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Sábado Junio 10, 2023

Desde hace dos meses el ministro de Agricultura Juan Camilo Restrepo ha usado calificativos muy duros contra tres proyectos de ley en el Congreso que buscan regular la compra de tierra por parte de inversionistas extranjeros y contra un fallo de la Corte Constitucional prohibiendo que terrenos baldíos del Estado adjudicados a campesinos o comprados con subsidios del Incoder terminen en manos de empresarios, ya sean nacionales o extranjeros.

En varias apariciones ante los medios, Restrepo pidió que se retiraran los proyectos de ley radicados por los senadores Hernán Andrade (Conservador), Jorge Robledo (Polo Democrático) y Juan Lozano (La U). Calificó los proyectos de “xenófobos”, “chauvinistas” y “escobazos jurídicos” para sacar la inversión extranjera “a sombrerazos”. “El Gobierno no cree conveniente cerrarle en las narices la puerta a la inversión extranjera en tierras y en agroindustria”, dijo el ministro en un comunicado. E incluso llegó a comparar el espíritu de las propuestas con el discurso de 'Iván Márquez' en Oslo, un hecho que cayó muy mal en el Congreso.

Con el proyecto de ley presentado por el Ministro de Agricultura Juan Camilo Restrepo, el gobierno acerca posiciones en el tema de la inversión extranjera en el sector agroindustrial.
Los senadores Jorge Robledo, Juan Lozano y Hernán Andrade han liderado la discusión sobre la necesidad de regular la compra de tierras por parte de inversionistas extranjeros en el campo.

Pero la semana pasada quedó claro que el ministro y el gobierno de Juan Manuel Santos cambiaron de opinión. De defender para el agro las reglas que actualmente están vigentes para la inversión extranjera en otros sectores, Restrepo pasó a radicar hace una semana un proyecto de ley que recoge varias de las ideas de los congresistas. Y el lunes pasado, el Ministro buscó a Juan Lozano para que ambos firmaran una carta dirigida a la Comisión Quinta, en la que le piden continuar con el trámite del proyecto del senador y posteriormente dar curso al del gobierno. De esta manera, Restrepo aceptó entrar en el debate y ahora busca regular la compra de tierras en consenso con el Congreso.

“El gobierno primero estaba opuesto a la regulación de la inversión extranjera en el agro. Luego estaba de acuerdo en que hay que regularla pero se oponía a que se fijaran topes cuantitativos en la compra de tierras. Ahora sigue estando en contra de los topes, pero está de acuerdo en que hay que definir una reglamentación. Yo creo que vamos a llegar a un acuerdo en que establecemos topes máximos cruzados con ciertos criterios cualitativos”, dijo a La Silla Lozano, cuyo proyecto de ley ahora recoge también las ideas de Robledo y Andrade. La iniciativa se encuentra ahora en primer debate en la Comisión Quinta, donde ya se votaron la mitad de los artículos y se votarán los restantes esta semana.

La importancia estratégica del agro

El campo forma parte fundamental de la estrategia de Santos para continuar multiplicando la inversión extranjera en Colombia, que este año llegará a 17.000 millones de dólares y que el gobierno quiere llevar a 20.000 millones de dólares en 2013. Pero para lograrlo necesita que ésta crezca en otros sectores y deje de estar concentrada en la minería o los hidrocarburos. Y en el agro ha sido muy baja: de 13.297 millones de dólares invertidos en el país en 2011, apenas 154 millones -el 1,2 % del total- llegaron al campo, según el Banco de la República.

Regiones como la Altillanura de la Orinoquía y el Caribe han comenzado a generar mucho interés entre inversionistas extranjeros, que ven atractivas oportunidades en agricultura, ganadería, producción de biocombustibles y proyectos forestales. Esto se debe en parte a que Colombia es uno de los países con mayor potencial para ampliar la frontera agraria. Según un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura (FAO), en Colombia y otros seis países -Brasil, Argentina, Bolivia, Angola, Sudán y la República Democrática del Congo- están concentradas 900 de las 2.600 millones de hectáreas aprovechables para la agricultura que actualmente no están siendo utilizadas para cultivos. El país sólo habría aprovechado hasta ahora -según la Sociedad de Agricultores Colombianos- el 8% de su superficie arable.

Existen ya algunos proyectos significativos, aunque en general aún se encuentran en etapas tempranas de producción. La brasilera Mónica Semillas tiene casi 13.000 hectáreas para maíz y soya en Puerto Gaitán (Meta) y la italo-española Poligrow 6.000 hectáreas de palma en Mapiripán (Meta). El grupo israelí Merhag sembró 10.000 hectáreas de caña para producir etanol en Pivijay (Magdalena). La filial colombiana del grupo Smurfit Kappa tiene 45.000 hectáreas de pinos y eucaliptos para producir pulpa y papel, y la Reforestadora del Sinú -propiedad del grupo chileno Falabella- posee 8.000 hectáreas en Córdoba para un proyecto maderable.

El debate por la extranjerización

A medida que el interés del capital foráneo por el agro colombiano crece también han aumentado las preocupaciones por vigilar quién invierte, en dónde y con qué objetivo. Con el debate han venido las preocupaciones de que en Colombia -y en toda América Latina- se repita el acaparamiento de tierras que se ha dado en África por parte de gobiernos extranjeros como el chino o de multinacionales alimentarias, o que la producción de alimentos destinados exclusivamente a la exportación afecte la seguridad alimentaria del país.

El gobierno insiste en que el debate ha ocasionado ya el congelamiento de unos 800 millones de dólares en inversión para el agro. “Hemos recibido un sinnúmero de solicitudes de citas con el Ministro por parte de personas naturales y jurídicas, tanto nacionales como extranjeras, que querían o quisieran invertir en proyectos agroindustriales y que ahora quieren saber qué sucederá”, le contó a La Silla Gonzalo Araújo, secretario privado de Juan Camilo Restrepo.

La primera preocupación de quienes abogan por una mayor regulación de la propiedad foránea de la tierra es que hasta el momento la inversión en el agro no ha sido monitoreada con mucho rigor. “El tema de la trazabilidad de la inversión extranjera no es fácil. Desde que se levantó la obligatoriedad de llevar un registro, enterarse de quiénes son los propietarios de la tierra se volvió muy difícil y hay que recurrir a fuentes secundarias, como la prensa, para ver quiénes la están comprando”, le dijo a La Silla Vacía Yamile Salinas, una investigadora especializada en el tema de tierras. A eso se suma el hecho de que -al igual que sucede con la inversión extranjera en otros sectores- una buena parte de estos recursos provienen de paraísos fiscales como Panamá o las Islas Vírgenes Británicas, impidiendo saber exactamente quién está detrás de las inversiones, si hay un testaferrato o si hay evasión fiscal.

Pero también hay una preocupación por la seguridad alimentaria del país. Para los tres senadores, la experiencia de otros países -documentada por organizaciones como Oxfam- demuestra que los grandes proyectos agroindustriales apuestan casi siempre por los monocultivos y muchas veces sus productos están exclusivamente destinados a la alimentación de terceros países. “Los monocultivos son muy peligrosos para el medio ambiente y para la sostenibilidad, porque son muy vulnerables a cualquier problema o epidemia, porque su alto nivel de mecanización hace que su capacidad de generar empleo sea mínima, porque no hay una transferencia de tecnología y porque buena parte de su producción es para exportación”, dice Lozano.

Con el nuevo proyecto de ley presentado por el gobierno los dos lados parecen estar de acuerdo con el fondo, aunque todavía no en la forma. Ambos coinciden en que es fundamental evaluar la calidad de los proyectos para evitar que se conviertan en lotes de engorde y para garantizar que generen empleo y desarrollo en las zonas donde se llevan a cabo. El mayor pulso entre ambos es decidir si Colombia fijará topes en la inversión para evitar la concentración en pocas manos, como lo han hecho ya países de la región como Brasil, Argentina o Estados Unidos.

Inversionistas identificables

Hasta el momento no existe un registro que muestre quiénes son los propietarios extranjeros de tierra en Colombia ni en qué consisten sus proyectos agrícolas. El proyecto de Lozano, Andrade y Robledo busca fijar las condiciones y criterios para autorizar la compra de tierras con capital foráneo. “El registro es para controlar, no para apuntar. En estos momentos puede llegar un míster y comprar una enorme extensión de tierra en el Valle, sin que ninguno de nosotros se entere. Debe existir un registro y debe existir también la posibilidad de que un inversionista llegue a comprar tierra y se rechace su propuesta”, dijo a La Silla el senador Jorge Robledo.

El proyecto de ley del gobierno propone por primera vez la creación de un Registro nacional de inversión extranjera en el sector agropecuario, que quedaría a cargo del Ministerio de Agricultura. Su objetivo es, en palabras de Juan Camilo Restrepo, “regularla, establecer un registro riguroso de toda inversión foránea que llegue para saber qué tecnología incorpora, qué empleo genera y qué modernización de la actividad agropecuaria o forestal favorece”.

Los tres senadores proponen cuatro requisitos para autorizar la compra de tierras por inversionistas foráneos. Primero, que el capital provenga de una persona natural conocida y no de un paraíso fiscal. Segundo, que proponga un proyecto productivo como manera de garantizar que no se busca la especulación con lotes de engorde. Tercero, que presente un estudio donde demuestre cómo se beneficiará la zona con el proyecto agropecuario. Y por último, que se publique la intención de compra y exista algún proceso de socialización con los habitantes de la zona que les permita conocer los detalles del proyecto.

Para algunos conocedores del tema, habría que aún fortalecer el alcance de ese registro. “Es fundamental monitorear no sólo la compra, sino también el uso que se le da a la tierra. Sería muy importante seguir las inversiones en toda su carrera productiva, desde sus insumos hasta el pago de impuestos, por lo que debería ser una institución gestionada en conjunto con los Ministerios de Hacienda y Comercio Exterior”, señala Yamile Salinas, quien elaboró el capítulo sobre Colombia del informe sobre concentración y extranjerización de tierras en América Latina publicado por la FAO el año pasado.

Topes para la inversión en el campo

Ya puestos de acuerdo en el tema del registro, los topes en la inversión extranjera en el sector agropecuario se han convertido en el principal punto de conflicto entre el gobierno y los tres senadores.

“El gobierno dice que no debe haber límites. Nosotros creemos que aquí debe haber leyes para impedir el acaparamiento de tierras, como las que existen en Argentina, Brasil, Estados Unidos o Canadá”, dice Robledo. Para proponerlo han estudiado los modelos de estos países: mientras Brasil prohibe que la propiedad extranjera supere el 25% de las tierras por municipio, Argentina fijó un tope del 15% del territorio nacional y un techo del 30% sobre ese total para inversionistas de un mismo país. En Estados Unidos y Canadá el tope -fijado en hectáreas- varía según el estado o la provincia.

Los proyectos iniciales de Andrade y Robledo planteaban un tope de dos Unidades Agrícolas Familiares (UAF) –una variable que determina el tamaño de un predio que necesita una familia campesina para vivir dignamente- por inversionista por municipio, mientras que el de Lozano proponía un límite del 15 % de las tierras de cada localidad en manos extranjeras. Al final, el proyecto conjunto plantea un tope porcentual que está aún por definir en la Comisión Quinta, que probablemente quedará entre el 10 y el 15% del total por localidad.

En cambio, el proyecto de ley del gobierno no fija ningún tope a la llegada de capital extranjero al agro, una iniciativa que Juan Camilo Restrepo considera podría ir en contra de los acuerdos internacionales de protección a la inversión extranjera firmados por Colombia.

Para el gobierno, la gestión de la inversión es más un asunto de control que de topes. “En municipios como Cumaribo (Vichada) el 15% de la tierra son 650.000 hectáreas, pero en otros departamentos como Quindío es una porción mínima de tierra que no permitiría el desarrollo de proyectos. De la misma manera, una UAF no es lo mismo en el Amazonas que en Cundinamarca. Hay que regular y vigilar a dónde va la inversión, para garantizar que el proyecto cumple sus objetivos”, dice Gonzalo Araújo del Ministerio de Agricultura. Entre los afectados por los topes estaría el proyecto forestal de Reforestadora del Sinú en Córdoba, cuya meta era sembrar 40.000 hectáreas de maderables.

Los gremios agropecuarios coinciden con esta posición. “Si vamos a discriminar al sector agroindustrial con estos topes, ¿por qué no hemos hecho lo mismo con la minería, la energía, los hidrocarburos o la banca? A partir de minifundios no podremos llevar a cabo un desarrollo integral del campo colombiano. Lo importante es establecer los mecanismos que permitan regular con rigor el quién, dónde y cómo de la inversión”, dice Rafael Mejía López, presidente de la Sociedad de Agricultores Colombianos (SAC).

Para Mejía, lo que está en juego es la competitividad del país. “Colombia tiene que formular una política agraria seria si quiere convertirse en un proveedor mundial de alimentos, en momentos en que Estados Unidos o la Unión Europea se han quedado sin terrenos cultivables y en que estamos explorando TLCs con países importadores netos de alimentos como China o Japón”, añade.

Con su cambio de posición Juan Camilo Restrepo y el gobierno de Santos parecen estar dispuestos a llegar a un consenso con el Senado sobre los criterios que regularán la inversión extranjera en el campo colombiano. Queda por ver si también están realmente abiertos a debatir unos topes máximos como manera de asegurar que esas tierras no sólo son bien administradas, sino que no quedan concentradas en pocas manos.

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Comentarios - Cada usuario tiene la posibilidad de incluir solo tres comentarios
Lun, 2012-12-10 16:01

Ya les regalamos el mar, que más da si les regalamos la tierra y hasta el cielo.

Mar, 2012-12-04 11:45

La ecuación tierra-violencia pasa por la forma como se han desarrollado ciertas inversiones nacionales y extranjeras. La regulación de esta inversión no pasa solo por la concentración de tierras, por la productividad de los proyectos, por la amenaza a la seguridad alimentaria y por el deterioro ambiental propia del monocultivo, sino que implica la inequidad en la propiedad y en el acceso a los recursos para desarrollar proyectos individuales y colectivos...ésta inequidad que está signada por sangre. No se trata de satanizar la inversión, sino de lograr su aprovechamiento en términos económicos, ambientales y sociales

Lun, 2012-12-03 22:36

No nos llamemos a engaños este ministro lo que quiere es seguir defendiendo el huevito de la seguridad inversionista del anterior gobierno y darle la tierra a las multinacionales extranjeras no para garantizar la soberanía alimentaria de los colombianos sino para exportar lo que se produzca en el país a otras latitudes.

Lun, 2012-12-03 17:23

La iniciativa del los Senadores es un afán racional pues no podemos ir "escriturando" la tierra, que en realidad es propiedad del País pues el título de propiedad que ostenta quién la posee es realmente una cesión de explotación del área descrita en la escritura, el problema de la propiedad extranjera es que entra a formar parte de un intercambio comercial con patrones especiales de propiedad que puede tener consecuencias funestas para el dominio total de las áreas involucradas sobre todo por el uso y destino de las mismas...el estado debe revisar el uso general de las grandes extensiones de tierra en el país y generar una reforma agraria que estimule al pequeño o mediano campesino para su adquisición....

Lun, 2012-12-03 17:01

Rechazar la inversión extranjera, industrial, agraria, de minería, por que si, por que es extranjera es temerario. La tierra sin duda se va a volcar en lo posible a bio combustibles, la industrial y minera son por lo pronto y por mucho tiempo el soporte fundamental de la economía. En materia industrial no somos capaces de desarrollarla por falta especialmente de tecnología, no tenemos una educación que nos permita desarrollar productos de competencia y tampoco tenemos el capital para impulsarla. En minería ni hablar, no tenemos nada sino las riquezas enterradas, no existen en el mundo los capitales de carácter individual y no somos capaces de financiar proyectos autónomos también por falta de tecnología, conocimientos y educación. Lo indispensable es construir una legislación que obligue, que imponga, que sea inviolable para proteger el medio ambiente y que causé unas regalías que si son bien invertidas pues nos darán la educación para convertirnos en autónomos pero no autistas.

Lun, 2012-12-03 22:38

No es temerario es acertado tanto la tierra, el mar, el aire, el espectro electromagnetico, el subsuelo y la orbita geoestacionaria son propiedad de los colombianos esto no se limita a un simple negocio sino a la soberania del pais entregarlas a monopolios y transnacionales es regalar al pais como lo hicieron con nuestro mar a los nicaraguenses pero con "legalidad".

Lun, 2012-12-03 22:52

Benito, claro que todas esas riquezas son nuestras, nadie lo esta soslayando, pero tenemos dos posibilidades, o dejarlas ahí, como están, y punto. Por qué no tenemos ni la tecnología, ni la educación ni el dinero para hacer nada con esas riquezas. Vivir de los bio combustibles que eso si será inexorable, imposible de eludir y los bienes no renovables dejarlos bajo tierra, perder esa oportunidad de recursos económicos para declararnos soberanos y seguir sumidos en las dificultades económicas, si es así, económicas que le vamos a hacer. Ni la compañía más grande del mundo cuenta con el dinero para explotar el sub suelo, tienen que recurrir a la banca de inversión para buscar financiación, pero esa banca exige que tengamos nosotros la posibilidad de explotarla y de eso no tenemos nada de nada. Seamos soberanos si, pero no pobres, no es necesario si se cuenta con una buena y sana legislación.

Mar, 2012-12-04 10:11

falso, si tenemos el dinero el de las regalias que colombia deja de cobrar por la explotacion de sus hidrocarburos y de sus metales preciosos, con respecto a la educacion tenemos muy buenas universidades lo que hay alrededor del mundo es cerebros fugados que en colombia no tuvieron la oportunidad de desarrollar su potencial. Y para desarrollar el agro solo se necesita la voluntad del gobierno para una verdadera restitución.

Lun, 2012-12-03 12:48

me da asco que el ministro de agricultura apoye que los extranjeros, vengan acaben con el suelo y nuestros recursos y se vayannnnn, como hacen con las minas y todo lo que vienen y compran, ministro ud es un vendido y ojala lo pague.

Lun, 2012-12-03 12:18

La inversión no debe ser en compra de tierras, debe ser en proyectos, existen mecanismos juridicos para que el propietario siga siendo el estado, además no se puede pensar que la útilidad es la valorización, si no que el proyecto debe ser rentable en el tiempo.
se debe desmotivar la tenencia de la tierra, esto genera violencia, por que no es bueno para el campesino que no esta dentro de un tproyecto agrario, como para el Rico que la tiene como una alcancia.
La tenencia de la tierra en cuanto a su extensión no corresponde a su vocación en terminos sostenibles.

Lun, 2012-12-03 08:39

Cuando uno llega a inmigración en "El Dorado", deberían poner un gran cartel diciendo "Vendemos soberanía a cambio de nada".

¿Estos señores es en serio que representan al pueblo colombiano? Falta de amor por este suelo que los vio nacer, pero cuando tienes en tu cuenta bancaria millones de razones para que vendas a tu propia madre pues el tema de soberanía y amor al país donde naciste poco importa, porque en el fondo todos tenemos precio, ¿verdad señor ministro?

Lun, 2012-12-03 01:25

Cuando el país sigue con guayabo terciario tras la perdida de aguas en el archipiélago y el gobierno continúa dando palos de siego sin saber que hacer y por tanto, haciendo bobadas, es absurdo que ese mismo gobierno tenga "dudas" sobre si defender la soberanía o seguir perdiendo nuestro territorio.

Claro que es indispensable un control real y estricto sobre la propiedad de las tierras por parte de Nacionales y extranjeros. Y claro que con lo que sea inversión extranjera es necesario tener límites mas estrictos en cuanto a la cantidad de tierras, el tipo de cultivos, destino de estos cultivos, las tecnologías aplicadas, mano de obra, afectación social y ambiental, etc. Y esto es lo que debemos hacer en todo tipo de inversiones, especialmente en actividades de muy alto impacto como es el caso de la Minería.

Es bien complejo por la cultura del testaferrato que impusieron los narco-paramilitares primero y los para-políticos luego pero es indispensable iniciar estos procesos de control.

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