Bogotá es una ciudad gris y desmemoriada. También es una ciudad dinámica e innovadora.
Los bogotanos ya hemos olvidado que en 1994 el alcalde Jaime Castro estuvo a punto de que le revocaran el mandato y que ese mismo año elegimos a Antanas Mockus, en parte porque, como decía Jaime Garzón, Mockus era del único del que se podía asegurar que no tenía rabo de paja. Mínima virtud, pero casi excepcional entre la clase política bogotana.
Apenas recordamos que los bolardos del primer año de gobierno de Enrique Peñalosa hicieron que la ciudad fuera más fea y que las modestas mejorías en el comportamiento de funcionarios públicos entre 1995 y 2003 se desmoronaron con la llegada al poder de Luis Eduardo Garzón.
Aunque Colombia y Bogotá son mucho más ricas que hace 15 años, sus instituciones y la calidad de los funcionarios públicos no han mejorado. De hecho en Bogotá la corrupción y el clientelismo del Polo retrasaron el proceso.
Nadie que conozca esta ciudad puede dudar de que la burocracia distrital se ha multiplicado desde el año 2002, gracias a las órdenes de servicios que en el caso de salud y educación los políticos corruptos ocultan como si fueran inversiones y de contratos cortos en las secretarias y empresas de la ciudad.
El gran escándalo de Bogotá en 1994 fue el de Favidi que involucró al actual concejal de la U, Hipólito Moreno, pero no llegó a representar ni siquiera el 10 por ciento de los contratos de la calle 26 y nunca pasó de ser otro escándalo de la administración hasta que el fondo de vivienda distrital finalmente se liquidó. Hipólito ahora es en uno de los cacaos del concejo capitalino.
Con la llegada del Polo al poder la corrupción llegó a niveles insospechados, pero no hay partido que se responsabilice por ella. Aunque el Polo junto con Cambio Radical, el partido de la U y el partido Liberal han sido los grandes beneficiarios de las órdenes de servicio y de la proliferación de contratos en el distrito por ser los grandes electores del concejo de la ciudad, el partido Conservador, los Verdes y los partidos confesionales del Concejo también deben haber gozado del crecimiento exponencial de las nóminas paralelas y de las contrataciones de los servicios personales en la ciudad más rica de Colombia.
En 1995 la ciudad avanzó consolidando sus finanzas públicas, disminuyendo los índices de homicidio y cambió algunos comportamientos en el tráfico capitalino, pero los recientes escándalos de corrupción distrital prueban que los bogotanos no hemos sido capaces de consolidar ni siquiera la defensa de los recursos públicos.
Bogotá renació al final del siglo pasado porque hubo un puñado de profesores universitarios con ideas innovadoras que creyeron que se podía construir ciudadanía con acciones colectivas con sentido y consentidas y por la existencia de una ciudadanía dispuesta a oír y a ensayar fórmulas arriesgadas y novedosas.
Hoy no hay propuestas reales de movilización ciudadana que les den esperanza a los bogotanos.
Al final del siglo pasado a jóvenes y viejos bogotanos se les demostró que las cosas se podían hacer bien sin transar con la corrupción, ni con el clientelismo, así no hubiéramos sido capaces de consolidar esa tendencia.
Acaso Jaime Garzón haya tenido razón al pensar que Antanas fue elegido simplemente por comparación con los otros políticos bogotanos, pero sea como haya sido, la ciudadanía apoyó propuestas razonables como la del cuidado de la vida y la defensa de los recursos públicos.
Bogotá seguirá siendo una ciudad gris y desmemoriada, pero no tiene por qué ser también un cementerio de ideas políticas sensatas.
Nota: Alicia Eugenia Silva fue Secretaria de Gobierno de Mockus entre 1995 y 1997 y su Secretaria Privada entre 2001 y 2003.
Lo desmemoriado y gris de esta ciudad no solo es el reflejo de una capital sino de un país completo, porque quien no conoce su historia está condenado a repetirla, y es lo que ha pasado y actualmente pasa en Colombia. En el momento que Mockus llego a la alcaldía, él venía con ideas innovadoras, con un cambio en el pensamiento de las personas a nivel cultural e intelectual, y la gente lo apoyo, pero es evidente que nuestra sociedad se deja llevar por propuestas que no tiene ningun fundamento social donde realmente se vean los intereses generales y no los de unos pocos, porque el populismo es lo que gana actualmente y las personas dejan comprarse por tan poco, que creen que es lo único que merecen y no se dan cuenta de lo que realmente podría ofrecerles un país que es rico en muchas cosas, pero donde nos falta conocer más de las administraciones que nos han manejado y donde han pintado un modelo de estado democratico que no existe.
Doctora Alicia Eugenia: usted es como la ciudad que imagina: gris y desmemoriada. Las ideas sensatas mueren también por culpa de ciertos trásfugas burócratas que un día se desempeñan como secretarias privadas de un alcalde, otro día como secretarias generales de otro alcalde, luego dan el bandazo de los Visionarios, los mockusista y los Verdes al uribismo extremo, sin tocarse ni mancharse. Ya sin sueldo se dedican a hablar pestes de sus antiguos alcaldes jefes. En el ostracismo del poder terminan sacando la cabeza con disimulo y escribiendo una columna en la Silla Vacía, preguntando sínicamente, porque mueren las ideas. Su columna está llena de mentiras y esconden su participación en todos los hechos y en todas las alcaldías, con excepción del gobierno de Lucho Garzón que en buen ahora no la dejo arrimar por el palacio Lievano.
ACÁ ESTÁN IDEAS... Y HAY MÁS.
http://razonpublica.com/index.php?option=com_content&view=article&id=216...
No entendí cuál fue el puñado de profesores universitarios. Jaime Castro, que como se sabe, es político de profesión y profesor por desparche? Enrique Peñalosa??? Alguien lo ha tenido como profesor??? Luis Eduardo Garzón que, afortunada o desafortunadamente, no terminó ni sus propios estudios universitarios??? ¿Cuál es pues el "puñado"???
Alicia, muy buen analisis. Tu siempre diciendo cosas interesantes.
Un abrazo,
Me parece una columna sensata. A veces los civiles oímos un relincho y pensamos en una cebra, en lugar de pensar en caballitos...
Aprovecho para traer a colación dos cosas:
http://elespectador.com/impreso/temadeldia/articulo-280038-cesion-de-obr...
y
http://elespectador.com/impreso/judicial/articulo-280033-hay-una-guerra-...
Para reflexionar el por qué es necesario, hoy más que nunca, la construcción de un centro. Y para finalizar: Bogotá desperdició la oportunidad de volverse una metrópolis diversa en los años 90, o de estimular algunas ciudades cercanas como focos de trabajo y desarrollo para evitar su sobrepoblación, debido a dirigentes mediocres y una ciudadanía que no ha madurado emocionalmente todavía y sigue justificando el paramilitarismo y la mano dura como única opción de organización efectiva de la misma.
Están terraformando el país y Bogotá paga los patos. LEAN "LA ECONOMÍA PARAMILITAR" DE EDITORIAL DEBATE.
el problema de bogota es que es la unica alternativa de muchos colombianos que quieren emigrar a buscar un mejor futuro, la solucion de este pais es el desarrollo de los llanos orientales nuevas ciudades con incentivos de inversion a los privados para que inviertan y asi desarrollen el pais para desincentivar la emigracion a la capital, mucha gente no quiere vivir en bogota pero le toca. el principal problema de bogota es que no hay cama para tanta gente.
Pésima columna, llena de lugares comunes, inexactitudes y francas mentiras.
el articulo de la señora me parece mezquino y simplemente busca justificar la corrupcion de antaño con lo del carrusel de la contratacion actual, desconociendo que el origen de la misma viene desde nuestra vida republicana de confrontacion bipartidista la cual ahora esta amangualada y disfrazada como santopeñalouribismo. yo me preguntaria mas bien ¿ Donde estan las politicas de ciudad? no para 4 años sino 20 50 y hasta 100 años. el problema real es que no existe planeacion y las politicas nacionales y distritales han estado al servicio del partido de la N(del neoliberalismo).
Comparar la Bogotá de hoy con la de hace más de diez años es algo sin sentido. El desplazamiento, el crecimiento natural, las miles de personas que vienen de otras regiones a trabajar en la ciudad hacen de esta Bogotá una ciudad completamente diferente. El problema de la movilidad no tiene soluciones a corto plazo porque los problemas vienen de muchos años, décadas atrás, y aquí no sirve hablar ya de pico y placa porque el problema es mucho más profundo. Los bancos regalan los créditos para que la gente adquiera un vehículo. Veremos qué pasa con la ciudad sin propuestas reales de movilidad y de oportunidades en otras regiones que las hagan atractiva a los colombianos.