe Zuleta.

¿Por qué habla de Petro cómo un ‘populista ilustrado’?

Porque está ofreciendo todo. Él mismo ya cuantificó sus ofertas. Valen 9 billones, pero como es economista las envuelve en un lenguaje tecnocrático. Por eso digo que es un populista ilustrado, maneja cifras y el lenguaje de un tecnócrata.

El Estatuto Orgánico que yo hice es tan importante que sólo le han hecho una reforma en 18 años. A la Constitución le han hecho 35 reformas en 20 años”.

“Dos casos que ilustran bien lo que está pasando. Bogotá destina 600 hectáreas a desarrollos industriales, los municipios sumados están destinando 23 mil hectáreas a desarrollos industriales porque el Gobierno Nacional dio licencias para zonas francas y porque el plan de ordenamiento de cada municipio es producto de las presiones de los dueños de las tierras y de los urbanizadores o constructores de instalaciones industriales".

Si Mockus, Petro y Peñalosa son alcaldes, van a tomar la Alcaldía como trampolín, lo cual no es bueno para Bogotá. Yo llego a culminar mi paso en la vida pública.”.

A medida que pasa el tiempo, la gente dice que soy el arquitecto de la nueva Bogotá. Un jardinero me dijo usted le sacó la cédula de ciudadanía de Bogotá. es lo más lindo que me han dicho”.

El liberalismo ganó las elecciones con Jaime Castro, luego no ha hecho sino equivocarse”.

A mí se me reconoce como el alcalde que saneó las finanzas, sin finanzas sostenibles, no hay alcalde que cumpla una tarea.”

Yo soy hacendista, me volví experto en finanzas públicas, tengo todas las calidades para ser el mejor alcalde de esta ciudad”.

No tiene sentido en un enfoque serio hacer propuestas si el Alcalde no va a crear las condiciones que le permitan ejecutarla. Estamos sobrados de propuestas pero no ha habido la propuesta política.”.

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Cómo definiría a Peñalosa?

Peñalosa sabe cosechar. Pero como dice la Biblia, hay momentos para sembrar y otros para cosechar. A él no le tocó sembrar y el tiempo que viene es para sembrar. El tiempo que vivimos exige que alguien con visión de futuro trabaje para sus sucesores como lo hice yo.

¿Gina?

Para mi Gina, Galán y Luna están en la misma situación. Ellos decidieron contarle a la ciudad que quieren ser alcaldes, mostrar que tienen calidades para hacerlo y probablemente lo serán un día. Ni ellos, ni la ciudad saben cuándo. Ellos decidieron entrar a una fila india y ninguno de ellos piensa que puede ganar. El momento y la coyuntura no los favorece. He acuñado la frase que en época de naufragio, y la que vivimos es de naufragio, el alcalde debe saber nadar. No puede llegar a recibir clases de natación.

¿Y Mockus?

A mi juicio perdió el encanto y la magia. Ya no sorprende a la opinión como lo hacía antes.

La última pregunta: ¿Por qué su lema es ‘Se acabó el recreo’?

Siempre se dice que los esloganes exitosos no los inventan los publicistas, son tomados del lenguaje común. Yo estoy reunido con mis publicistas, buscando el eslogan de la campaña. Y les digo "hay que buscar un slogan que diga hay que poner orden, por ejemplo, se acabó el recreo". Y ellos me dicen, "no lo cambie, ese es". Yo quiero decir: no más carrusel, no más Disneylandia administrativa y financiera, no mas improvisación.

Comentarios - Cada usuario tiene la posibilidad de incluir solo tres comentarios
Dom, 2011-10-30 01:39

sin duda alguna el candidato que más clara tiene la situación actual de Bogotá es Jaime Castro, no se compara. Tiene todo lo que considero necesita el alcalde hoy en dia

Lun, 2011-10-17 20:42

Creo que es el momento de regresar Bogota a las manos de gente capaz y con experiencia! Cuente con mi voto Jaime Castro!!

Sáb, 2011-09-17 20:09

Sumercé, créame que respeto el color blanco de su imponente cabeza; créame que respeto su trayectoria y reconozco sus logros como Alcalde Mayor en los 90's;créame, por favor, Dr. Castro. No obstante, estoy convencido que el tren de su septuagenaria generación ya ha partido a su merecido retiro. Dios lo bendiga y la Virgen de Chiquinquirá lo proteja.

Sáb, 2011-09-17 18:21

Jaime Castro es el mejor candidato para alcalde, tiene una gran claridad y experiencias en temas ejecutivos y politicos. Ojala el electorado de Bogota estuviera preparado para identificar y votar a la mejor salida que tiene ahora en estos momentos de crisis y despeñadero institucional.

Sáb, 2011-09-17 17:59

Petulante y lo que se quiera pero en muchas cosas tiene la razón.

Lun, 2011-09-19 12:03

Lo que pasa es que a la gente no le gusta la gente que diga la verdad y que sea "petulante", sino el man "bacano" y que prometa cosas así sean mentiras...la palabra petulante tiene q ver con la vanalidad..y Castro no tiene nada de vanal eso es más "petronal".

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