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Domingo Mayo 28, 2023

Colombia Civil

Después de la barbarie del conflicto armado, hay que reconstruir un horizonte de civilidad.

Profesor Asociado del Departamento de Sociología de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá. Se desempeña actualmente como director del Centro de Estudios Sociales. Es también Faculty Fellow del Center for Cultural Sociology en Yale University y Fellow del Indo-Pacific Governance Research Centre de la University of Adelaide.

Sus intereses se enfocan principalmente en la sociología cultural, la sociología económica, y en particular sobre las relaciones entre sociedad civil y mercado, así como en la sociología cultural de la violencia. Sus publicaciones más recientes incluyen un libro publicado en 2012 en Nueva York con Palgrave-Macmillan sobre la influencia de la cultura sobre el funcionamiento de las instituciones monetarias (Central Bank Independence: Cultural Codes and Symbolic Performance) y otro libro editado por él que saldrá en 2015 con Harvard University y con la Universidad Nacional de Colombia sobre el papel de las prácticas creativas en las políticas públicas (Cultural Agents Reloaded: The Legacy of Antanas Mockus)

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El debate sobre las regalías es mucho más complejo de como lo ha querido mostrar el gobierno nacional. Tres son los argumentos centrales para justificar la centralización del manejo de las regalías: la corrupción; garantizar la equidad intergeneracional e interregional y la creación de un fondo de ahorro en el exterior que evite presiones sobre la tasa de cambio (enfermedad holandesa) y que promueva el carácter contracíclico de la política económica. Se añade además que existe una bonanza petrolera en boga, cosa que el Ministro de Minas y Energía aún no logra certificar.

Sí se quiere cambiar la forma en que se distribuye la regalía entre unas y otras entidades territoriales, bastaría reformar la Ley 141 de 1994, no la Constitución. El gobierno anterior, ya en su epílogo, intentó también crear un fondo de ahorro de regalías y modificar la distribución entre municipios y departamentos. No lo logró por sus embelecos reeleccionistas. Entonces, ¿por qué cambiar la Constitución? Las circunscripciones donde hoy se ubican los pozos o las minas, constitucionalmente, tienen derechos sobre las regalías. El resto de entidades, también. Para eso se creó el Fondo Nacional de Regalías, de donde no fluyen los recursos (hoy tiene 4,3 billones de pesos) porque el gobierno se los gasta. Entre 2009 y 2011, el Ministerio de Hacienda comprometió 3,3 billones de pesos del FNR, luego les queda un billón de pesos a quienes deberían beneficiarse de estos, dineros que con reforma o sin ella se los terminará de embolsillar el gobierno central.

Lo de la corrupción no pasa de ser un argumento para cazar incautos. Todo “nuevo” gobierno hace de la lucha contra la corrupción una de sus banderas, aunque no más que para saludarla. El pasado lo hizo, este también. La tal “lucha contra la corrupción” parece un eterno retorno donde hay mucha mímica y poca o ninguna política seria. Ojalá la hubiera, pero lamentablemente no. Y si en departamentos y municipios roban, cosa que se debe demostrar con imputaciones personales –como manda la ley–, el gobierno nacional no es ejemplo de delicadeza. El jefe de la lucha contra la corrupción del pasado cuatrienio, señaló que en “contratación (nacional), los hechos de corrupción son muy notorios” (El Tiempo, Ene.10.10). En la entrevista, el funcionario dijo que de cada cien pesos del presupuesto de inversión nacional, se pierden 14. Luego, entre 2002-2009, se esfumaron 17 billones de pesos, de ellos, 4 billones en 2009. La pulcritud es un don del que al parecer también se carece en los círculos presidenciales. Aquí no está el quid del debate.

El fondo ahorro. Después de declarada la comercialidad de Cusiana, en Colombia se “armó” un debate sobre qué hacer con los miles de millones de dólares de la bonanza petrolera, que de paso, nunca llegó. Por esas calendas (1990-1994) también se habló de un fondo (el Fondo de Ahorro y Estabilización Petrolera), creado en 1995, para contrarrestar los efectos sobre la tasa de cambio, que entre 1995 y el 2000, estuvo revaluada, hecho que se contó entre las fuentes de la ruina del agro y la industria de finales del siglo XX. Los fondos de ahorro pueden servir, pero también pueden no hacerlo, pues por sí solos no contrarrestan los efectos macroeconómicos de una entrada masiva de divisas. La enfermedad holandesa se combate con diversificación de exportaciones, políticas industriales activas, apoyos a productores nacionales del campo y la ciudad, fondos de ahorro o estabilización y, por sobre todo, con control de capitales. De lo último, en el Banco de la República y el Ministerio de Hacienda no dicen nada, así agricultores e industriales estén reventados, porque como expresó Stiglitz, tenemos una tasa de cambio que nos va a matar, pues no se persiguen los dólares de especuladores y del narcotráfico.

Se habla de la equidad entre las regiones. Dice Planeación Nacional que de las regalías directas entregadas entre 1991-2009, 80 por ciento se quedaron en ocho departamentos. La afirmación esconde un truco, la palabra directas. La Constitución habla de regalías directas e indirectas. Estas últimas se distribuyen a través del Fondo Nacional de Regalías, administrado por el gobierno, el que, además, se viene gastando la plata allí guardada. En este punto se evaden dos aspectos: lo baja de la regalía y quién concentra la renta petrolera. Las multinacionales mineras y petroleras son parte de los usufructuarios de la Confianza Inversionista. Impuestos que los ciudadanos de a pie pagan, ellas no. La regalía que se paga actualmente oscila, en promedio, entre 8 y 11 por ciento, mientras que el promedio internacional es 17 por ciento. Una persona del estrato uno, al hacer una llamada telefónica, paga un IVA del 16 por ciento.

Según cálculos de Óscar Vanegas, director del Centro de Altos Estudios Minero-energéticos de la UIS, de cada cien pesos de renta petrolera, hoy los municipios y departamentos productores de hidrocarburos se quedan con 7,54 pesos, el gobierno central con 34,46 y el inversionista (privado o Ecopetrol) con 58. El gobierno además recibe parte de las utilidades de Ecopetrol, que en 2009 le transfirió 5,21 billones. Dónde está, entonces, la porción más grande de la torta. Las boronas se las quitarán a unos para dárselas a otros, pero el Estado debería, mediante el aumento de impuestos a las trasnacionales, agarrar una mayor tajada de la renta de nuestros recursos naturales no renovables y distribuirlos entre las entidades territoriales, sin afectar los ingresos de las productoras. Para que la sábana de la renta petrolera arrope a todos, debe aumentarse. Lo contrario es arropar a unos, descobijando a otros. Así no se logra equidad regional.

La reforma a las regalías hace parte de un paquete más amplio: el de la Regla Fiscal, la sostenibilidad fiscal como derecho constitucional, la reforma a la salud –que revive la Emergencia Social–, en fin, está integrada a un plan de gobierno que busca profundizar la Confianza Inversionista. Tiene además otro elemento. Este año el déficit fiscal del gobierno podría llegar a 24 billones de pesos, lo que sumado a la creciente participación del servicio de la deuda y el gasto militar en el gasto público, a las imposiciones del FMI y a la obtención del grado de inversión, obliga al gobierno a apoderarse de los ingresos de las entidades territoriales. A los departamentos y municipios a los que les “tumba” la plata del Fondo Nacional de Regalías, el gobierno les ofrece ahora transferirles los dineros que les quite a los que por derecho participan en ellas. Esos pajaritos de oro me hacen recordar el refrán: “Temo a los griegos, sobre todo cuando traen regalos”.

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Sáb, 2010-10-16 14:25

Este es el informe más completo que he visto al respecto. Creo sin embargo, que si el auge minero es verdadero, es preciso la creación del fondo de ahorros, si bien no es suficiente, es necesario para controlar una revaluación atípica. Rafael Rivas, en un tono menos anti-neoliberal agrega otras recomendaciones como la responsabilidad fiscal y un control estricto a las concesiones de explotación. Todas las medidas poseen un costo político considerable (de cara al pueblo colombiano y al lobby transnacional).

Sáb, 2010-10-16 10:47

Señores eso es lo que llaman inversion extranjera? o sera màs bien regalar nuestra riqueza a unos invercionistas extranjeros? como es posible, como dice el articulo, que nosotros paguemos màs impuestos caros, que aquellos que se llevan nuestras riquezas, por eso Chaves no lo quieren las multinacionales, no se deja llevar las riquezas que da el subsuelo y si lo hace es pagando las regalias como deben ser a un 20% de la explotacion, no a un 8 u 11%, por eso es que se amañan las multinacionales aca, pero saben el por que?? por que nunca a habido un Presidente que le duela el Pais y como la mayoria son de familia adinerada o han conseguido con el erario publico en sus carreras politicas, entonces nos les importa un carajo que las riquezas de nuestro Pais vayan a parar a manos extranjeras, no màs miren los pueblos donde hay petroleo o carbon, viven todavia con calles despavimentadas, algunos sin servicios publicos eficientes, esto se lo roban los caciques de la politica, o los corruptos.

Vie, 2010-10-15 21:53

La intencion del estado es sana;porque no se detienen en las regalias que en este momento tiene en Barrancabermeja,en los bancos;en lugar de ejecutarlas en obras y proyectos para esa ciudad ;el problema de fondo comienza con la mala eleccion de los alcaldes de turno,los concejales;administar riqueza es mas dificil,que administrar pobreza;estos municipios que reciben estas jugosas sumas por concepto de regalias,son gobernados por personas con muy poca experiencia para ejecutar proyectos,y terminan siendo manejados por los contratistas,que aplican el gana pierde;comenzemos reduciendo la corrupcion,hasta llegar a los grandes caciques que siempre han existido en las regiones,y despues empezar a depurar las altas instituciones del estado,que son administradas por las personas que recomiendan los caciques.

Vie, 2010-10-15 15:08

decir que las regalias de lo que se explota en arauca o en la guajira o en cesar o en antioquia o en donde sea deben ser distribuidad por el gobierno nacional entre todos los departamentos y municipios equitativamente es un abuso y un descaro, es como si le pidieran a colombia que distribuyera los recursos que se gana entre todos los paises de america latina para haber mayor equidad.
es como si a uno le quitaran el sueldo para darle a los que no teabajan.

Vie, 2010-10-15 15:06

te hablare de algunas cifras, barranca bermeja recibe anualmente aproximadamente 36mil millones de pesos por concepto de regalias, si esta reforma es exitosa recibiria 3500 millones por año.
la guajira tuvo un presupuesto para este año de aproximadamente 0,8 billones de pesos de los cuales el 90% era financiado por las regalias, el 5% eran dineros de transferencias del gobierno nacional, y el otro 5% eran dineros del departamento.
esos 2 ejemplor son clarisimos, asi como es claro que el gobierno nacional solo se preocupa por invertir en las ciudades principales en obras para mejorar la calidad de vida de los habitates, pero y los que vivimos lejos?
los que vivimos en la guajira, vichada?, guainia? arauca? cesar?. de esos no. ahora aclaro algo LAS REGALIAS DIRECTAS O INDIRECTAS NO SOSN PARA RECREACION Y DEPORTE, SI O QUE deberian ser para sub sanar los daños que la mineria le crea a los habitantes de ese territorio.

Vie, 2010-10-15 13:17

Señor Juanpaefe felicitaciones excelente analisis para los que poco o nada conocemos del tema,deja usted muy claro la verdadera intencion del estado.Pero quien podra ayudarnos si ya practicamente esta definido elrumbo no a tomar, sino a continuar simplemente destapando un hueco para tapar otro.

Jue, 2010-10-14 19:45

Está muy interesante la explicación, aunque sería clave ver más cifras del negocio (inversión, utilidades, impuestos locales y nacionales, regalías propiamente dichas, ventajas por "confianza inversionista", etc.), para confirmar o desmentir lo que uno supone de estas empresas: que se la ganan toda y nos dejan las migajas y los daños. Por otro lado me parece que falta un aspecto clave de la discusión, relacionado con el modelo de país que quisiéramos (e independientemente de la corrupción y la bonanza): cómo sería justo repartir las regalías? dónde empieza a ser negativa la relación costo-beneficio en la minería? cómo vamos a controlar unas multinacionales con poder de "lobby" casi ilimitado en el legislativo y el ejecutivo? etc, etc.

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