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Domingo Junio 04, 2023
Cesar Gaviria. Foto cortesía RadioSantaFe.com

César Gaviria llegó a la campaña de Santos como jefe de campaña y su misión es clara: subir la moral de la tropa santista y ayudarlos así a ganar la reelección.

Después de la estrepitosa salida del asesor de campaña J.J. Rendón, de que Santos quedó prácticamente en empate técnico con Óscar Iván Zuluaga en las encuestas y de una aguda crisis al interior de la campaña santista, Santos anunció antes de primera vuelta que Gaviria sería el nuevo coordinador de la reelección.

Gaviria acababa de darle una entrevista a la columnista de El Tiempo María Isabel Rueda en la que hacía serias críticas a la campaña, críticas que ya antes le había dicho a Santos en el avión presidencial cuando venían del funeral de Gabo con el Presidente, Enrique Santos y Roberto Pombo, el director de El Tiempo. 

Cuando Armando Benedetti, el papá del senador, leyó la entrevista llamó al Presidente y le dijo que Gaviria era el hombre que necesitaban. Al parecer, Santos ya lo tenía decidido y de esta manera lo empoderó para que asumiera las riendas de la reelección.

En los días que estuvo a cargo antes de la primera vuelta, Gaviria logró lo que varios miembros de la campaña con los que habló La Silla consideran lo más importante: poner a Uribe en su sitio y alinear las facciones políticas de la Unidad Nacional, cuyos celos internos habían provocado un desorden grande en la campaña.

Después de los pobres resultados electorales del domingo para el candidato-presidente, Gaviria ha recibido plenos poderes para conducir la campaña como le parezca.

Con su llegada, el primer gran cambio que se da dentro del equipo reeleccionista es que por fin alguien –una sola persona- va a mandar.

Hasta ahora, por el hecho de que Santos es el candidato de tres partidos, el liderazgo estaba disperso en un comité con varias cabezas y al final el que terminó tomando muchas decisiones fue Roberto Prieto, el gerente, que aunque ya había manejado la campaña de Santos en el 2010 no es un político. Prieto seguirá en la campaña pero siguiendo la línea de Gaviria.

La estrategia

El primer objetivo del ex presidente, según pudo confirmar La Silla, será ganarse Bogotá, que pone uno de cada cinco votos en las presidenciales y donde quedaron huérfanos casi un millón 300 mil votos que al final podrían definir la elección, como contó La Silla. 

Los santistas ya aceptaron que Óscar Iván Zuluaga sí tiene fuerza en la capital, más allá de Uribe y de la inversión publicitaria que ha hecho la campaña uribista, y el propósito de Gaviria es revertir esa tendencia.

En eso se concentrarán David Luna, Gina Parody y eventualmente el ministro Rafael Pardo (si finalmente renuncia), que tienen capacidad de mover ciertos sectores de la ciudad. Lo mismo los secretarios de Petro que dejaron la Alcaldía. Y, espera el ex presidente, que lo mismo haga el Polo, cuya llegada a la campaña anticipan que será más temprano que tarde.

La reunión de ayer en su apartamento entre él y Clara López, la candidata presidencial que acaba de ganar dos millones de votos, era para acelerar esa alianza.

La idea de Gaviria es que el trabajo de estos políticos con sus bases se refleje pronto en las encuestas y que eso tenga un impacto nacional para “devolverle la moral” a la campaña.

Porque parte central del diagnóstico que ha hecho el ex presidente sobre por qué no les fue bien el domingo es porque la campaña no tiene mística, no emociona ni a los que trabajan allí, y porque no se ha manejado con criterios realmente políticos. Gaviria está enfocado en superar ambas deficiencias.

Para lo primero, salir a frentear a Álvaro Uribe fue esencial, porque así la campaña dejó de estar a la defensiva y puso en evidencia que el antecesor de Santos carecía de pruebas sobre la supuesta entrada de plata de narcos a la campaña del 2010.  “Gaviria lo que hace es quitarle el lomo al caballo”, dijo una fuente.

Para lo segundo, está trabajando en sanar heridas con los políticos de la Unidad Nacional y “devolverles la dignidad”, como le dijo a La Silla uno de los líderes de la campaña.

A los políticos que estaban ofendidos porque Santos no los subió en la tarima, o porque el ex presidente entró a un recinto y no los saludó con deferencia o simplemente porque el gobierno los dejó solos con el escándalo de la mermelada –que ya llegó a la Corte Suprema- Gaviria está tratando de recuperarlos uno a uno. Para todos fue evidente que la maquinaria política de la Unidad Nacional se quedó de "brazos caídos" en la primera vuelta, y que necesitan moverla para ganar en la segunda.

“Tiene la inmensa ventaja de que no tiene una agenda propia hacia el futuro, eso le permite ser el jefe político de todos”, dijo uno de los que ahora quedó a su “disposición”.  (Evidentemente su hijo Simón si tiene una agenda política para los próximos treinta años, pero por lo pronto nadie parece estar molesto con eso).

Es una sensación diferente a la que tenían con el liderazgo de Germán Vargas Lleras, que como tiene aspiraciones presidenciales para el 2018 y un partido propio, generaba recelos entre los otros jefes de partidos de la Unidad Nacional.

Gaviria está intentando convencer a los conservadores para que “dejen en libertad” a sus políticos de ayudar al candidato que prefiera cada uno. “¿Para qué se van a volver pedazos para algo que en tres semanas se acaba?”, les ha dicho.

Si consigue que le hagan caso, calculan en la campaña que tendría asegurados por lo menos unos 300 mil votos que mueven los azules que están con Santos.

Otra parte de su misión es más de carpintería: asegurar que llegue la publicidad a los coordinadores regionales, aumentar la pauta en TV (Zuluaga los barrió 8 a 1 en cuñas), repartir el presupuesto del “Día D” con criterio político.

Por último está el mensaje. Gaviria ha hecho serias críticas a la idea central de la campaña a la primera vuelta de que “hemos hecho mucho, pero falta mucho por hacer”.  Desaparecerá.

También es consciente de que el tema de la paz no es el más popular pero también que es el único que sirve para armar la gran coalición política que necesitan para ganar. Seguirá siendo el eje.

Su reto es meterle “calor” a esa idea y lograr emocionar a los colombianos con ese futuro que Santos no ha sabido transmitir.

“Es que la política es vender ilusiones, eso es lo que tenemos que hacer”, ha dicho Gaviria. El César de la campaña santista.

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Comentarios - Cada usuario tiene la posibilidad de incluir solo tres comentarios
Mar, 2014-05-27 23:16

La conclusión que yo saco de este análisis es: para el cuentero, el cuentista. O: para el culebrero, el mago.

Muy recomendado este artículo, es lo más sensato, en términos de opinión, que he leído en estos días: http://palabrasalmargen.com/index.php/articulos/nacional/item/debe-la-iz...

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