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Sábado Junio 03, 2023

Secuestrados se arrepintieron de haber puesto a sus hijos en segundo lugar. Amarrados a un árbol entendieron que por encima del poder y los votos estaba la humildad y la tolerancia. Por eso hace un año, cuando las FARC liberaron a los ex congresistas Orlando Beltrán, Luis Eladio Pérez, Jorge Eduardo Géchem, Gloria Polanco y Consuelo González, insistieron que la familia iría primero, su proceso de adaptación a la vida después, la política al final.

Pero la ecuación cambió: todos volvieron a las tarimas, a las peticiones del pueblo, al sueño de hacer algo por un país que dicen conocer mejor. “Tenemos autoridad social y moral para hablar de la violencia tras padecer lo que padecimos. Cuando estábamos secuestrados, veíamos con angustia un Congreso vinculado a los narcotraficantes y a los paramilitares. Nos sentimos en la necesidad contribuirle a la paz y al desarrollo del país”, explicaría Orlando Beltrán, un ingeniero liberal de 52 años, casi siete secuestrado.

Dado que el “botín” político secuestrado por las FARC era buena parte liberal, tres de los cinco liberados regresan al Congreso de la mano del ex presidente César Gaviria. “Compartimos un drama en común. El presidente tuvo su hermano secuestrado y su hermana fue asesinada por las FARC. Eso nos ha unido”, explica Consuelo González de Perdomo, 59 años, seis secuestrada, a quien Gaviria le encomendó reorganizar el liberalismo en el Huila, su departamento.

La llegada del bloque de ex secuestrados al Congreso, mediatizados, admirados, respetados por sobrevivir a la otra Colombia, le entregará al Liberalismo buena parte de la batuta del tema del intercambio humanitario y el tino de aglutinar un sentimiento nuevo en Colombia: las liberaciones le han enseñado al país una sensibilidad que no tenía.

Como partido, el liberalismo es la tercera fuerza parlamentaria en el Congreso, después del Partido de la U y de los conservadores. Los tres candidatos liberales dicen que sacar a sus compañeros cautivos será buena parte de su misión en el legislativo.

Aunque no van en el mismo bloque, Luis Eladio Pérez, liberal pero por ahora independiente y Polanco, la única conservadora del grupo, le apuestan a lo mismo. “Esa es nuestra obsesión desde la selva”, dicen.

Polanco, en concreto, dice que de salir elegida se preocupará por inventar una ley que proteja a los secuestrados post-liberados. “Lo peor viene después. Es importante que los liberados tengan seguridad social, asistencia sicológica, laboral. Uno está en el aire y no sabe qué hacer”, explica esta mujer de 47 años, a quien las FARC asesinaron a su marido durante los seis años de cautiverio. “Es paradójico que uno quiera volver a la política después de todo lo que pasó”, agrega. Pero Polanco, como todos, se siente responsable de hacer algo por el país.

El terreno para sembrar el tema del intercambio humanitario está dado. No sólo los ex secuestrados insistirán en el tema. También está la senadora Piedad Córdoba quien semanas atrás aseguró su permanencia en el partido Liberal y anunció que desde allí seguirá liderando el asunto. “Con todo esto un aura de heroísmo no le llega nada mal al partido”, explica el politólogo Juan Felipe Cardona, investigador de Congreso Visible, el centro de seguimiento parlamentario de la Universidad de los Andes.

Para quienes miden intenciones de voto en las futuras elecciones, este bloque está conectado con lo que busca la gente. Menos polarización, un lenguaje menos “camorrero”, cierto escepticismo sobre el fin de la insurgencia por el método de la confrontación. “Han sufrido el hambre y el hambre es una gran profesora. Será un bloque distinto, más partidario del intercambio. Llevan un mensaje de más consideración por la gente y eso los conectará al país”, argumenta Carlos Lemoine, el presidente del Centro Nacional de Consultoría (CNC), una de las principales firmas encuestadoras.

Pero cuando se habla con los ex secuestrados, se sienten buenos propósitos pero poca claridad en metas. Aún no toman partido en temas gruesos como seguridad democrática o extradición. Ni uribistas a secas ni anti-uribistas radicales. Hablan de intercambio humanitario como único fin y eso, en lo estricto, será estar opuesto a Uribe. Pero no dicen qué estarían dispuestos a ceder para lograrlo.

Quizás el que más lo tiene masticado es el ex congresista liberal Jorge Eduardo Gechem, 58 años, quien en 2002, cuando fue secuestrado, era el presidente de la Comisión de Paz del Senado. “No es oportunismo. Siempre insistí en que había que despejar un territorio. Insisto ahora en lo mismo”, explica.

 

Los demás manejan un discurso políticamente tradicional con un solo ingrediente que marca la diferencia. “Ya sabemos qué es miseria y eso nos hizo diferentes”, dicen. Beltrán, por ejemplo, argumenta que si resulta elegido en marzo de 2010, trabajará por justicia social, reforma agraria, paz para todos. ¿Acaso no es lo mismo que soñaba en su primer periodo como congresista? Esta vez hay una diferencia. Dice que si no logra algo, a los dos años renuncia. Y la respuesta aún deja inconforme.

En la selva muchos pensaron en cambiar de vida. Beltrán quería montar una fábrica de plásticos, Polanco sólo quería dedicarse a sus hijos. Pero eran políticos de fondo y forma y así se recuerdan en cautiverio. “Nos ayudó ser políticos y estar juntos. Nos sentíamos en nuestro ambiente. Había mucho debate, mucho cuestionamiento. Debatíamos qué hicimos bien, qué mal, qué tanto nos faltó cumplir. Ingrid y Luis Eladio trabajaron duro en sus 109 puntos para gobernar a Colombia. Andábamos pegados a la radio para saber de la realidad política”, recuerda González.

Cuando regresaron a sus fortines políticos, todo estaba dividido. “Nuestros cuadros se habían ido a otros partidos por ausencia de liderazgo. La gente nos decía que tras la experiencia del secuestro podíamos aportarle mucho al país”, justifica Gechem quien pasó siete años secuestrado.

Muchos no sólo le deben a la política post-secuestro el nuevo sentido de sus vidas. También le adeudan el haber salido del anonimato. Luis Eladio Pérez, por ejemplo, fue secuestrado en 2001 tras una larga carrera política en Nariño. Concejal, cónsul, gobernador, senador y representante liberal. Pocos colombianos sabían de él hasta que salió de la selva tras seis años de secuestro.

Pérez, 56 años, no sólo escribió su libro Siete años secuestrado por las FARC que se convirtió en uno de los más vendidos. Mostró cómo pensaban la política en la selva, criticó a Uribe y dijo que su política de seguridad democrática, a la que le debe su alta popularidad, era una falacia pues secuestrado había estado en zonas bajo total dominio de las FARC. 

Hoy Pérez es uno de los principales motores del intercambio humanitario. Tiene las puertas abiertas en el Eliseo y está en contacto con políticos de los EE.UU. como el senador demócrata Jim McGovern. Dice que no vuelve a lanzarse a la política tradicional y que por eso les pidió perdón a los colombianos cuando salió. “Como no había vivido lo que viví secuestrado, como político compensaba los problemas de la gente con dádivas. El balón de fútbol, cemento, ron. Pensábamos en la próxima elección y no en la próxima generación”.

Dice que quiere reconstruir el país “que a fuerzas de circunstancias le tocó conocer” pero a través de un movimiento que despolarice el país. “Las encuestas muestran que los colombianos están aburridos de la derecha y la izquierda. Quieren algo de centro y a eso le apuntamos junto con un grupo de intelectuales”.

Por ahora no hay listas al Congreso ni candidato a la Presidencia. Sin sus compañeros de cautiverio Pérez se reinventa a través del Movimiento de Reconstrucción Nacional, que aspira a recoger en marzo 500.000 firmas para representar a 15 millones de colombianos que no salen a votar porque no se identifican con los políticos.

El movimiento está siendo pensado y estructurado por varios intelectuales como el columnista y analista León Valencia, el ex senador Rafael Orduz, el rector de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, José Fernando Izasa, la periodista y ex fórmula vicepresidencial del Polo Democrático Patricia Lara, entre otros.

Y es que tras la liberación el objetivo de todos era armar el bloque político de los ex secuestrados con posturas claras frente al tema del secuestro. Pero las fisuras personales que se quedaron en la selva pasaron a las ciudades. “No hemos podido sentarlos juntos en una misma mesa”, comenta Olga Lucía Gómez, la directora de la Fundación País Libre, especializada en secuestro. “Hay que entender que son seres humanos. Es insensato pretender que nos salven el país después de lo que pasaron”.

Las organizaciones especializadas en secuestro y sus secuelas insisten que para poder funcionar, la persona debe pasar por un duelo y proceso de readaptación que dura al menos dos años. El caso de los secuestrados políticos es sin embargo atípico. En sus regiones les exigen que superen y aporten, que escriban y cuenten, que se lancen y resuelvan. Salen crucificados y los quieren de redentores.

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Piedad Córdoba Ruiz
Comentarios - Cada usuario tiene la posibilidad de incluir solo tres comentarios
Mar, 2009-03-31 10:41

No recuerdo las sin-razones que las FARC esgrimieron para secuestrar estos seres humanos,pero es indudable que ellos fueron un botin politico.Usar estos personajes como simbolo del partido,causara rechazo en algunos sectores,no obstante garantize al Dr. Gaviria,no al partido,un relativo exito.En cualquier debate,ellos tendran una opinion sesgada,pues nunca podran perdonar,yo no lo haria.En estas circunstancias,lo unico que se logra es seguir contaminando el proceso de paz que debe darse y donde los radicalismos no pueden coexistir,para que el dialogo y acuerdo puedan producirse.Mi opinion personal es que esto es solo oportunismo politico(gavirismo- no liberalismo)( ambicion desmedida de los tristemente usados ).El partido deberia renovarse con base en otras propuestas.

Mar, 2009-03-31 00:24

CREO QUE LOS EX-SECUESTRADOS TIENEN MUCHO QUE APORTAR AL ESCENARIO POLITICO DEL PAIS, ESPERO QUE SE MANTENGAN EN ESA TÓNICA Y NO SE DEJEN ENVOLVER OTRA VEZ POR INTERESES PERSONALES Y ECONOMICOS, AMANECERÁ Y VEREMOS...

Lun, 2009-03-30 18:14

LASTIMOSAMENTE AL PARTIDO LIBERAL LE QUEDAN POCOS LIDERES QUE APOYAR Y MOSTRAR, ESPECIALMENTE EN RISARALDA, LA TIERRA DE GAVIRIA Y DEL ACOMODADO DR RODRIGO RIVERA. QUE VERGUENZA DE UN PARTIDO TAN GRANDE Y PODEROSO COMO EL LIBERAL. ¿QUE DIRIAN GALAN Y GAITAN SI PUDIERAN OPINAR?
LA SOLUCIÓN ES UNA RENOVACIÓN GENERAL DE LOS POLTIQUEROS DE OFICO QUE SE APODERARON DEL PARTIDO... DEBERÍAN MEJOR APOYAR A UN LIDER COMO SERGIO FAJARDO, ASI COMO LOS GODOS APOYARON EN SU MOMENTO A URIBE Y RESCATARON SU PARTIDO.

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