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Durante el último debate del referendo en la Cámara, Gema López le montó marca personal al ministro Valencia Cossio y filmó todos sus movimientos. |
El 20 de julio, el presidente Álvaro Uribe instaló, como todos los años, la sesión del Congreso. Y como suele hacer en todas las reuniones, saludó uno por uno a los presentes. Al llegar al puesto de la representante Gema López, le extendió la mano. Ella levantó la cara y clavó la mirada en otra parte. El Presidente le insistió y la tomó del hombro, con una sonrisita nerviosa y contenida. López cruzó los brazos detrás de la espalda y observó esa mano extraña. “Salude al Presidente, Gema”, le dijo entre dientes su vecino en la fila. Gema no se movió ni pronunció palabra. Su grito de independencia fue mudo.
El gesto podrá parecer infantil o falto de gallardía, dirán unos, pero es a la postre uno de los pequeños triunfos de una oposición arrasada. De un grupo arrinconado en el Congreso que pierde todos los partidos por goleada. El último de ellos, la aprobación del referendo en la Cámara en septiembre pasado, de la mano del ministro del Interior Fabio Valencia Cossio. Esa noche, Gema López lo persiguió por la plenaria y lo filmó sin parar. Lo filmó incluso con la cámara apagada. A donde quiera que el Ministro mirara, se encontraba con Gema.
El video casero no fue simplemente un divertimento. En la sesión anterior a esa, cuando se votaron los interminables impedimentos, López había pedido la salida del Ministro de la plenaria por la forma como intervenía en la discusión y llevaba de cabestro a los representantes de la coalición. Sus protestas fueron inútiles, así que cambió de estrategia y decidió documentar la puesta en escena.
Todo se repitió en la siguiente sesión: Valencia dando instrucciones a la mesa directiva y regañando congresistas, la viceministra pasando guardia por las curules, y los asistentes del Gobierno tomando lista con resaltador en mano. Ahora la representante espera entregar ese video a la Corte Constitucional como una de las pruebas de los vicios del proyecto en su paso por el Congreso.
Gema López cuenta esas anécdotas con la felicidad de un niño travieso. Lo hizo y se salió con la suya. El fotógrafo del Congreso la sorprendió con las fotos del saludo fallido con Uribe, que ahora guarda en una bolsita plástica. Mientras los congresistas de la coalición enmarcan sus fotos con el Presidente, las exhiben en sus correrías para ganar votos y después las cuelgan de las paredes de sus oficinas, ella se las muestra a la visita como un trofeo. Ese saludo negado y el video de Valencia, son sus patadas de ahorcado.
Ese talante contestatario es el sello político de López. Ella se defiende y dice que no es un pantallazo que se le ocurrió ahora que está en el Congreso. Cuenta que cuando era diputada a la asamblea del Cauca por el Partido Liberal le quitaron la palabra por haber ofendido a alguien en el recinto. Diez sesiones en silencio. Molesta por no poder hablar, pero sobre todo aburrida, decidió llenar de letreros su curul, y empezó a llamar la atención de los medios, que cada día esperaban sus pancartas para disparar los flashes. Avisos como esos también aparecieron en los debates del referendo. “¡Qué vergüenza!”, se leía en una hoja que quedó en una de las curules de la oposición cuando abandonó el recinto. Habían vuelto a perder. Para esa noche Gema también había impreso “No a la reelección” en una camiseta que al final olvidó en su cartera.
“Es una vieja templada”, cuenta un periodista de Popayán, y añade que se hizo célebre por los fuertes debates sobre corrupción que le hizo al ex gobernador César Negret. Sin duda, el discurso de ser una política frentera y berraca es muy rentable políticamente. Decir en voz alta, como ella lo hace, que “lucha de frente contra la corrupción”, o que su interés es “ayudar a la gente pobre”, es una fórmula ganadora. Con ese sello, Gema López pasó por la asamblea departamental del Cauca tres veces y llegó a la Cámara de Representantes, en su segundo intento, en 2006.
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El 20 de julio pasado, en la instalación del Congreso, la representante liberal Gema López le negó el saludo al presidente Uribe. |
Defender 'lo social' es una bandera de todos los partidos y de todos los políticos. Es un mandamiento del 'marketing' político solidarizarse de alguna forma con los pobres, estar cerca de ellos y hablar sobre ellos. Por lo menos en campaña. Lo social se vuelve una especie de comodín. Gema habla todo el tiempo de los pobres del Cauca, de la gente humilde que defiende, donde ella dice estar incluida. Lo hace con un lenguaje plano y sin adjetivos.
Y si bien ese libreto parece uno más del de tantos políticos que saltan al Congreso y adquieren algún reconocimiento nacional, Gema da la sensación de hablar y actuar desprevenidamente. No calcula cada cosa que dice ni se detiene para aclarar qué de lo que dice puede citarse en este artículo y qué no. No echa discursos ni se fija en la cámara que le toma fotos.
Su oficina es pequeña y sobria. Casi ascética. Podría ser la misma de la asamblea departamental del Cauca, salvo por la vista al centro de Bogotá desde su ventana. En la entrada trabajan dos de sus asesores y en el segundo espacio está su escritorio y una pequeña sala. No tiene computador a la vista ni tres o cuatro celulares que no paran de timbrar. Ninguno de sus asesores la escolta. Mucho silencio para alguien conocido por hacer tanto ruido.
Nació en Bolívar, Cauca, una zona humilde donde la dignidad de las familias es criar maestros. Ella, la mayor de nueve hermanos, no fue la excepción. Fue maestra hasta que entró a la política y fue Secretaria de Educación de la primera gobernación de César Negret. El mismo con el que después partiría cobijas. Después regresó a la docencia hasta entrar de lleno a la política en la asamblea departamental. Los docentes son sus base. "A ellos no se les engaña ni se les compra con un almuerzo o una camiseta. Saben quién trabaja realmente por ellos y quién no", afirma. Sus críticos dicen que aún manda en la Secretaría de Educación donde se dio a conocer.
A la dirigencia del Cauca, y particularmente a la de Popayán, la define como una élite excluyente. Dice que uno de los logros más importantes de su carrera fue apoyar al líder indígena Floro Tunubalá en su campaña a la gobernación. "Al menos logramos que durante un tiempo dejarán de robarse el dinero del departamento". A esa misma élite dice haber vencido cuando llegó al Congreso y espera volver a vencer para quedarse en la Cámara el próximo año. Según algunos periodistas de Popayán, no será una tarea fáci, así ella tenga su lugar natural en las listas del Partido Liberal. Gema López también piensa en el Senado, pero asegura no contar con el dinero para hacer una campaña nacional. Teme además perder esa elección y a la postre perder su empleo. "Este es mi único ingreso, yo vivo de esto y con esto mantengo a mi familia".
En su primer intento fallido de llegar a la Cámara, en 2002, vivió esa experiencia. El desempleo del político. La cara de la moneda que nadie ve, y es la del que pierde la elección y el lunes siguiente se da cuenta de que además de haberse quemado, no tiene trabajo. "Cada uno de mis hermanos me ayudó a sostener a una de mis hijas y yo pude seguir trabajando en la oficina". En "la oficina" recibe, según ella, a toda la gente humilde que la busca para que le ayude con un problema: pensiones, salud, comida. La micro-política de ella es apagar esos incendios. Lo hace con una inspiración religiosa: “soy una mujer muy creyente que le teme a Dios”.
Por el contrario, no le teme al Presidente, como varios de sus colegas. “Votaron por el referendo con miedo, porque no quieren quedarse sin puestos”, dice volviendo al tema que tiene entre ceja y ceja. Pero no es sólo miedo a no tener puestos. La mayoría de los representantes a la Cámara tiene un patrimonio político frágil. Sus votos no son del todo suyos, y su figuración nacional pende de un hilo. Un movimiento en falso y se olvidan del Congreso, de Bogotá y sus privilegios, y vuelven a sus regiones a buscar fortuna. Una visión sin duda centralista que poco parece importarle a Gema López
Durante los debates, denunció que estaban ofreciendo cargos en el Sena y direcciones de cárceles. “Claro, las direcciones de las cárceles donde después estarán ellos”, señala. También pidió la palabra para hablar de las fotos del Blackberry de Arias, donde decía, en broma según él, que tendría que caer "a estrategias bajas por Uribe". Al filo de la medianoche, cuando aún el escándalo no trascendía y los representantes bostezaban, las fotos se esparcieron en los computadores y celulares como un virus y despertaron a todos los presentes. Gema López empezó a hablar del tema y el presidente de la Cámara, Edgar Gómez, la interrumpió y le quitó la palabra. La cosa no paró ahí. Gema le recordó a Roy Barreras su pasado liberal y le dijo que era un regalado, dijo que los tránsfugas no podían votar, denunció que sus asesores no podían entrar a plenaria y, claro, filmó a Valencia Cossio.
Gema se refiere a todo el episodio con indignación, pero no puede dismular una sonrisa. No puede negar que en medio de todo, la pasó bien mientras la coalición la pasaba mal en su intento por sacar a los trancazos el referendo. Ganaron pero al menos tuvieron que sudar más de lo que esperaban. Y si al final de cuentas el referendo pasa y el presidente Uribe sale reelecto, Gema López podrá decir que, al menos, se divirtió mientras perdía.
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Pues, por una parte creo que de esta congresista casi puede decirse que es toda una heroína. Pero por otro lado, me deja algo perplejo eso de que le da miedo perder el empleo con el que mantiene a su familia. He estado leyendo su hoja de vida en la pagina del partido liberal
http://www.partidoliberal.org.co/root/index.php?option=com_content&task=...
y resumiendo, ha estado 7 años como maestra, 11 como diputada y 4 como congresista (nada dice de su paso por la Secretaría de Educación). 22 años ascendiendo en el escalafón salarial, hasta posicionarse en un cargo del que saca 20 millones de pesos mensuales (en los últimos 4 años serían casi mil millones de pesos), más otros 20 millones que le dan para la UTL (Unidad de Trabajo legislativo).
Me parece a mi que de la humilde familia de esta señora ya no queda nada. A lo mejor Gema López no sabe que en Colombia hay 8 millones de [email protected] que viven con 90 mil pesos mensuales, 5 millones con un salario mínimo de unos 550 mil pesos, que en Colombia hay 7 millones de personas que viven del rebusque y cerca de tres millones que no tienen empleo. Con lo que Gema López y su pobre familia viven en un mes, otras muchas familias sobreviven 10 años.
Por lo que eso de "soy pobrecita voten por mí para que mi pobre familia no se quede en la calle" suena bastante patético.
Sobre la entrevista, se puede decir que es bastante pobre en información de interés público. Nos tendremos que acordar de esta congresista como la que no quizo saludar a Uribe. Sería bueno que en todas las entrevistas a [email protected] polí[email protected] se les anexara información sobre su carrera política y posición ideológica.
Que nombre tan apropiado, es una verdadera "gema", pura en sus conceptos, brillante y precisa en sus conceptos, le adorna su valiente inconformidad hacia las injusticias de los poderosos, pero donde esa JOYA tiene el valor real, es en su honestidad y pulcritud. Ojala en nuestra amada Colombia dentro de la politica ubiese otros "joyas", si no tan buenas, si suficientes brillantes en la defensa de los derechos y la igualdad.
Me gusta esa clase de hacer política tan frentera, aunque esté practicamente en desacuerdo con todo lo que dice esta señora.
Cuando no se conoce la harina no se puede pensar en hacer pan, Cuando las ideas no son claras, los conceptos son erroneos.