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- Tenemos que hablar de su contrato. De arriba me están pidiendo resultados.
- ¿Cómo resultados?
- Por el bien de todos y para sostener el trabajo, necesitamos que quede Jhon. No sé si usted nos puede colaborar.
- ¿Y cómo es eso?
- Tiene que mostrar resultados y luego veremos lo de su contrato.
Ese diálogo ocurrido hace un mes, entre un secretario del gabinete de Ibagué y un contratista que se lo contó a La Silla, muestra cómo la Alcaldía que lidera Luis H. Rodríguez se ha convertido en una de las protagonistas de la reñida contienda por gobernar la capital tolimense. Y también cómo al interior de sus dependencias le están haciendo campaña abiertamente a Jhon Esper Toledo, el ex alto funcionario de la Alcaldía que hoy es candidato de Cambio Radical y que aglutina a casi toda la clase política del departamento.
Ocho contratistas de cuatro dependencias de la Alcaldía de Ibagué le contaron a La Silla que en el trabajo los vienen presionando para apoyar a Toledo, condicionando la extensión de sus contratos a que le pongan votos y le organicen reuniones.
Eso evidencia que la maquinaria de la actual administración se ha convertido en uno de los mayores factores de poder para Toledo, quien fue secretario de Gobierno, de Bienestar Social y de Apoyo a la Gestión en la Alcaldía de Luis H. Rodríguez y ahora es una de las cartas fuertes del partido del vice Germán Vargas Lleras para crecer en regiones donde hoy no tiene juego con miras al 2018.
Ese apoyo desde adentro de la Alcaldía podría terminar siendo decisivo para Toledo, ya que la carrera está muy pareja.
Sus dos mayores rivales son Guillermo Alfonso Jaramillo, el ex gobernador y ex Secretario de Gobierno petrista que va con el aval del partido indígena Mais, y el independiente Ricardo Ferro, un ex asesor de Álvaro Uribe en la Casa de Nariño y del ex ministro Juan Lozano que perdió la alcaldía con Luis H. hace cuatro años como candidato de La U.
Detrás de ellos vienen el ex congresista liberal Rubén Darío Rodríguez, que ya fue alcalde dos veces, y el empresario y ex congresista Pompilio Avendaño, quien teóricamente tenía el aval de La U pero terminó perdiéndolo en el último momento con Toledo y se lanzó con el partido indígena Aico. (Curiosamente ambos también tienen una estrecha relación con Luis H., teniendo el primero todavía la secretaría de infraestructura y el segundo la de gobierno).


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A través de mensajes de whatsapp, llamadas telefónicas y reuniones de oficina, muchos mandos intermedios vienen presionando a buena parte de las 2.200 personas que trabajan todos los días en la Alcaldía con contratos de prestación de servicios para que le consigan votos a Toledo para no perder sus puestos.
A casi todos les empezaron pidiendo, hace unos tres meses, que llenaran planillas -que varias personas bautizaron el 'T20'- con los nombres de 20 personas, más sus cédulas, sus teléfonos fijos y celular, sus correos electrónicos, sus fechas de nacimiento y sus puestos de votación, para hacerle campaña a Toledo.
A medida que se acerca el 25 de octubre -y que crece la tensión electoral- les están exigiendo más firmas. En dos secretarías ya van en 30 a 40, en otra más en 70. Y en una más, a los 'apadrinados' de Cambio Radical -el partido de Toledo- les pidieron 100.
Esa presión está funcionando. Sobre todo porque los contratos de casi todos los consultados por La Silla se vencían entre agosto y octubre, con lo que a todos les quedó claro que su futuro laboral dependía de ser clasificados como 'toledistas'.
Una persona nos contó que lo citaron en el apartamento personal del secretario de Hacienda Oswaldo Mestre, una figura tan poderosa en la actual Administración que muchas personas se refieren a él como el ‘subalcalde’.
“Usted es de tal rama política, pero necesitamos que apoye a Jhon Esper Toledo. Si está de acuerdo, tiene contrato. Si no, no tiene contrato. Necesitamos que nos pase una lista de votantes y que haga reuniones”, cuenta esa persona que le dijo Mestre, cuya influencia en la administración local es tal que -según otro funcionario- “si no tiene la firma de él [un contrato de cualquier Secretaría], no existe” y cuya hermana Claudia es una de las directivas de la campaña del candidato.
Su caso no es único: La Silla supo de otros dos políticos y un periodista que también fueron citados en el apartamento del secretario de Hacienda, en el edificio Torreón en el sector de La Pola, a tres cuadras de la Alcaldía.
Mestre le dijo a La Silla que en su secretaría no se ha hecho ningún tipo de respaldo por Toledo ni por otros candidatos.
“Lamentablemente las campañas en Ibagué se están llenando de injurias y calumnias, muchas contra los funcionarios públicos. Yo particularmente nunca le he pedido listados a nadie, ni los he citado en mi casa para recomendarles que voten por X o Y persona. En mi secretaría hay un respeto total por el ejercicio democrático y no se está presionando a ningún funcionario. Si eso fuera así habría pruebas contundentes y yo ya tendría un proceso disciplinario abierto”, dijo Mestre, añadiendo que la contratación de la Alcaldía obedece a los tiempos del Plan de Desarrollo y que no es cierto que haya más contratos venciéndose en el período preelectoral.
A todos los contratistas consultados por La Silla les quedó claro el mensaje de que sin apoyo a Toledo no habría adiciones en sus contratos. Ni mucho menos posibilidades de reengancharse con la próxima administración, en caso de que Toledo gane.
“Esto se volvió una cacería de brujas como en los tiempos de la Inquisición”, dice un contratista al que no le renovaron. “¿Cuántas reuniones ha hecho para el próximo alcalde?”, fue una de las preguntas que -según él- le hicieron.
Casi siempre quienes los presionan son contratistas como ellos y, por lo tanto, no están sujetos a la misma prohibición de participación en política que los funcionarios de nómina.
Sin embargo, ese proselitismo parece estar dándose con el visto bueno de sus altos funcionarios, como lo muestra el mensaje que recibieron los empleados de otra secretaría.
“Siguiendo directrices de la Dra. Ángela Viviana Gómez Núñez, comedidamente les informo que el día viernes 14 de agosto 2015 se llevará a cabo el comité técnico ampliado a las 10 am en las instalaciones de la Secretaría de Cultura, Turismo y Comercio. Agradezco su puntualidad y la asistencia es de carácter OBLIGATORIO”, dice el correo que les mandó Olga Briceño Berbeo, asistenta de la jefa de esa entidad y sobrina del ex concejal Óscar Berbeo (uno de los caciques que apoya a Toledo y ex esposo de Gómez).
La persona que le contó a La Silla de este mensaje llegó allá ese día imaginando que iba a una reunión en la que se formarían los grupos de trabajo y se asignarían tareas para la inauguración de los Juegos Nacionales que Ibagué organizará ahora en noviembre. Pero su jefa no llegó al salón de la Secretaría, donde esperaban unos cincuenta contratistas y funcionarios.
Sí lo hicieron tres asistentes de Gómez.
Uno de ellos se dirigió al grupo y les dijo: “Ustedes saben que esto es un gana-gana. Si gana la doctora, ganamos todos. Si gana Toledo, aseguramos cuatro años más de nuestro trabajo. Les vamos a dar las planillas para ver ese compromiso”. Al final no hubo ni comité técnico ni jefa.
La Secretaria de Cultura le dijo a La Silla que no ha convocado ningún comité técnico ampliado desde finales de junio, antes del Festival Folklórico, y que no está al tanto de que se hubiese hecho ese evento.
“No estaba enterada y no sé si es cierto que haya ocurrido, pero no avalamos ninguna participación en política. Los contratistas están en libertad de votar como quieran, pero no pueden usar el nombre de la Secretaría ni mucho menos las instalaciones para esas actividades”, dice Gómez.
Según cuentan tres contratistas, a los que ven indecisos los llaman personalmente.
“Buenas tardes (…), regálenos su dirección. Queremos hablar con usted un momentico hoy por la tarde con el presidente de campaña. Jhon Esper y Juan Gabriel [Triana, el ex secretario de Planeación y hoy directivo de campaña de Toledo] le mandan un saludo y una razón muy especial”, dice el mensaje que le dejaron en el buzón de teléfono a un empleado al que estaba por vencérsele el contrato.
“Que el Secretario esté apoyándolo él, no. Los supervisores sí lo hacen abiertamente”, dice un contratista que simpatiza con Toledo y que prefiere no revelar en qué entidad trabaja, pero que insiste en que las presiones vienen más bien de los jefes políticos.
Pero que admite que sí se ha paralizado el trabajo en la Alcaldía, debido a que los contratistas van a desayunos de campaña y a la 'Ruta T', el nombre que reciben las caravanas que hace Toledo por toda la ciudad en las tardes. “Es cierto que muchos contratistas están en su avanzada y en sus grupos de juventudes. Ellos sí le hacen daño a la Alcaldía porque se la pasan todo el tiempo haciendo campaña y demoran muchos procesos por no estar ahí dentro”, dice.
Toledo niega que la maquinaria de la Alcaldía se esté moviendo a favor suyo.
“Yo no tengo conocimiento de nada de eso y soy muy ajeno a lo que sucede allá porque estoy concentrado en la campaña. Pero no permito que ningún cercano a mi campaña esté en ese comportamiento y exhorto a que cualquier persona que esté en esa situación [de presión] lleve su denuncia a las autoridades competentes para que éstas tomen los correctivos”, le dijo a La Silla.
Aunque el alcalde Luis H. Rodríguez ha sacado comunicados negando que su alcaldía esté participando en política, sí hay evidencia de que lo están haciendo personas cercanas a la Administración.
Su propia esposa, Luz Amparo Noreña, estuvo haciéndole campaña hace mes y medio a Toledo. Vestida con una cachucha y camiseta de Toledo, 'Luza' -como le dicen los ibaguereños- apareció en una reunión con líderes comunales en el barrio Miramar acompañada por Leonor Callejas, la esposa del candidato.
Aunque Noreña no es funcionaria pública, sigue ejerciendo como primera gestora de la ciudad y repartiendo -como reveló el portal local El Olfato- kits escolares en los barrios populares de la capital tolimense.
Esa aparición en público le costó un jalón de orejas al Alcalde.
El 19 de agosto la procuradora regional Ligia Aguilar le escribió una carta a Rodríguez, diciéndole que “en procura de evitar confusiones y malos entendidos, se le invita que en los actos oficiales de la administración municipal con la comunidad, en la medida de lo posible, no haga presencia la primera dama”.
El alcalde respondió que la labor de su esposa era puramente filantrópica, pero que acataba la recomendación “para evitar suspicacias de los enemigos”. (La Silla llamó y le escribió a Luis H. Rodríguez pidiendo hablar con él del tema, pero hasta la hora de publicación no habíamos recibido respuesta).
Toledo niega que esa foto fuese de su campaña.
“Uno sabe que en este proceso los enemigos le hacen montajes y usan las armas que haya a la mano. Es fácil generar montajes para usar en las redes sociales”, le dijo a La Silla, explicando que “es normal que el Ministerio Público se pronuncie sobre toda la información que le llega” y que se trata de una serie de denuncias provenientes de “un medio que favorece al candidato de Petro” (aludiendo a Guillermo Alfonso Jaramillo).
Otra persona muy cercana a Luis H., la asesora de la gerencia del Hospital San Francisco Nohora Esperanza Luna, también fue pillada por El Olfato haciendo una brigada de salud con la esposa de Toledo y luciendo una cachucha del candidato.
Además, Tatiana Molano -la jefa de prensa de Oswaldo Mestre en la Secretaría de Hacienda- fue pillada mandando correos de apoyo a Toledo desde su email personal. Otros dos funcionarios, la secretaria de Apoyo a la Gestión Elsa Victoria Riaño y el director de espacio público Mario Fernando Díaz, han sido denunciados por un concejal liberal en la Personería municipal por presionar a sus empleados. Y uno de los candidatos, Rubén Darío Rodríguez, denunció que el alcalde había sacado a contratistas afines a él.
Esos no han sido los únicos escándalos por participación política en el Tolima. Hace dos semanas tuvo que renunciar el subdirector de Cortolima -la autoridad ambiental del departamento- después de que se hiciera público un video en que le pide a sus funcionarios plata para financiar la campaña del ex senador liberal Mauricio Jaramillo a la Gobernación.


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Aparte de la maquinaria de la alcaldía, Jhon Esper Toledo tiene una ventaja frente a sus rivales: casi toda la clase política del Tolima está con él.
De los ocho congresistas que tiene el Tolima, cinco lo apoyan: Jaime Yepes y Carlos Edward Osorio de La U, Rosmery Martínez de Cambio Radical, José Elver 'Choco' Hernández del ala gomezgallista de los conservadores y Miguel Barreto del barretismo, más el risaraldense Samy Merheg que también tiene votos allá. Es decir, solo le faltan el uribista Pierre García y los dos liberales, Guillermo Santos y Ángel Gaitán, que vienen del jaramillismo y están en la campaña del ex alcalde Rubén Darío Rodríguez.
También tiene a varios de los caciques más fuertes del departamento. Su mayor promotor es el ex representante Emilio Martínez Rosales, muy cercano al vice Germán Vargas Lleras y jefe de Cambio Radical en el Tolima, partido que lo acogió cuando el suyo -el liberal- decidió avalar a Rodríguez.
Con él están también los 'trillizos', el grupo de súper poderosos ex alcaldes de Ibagué que estudiaron juntos en el prestigioso colegio San Simón y que tienen una vieja alianza política. Dos de ellos están de frente con Toledo: Jorge Tulio Rodríguez (que, como jefe político del grupo del representante Carlos Edward Osorio, fue el artífice de que La U dejara botado a Pompilio Avendaño y llegara donde Toledo) y el destituido Jesús 'Chucho' Botero. (El tercero es el actual alcalde Luis H. Rodríguez).
También lo está apoyando de frente el ex representante y parapolítico Gonzalo García Angarita, que viene del grupo del fallecido ex senador (y también parapolítico) Luis Humberto Gómez Gallo, así como los ex congresistas Hernando Cárdenas y Alfredo Bocanegra. Y, según dos fuentes que conocen la movida política, 16 de los 19 concejales actuales.
Su afiche tiene los logos de cinco partidos. Al de Cambio y La U se sumaron el conservador (gracias a una alianza con el ex gobernador y candidato a repetir Óscar Barreto), el Mira (que sacó el 5 por ciento de los votos en Ibagué en la Cámara hace un año) y el viejo PIN (que no tiene muchos votos pero se jugó fuerte por Toledo, incluyendo una visita de su líder Doris Vega, esposa del parapolítico Luis Alberto el 'Tuerto' Gil).
A eso se suma que varios altos funcionarios de Luis H. han renunciado para irse a la campaña de Toledo: el poderoso ex secretario administrativo José Adrián Monroy, el ex secretario de Planeación Juan Gabriel Triana, el ex secretario de desarrollo rural Ramiro Arciniegas y el ex secretario de apoyo a la gestión Arlén Márquez.
Eso significa que, sumando la maquinaria de la clase política y la mano que le han dado desde la Alcaldía, Jhon Esper Toledo tiene todo para ser el próximo mandatario de la capital tolimense.
Buen artículo. Uno podría pensar que si los ibaguereños lo quisieran podrían votar en blanco y este señor alcalde y su esposa, su candidato espurio, sus funcionarios corruptos, sus concejales sinverguenzas y todos los que conforman esa parafernalia quedarían con los crespos hechos y serían el hazmerreir de todo el mundo. Pero no será así, para colmo de una ciudad mal manejada y peor administrada. Cada pueblo tiene los gobernantes que se merece. Para la muestra, nuestra querida capital.
Soy de Ibagué y es cierto que la ciudad pasa por un muy mal momento. Es tan mala la administración que no es capaz de ejecutar obras que cuentan con recursos ya asignados por el gobierno nacional, (Juegos Nacionales, 100.000 casas gratis, acueducto alterno, etc). En todo nivel prima la corrupción y el clientelismo. Lastimosamente, la elite académica y económica de la ciudad no se ha vinculado a gobernarla. Seguro que el Sr John Esper Toledo, abogado de la cooperativa no es el ibaguereño más preparado para asumir el cargo. Los ibaguereños que se preparan en las mejores universidades del país nunca regresan ni se vinculan con su ciudad.