![]() |
---|
La Corte Suprema debatirá este martes si cambia su reglamento interno para elegir presidente |
¿Por qué no se ocupa la Silla Vacía en la Corte Suprema?
Desde febrero, los magistrados de la Corte Suprema de Justicia han votado 14 veces para elegir su nuevo presidente. Pero aún así la silla dejada por el magistrado de la Sala Laboral Francisco Javier Ricaurte sigue vacía. ¿La razón? Además de una lucha de egos, los divide las diferencias entre dos sectores de la Corte sobre la relación que deben tener con el Presidente y con el Congreso.
Mientras un grupo de magistrados considera que nada fortalecería más la Corte que mejorar las relaciones con Uribe y reducir el protagonismo que ha ido ganando desde que asumió los procesos de la parapolítica, el otro "combo" quiere conservar a toda costa la independencia de la corporación.
Hasta hace relativamente poco, el cargo de Presidente de la Corte Suprema era principalmente formal. Sinónimo de cocteles, conferencias universitarias, lectura de comunicados y visitas al exterior. Ahora, es un puesto clave para apagar incendios entre las ramas del poder o simplemente para hacer respetar su independencia casando peleas con el que intente vulnerarla. En el último tiempo, el Presidente de la Corte Suprema se ha convertido en un personaje importante de la vida política con influencias externas y fines claros en la interacción del día a día entre el Gobierno, el Congreso y los jueces. Vale recordar la férrea defensa de los magistrados frente a las "chuzadas" del DAS o su respuesta a los agravios que recibieron por sus decisiones respecto a la parapolítica.
En los pasillos de la Corte se escucha que algunos candidatos de la Sala Penal -que es a la que le corresponde la presidencia este año- como el actual presidente encargado Javier Zapata o como Julio Enrique Socha están en el bando de quienes se inclinan porque la Corte sea menos radical frente a los temas que tocan la Casa de Nariño y el Congreso. En este grupo, según las fuentes consultadas por La Silla Vacía, están también los magistrados Ruth Díaz Rueda, Pedro Munar Cadena, Francisco Javier Ricaurte, Camilo Tarquino Gallego, Elsy del Pilar Cuello y José Leonidas Bustos Martínez. Serían ocho de los 23 magistrados de la Corte que si bien no alcanzan la mayoría de dos tercios que necesitan para poner presidente, sí logran bloquear cualquier candidato que no los convenza.
Según lo que pudo averiguar la Silla tras entrevistar varios miembros de la Corte, el bando contrario está conformado por los magistrados Jaime Alberto Arrubla Paucar, César Julio Valencia Copete, William Namen Vargas, Arturo Solarte Rodríguez y Edgardo Villamil Portilla (todos de la Sala Civil). Ellos, al parecer, son los que se inclinan por un candidato que haga más evidente la independencia de la Corte frente a los demás poderes.
Uno de los magistrados consultados por la Silla Vacía negó que la demora en elegir presidente se debiera a diferencias de fondo. "Si hubiera bandos no habrían pasado como postulados todos los miembros de la Sala Penal, y ya habría un acuerdo. Lo que refleja el que hayan pasado todos es que no es nada en contra de nadie en particular, sino que todo circula alrededor de los intereses personales de cada uno de los que aspiran", dijo el magistrado, sin dar su nombre, pues la corporación mantiene gran hermetismo frente a sus temas internos.
Aunque algunos medios han dicho que a más tardar la Corte tendrá Presidente en los próximos días, el camino a la unción de un nuevo Presidente puede durar más de lo que se espera. Esto tendría consecuencias negativas para la Corte, que en el último tiempo ha tratado de mostrarse como una corporación sólida y monolítica. Por eso ha surgido la propuesta de modificar el reglamento interno para que la elección del presidente y del vicepresidente no se haga por la votación favorable de las dos terceras partes, sino por mayoría simple (la mitad más uno).
Así, los ocho que promueven un bajo perfil de la Corte quedarían en minoría... Claro, si es que el resto de magistrados logran apartar sus diferencias y votar por alguno. Lo malo es que el mismo reglamento dice que para hacer cualquier cambio estatutario se necesita la mayoría de dos tercios. ¿Será que sí logran 12 adeptos?
Lo que se demuestra una vez mas es que la institucionalidad en colombia esta cada vez mas debil, todas nuestras institucioones estan permeadas por la politiqueria y las que deberian guardar independencia no o hacen pues los intereses particulares priman sobre los genererales y asi no hay democracia que aguante.
Lo que debe hacer la corte es trabajr y cumplir su funcion independientemente de que sus desiciones agraden o no al congreso y al presidente.... ley solo hau una gustele o no al nido de delincuntes colombiano o a su maximo jefe.....
Estos son los mesajes que envían las cortes que hacen pensar o evidenciar, el nivel de politización en que anda la rama judicial. Es más sencillo que en el congreso se designen las mesas directivas.
Será que este papelón le conviene al país? Cuántas veces más pueden reunirse? Qué reglamento tan miope. Aplazar y aplazar es dar papaya para que otros influyan en la elección.