Por David Bardey
Mientras que la perspectiva de un final feliz en este largo proceso de paz debería llenar a la sociedad colombiana de esperanza y de optimismo hacia el futuro, uno lee o escucha todos los días opiniones pesimistas al respecto. Entiendo que uno debe moderar su optimismo dado que la firma de la paz no va a resolver todos los problemas sociales o económicos de Colombia. También comparto que el posconflicto está lleno de retos complejos por la naturaleza “gallina-huevo” del conflicto (hay grupos armados por ausencia del Estado y por presencia de los grupos armados hay ausencia del Estado) y, que sin una reforma tributaria verdaderamente estructural, que dote al Estado con los recursos suficientes para invertir en los territorios, en los cuales se ha ausentado demasiado tiempo, habrá muchas oportunidades desaprovechadas (les invito a leer la columna de Ana María Ibáñez al respecto). En esta entrada no voy a comentar todos los aspectos políticos o económicos que nos podrían hacer dudar o relativizar acerca de la oportunidad de firmar un proceso de paz. Me voy más bien a concentrar en el temor recurrente del “castro-chavismo” para intentar convencerlos que, si bien este temor es legítimo dado que la situación actual de Venezuela no es en nada envidiable, no tiene porque relacionarse con la firma de la paz en Colombia.
Antes que todo, hay que entender de donde viene este temor. Aunque pueden existir estrategias de desinformación eficaces por parte de algunos actores políticos que repiten hasta el cansancio que el país se está entregando al castro-chavismo, no creo que sea esto lo que más asusta a los colombianos. Para los que realmente tienen temor de lo anterior, basta con leer lo que ya se pactó en La Habana (que por demás es público), para entender con facilidad que el modelo económico de Colombia nunca ha sido parte de los temas en negociación (¡y añadiría menos mal!). Por ende, no creo que el temor venga de lo que se negoció sino de lo que podría pasar después de la firma de la paz en el juego político colombiano, es decir de cómo la paz cambiaría el panorama político y los resultados electorales en Colombia. El razonamiento parece ser que, por tener un conflicto que involucra a una guerrilla marxista, el espacio político de la izquierda en Colombia se encuentra reducido. Siguiendo esta inferencia, la terminación del conflicto podría entonces magnificar los resultados de una izquierda radical en las urnas. Aunque este razonamiento tiene su lógica a primera vista, veremos que se enfrenta a varios problemas.
El primer error consiste en creer que el “castro-chavismo”, o digamos en términos más generales, la posible llegada al poder de una izquierda radical, tenga como pre-requisito la firma de la paz. La llegada al poder de una izquierda radical que revindica ideas progresistas (pero sin nunca haber progresado en sus reflexiones sobre las medidas económicas que permiten alcanzar estos ideales) puede suceder porque es una de las alternativas que nos ofrece la democracia. Así las cosas, y a menos de que uno crea que es mejor vivir en una dictadura o desconfíe totalmente de las virtudes de un sistema democrático, este razonamiento carece de seriedad. Recuerdo al respecto la visión de Churchill que decía que a pesar de todo, la democracia es y seguirá siendo el menos malo de todos los sistemas políticos. Es por esto que si bien un sistema democrático puede arrojar resultados electorales que asustan a muchos, esto no se puede relacionar con la firma de la paz. Por el contrario, temo que esto se encuentre ligado al segundo punto que voy a mencionar a continuación.
Lo que realmente puede convertir en realidad la llegada de una izquierda radical al poder no es tanto que la democracia sea más sana por la ausencia de actores armados, sino más bien la falta de efectividad de los partidos de derecha cuando se encuentran en el poder y sin percibir una real competencia. En particular, un manejo ineficiente de la economía asociada a una repartición muy desigual de la “torta” son los ingredientes bien conocidos de un coctel que puede resultar explosivo. Si bien reconozco que la macroeconomía fue relativamente bien manejada en el país desde la crisis del fin de los noventa, uno puede cuestionar el manejo de la economía colombiana en muchos de sus aspectos. Sin juzgar a ningún gobierno en particular, creo más bien en una inercia acumulada precisamente por un cuasi monopolio que tiene la derecha en el poder, hay hechos y resultados que suscitan preguntas. A continuación comparto algunas que uno se puede hacer observando el funcionamiento de la economía colombiana. ¿Es normal el peso que tenían las utilidades de Ecopetrol en el presupuesto de la Nación y esta falta de diversificación en el recaudo? ¿Es normal que a pesar de ser un país con salarios bajos, Colombia tenga un déficit comercial alto y no sea capaz de encontrar nichos de mercado para poder exportar y traer recursos? ¿A pesar de los esfuerzos que hace este Gobierno al respecto, es normal que tengamos una brecha tan grande en el sistema educativo, siendo este último la clave para fomentar una mayor movilidad social? ¿Es normal la escasa y precaria infraestructura que tenemos, a pesar de una década de auge económico? ¿Es normal que después de pagar impuestos, la desigualdad en la distribución de los ingresos siga casi igual que antes de los impuestos? ¿Es normal que Colombia tenga regiones con niños que sufren de desnutrición?
Podría seguir escribiendo páginas de preguntas de este estilo, pero mi propósito no se encuentra en la exhaustividad de estas, quiero más bien relacionar esto con el sistema político actual, es decir un sistema que viene padeciendo de una esclerosis crónica y donde el conflicto la explica parcialmente. El profesor Jim Robinson habla mucho del arreglo inadecuado que las elites bogotanas tienen con los caciques regionales. No dudo que sea cierto, pero no estoy seguro de que necesitemos el prisma de las regiones versus Bogotá para entender la situación política en Colombia. Lo que observo es que tenemos a una elite política, generalmente de derecha, patrocinada por una elite económica bien concentrada. Los partidos que ganan las elecciones al nivel nacional obtienen una mayor fracción en el juego de las cuotas burocráticas, mientras que los que pierden, finalmente no han perdido tanto, pues solamente terminan con menos cuotas, o entrando mas tarde a formar parte del gobierno. Diciendo lo anterior, quiero resaltar que, con la ausencia de verdadera competencia política en el sistema político colombiano, los partidos que llegan al poder no sienten la necesidad de trabajar por el bienestar de la sociedad en su conjunto, sino que tienen que rendir cuentas a sus patrocinadores. Al final, la única repartición medianamente equitativa a la cual se llega es la de las cuotas burocráticas, y mientras tanto, las elites económicas que patrocinaron estos partidos logran evitar que se toquen sus dividendos y que se haga una reforma tributaria que podría reducir drásticamente la desigualdad en la distribución de los ingresos (sin necesariamente afectar el tamaño de la torta). Estas mismas elites económicas logran también que partidos de derecha se vuelvan muy proteccionistas, a pesar de las ideas liberales que deberían vincular, para cuidar las rentas de algunos industriales. Tendrán razón los que me dirán que lo anterior no es exclusivo de Colombia, sin embargo, entre el nivel de desigualdad que favorece este sistema y al mismo tiempo que se nutre de el (ver las explicaciones de Thomas Piketty sobre desigualdad y democracia), y el conflicto que trunca el juego democrático, el sistema político colombiano tiende a dar la espalda a la gente que debería representar.
De vez en cuando, en las elecciones colombianas, tenemos figuras simpáticas que parecen traer cambios al sistema. Infortunadamente, creo que estas figuras, sin quererlo, contribuyen a alimentar la misma payasada. Estas figuras simpáticas, a veces más progresistas que las de los partidos tradicionales, a veces menos, en lugar de buscar una identificación clara en el espectro político, se diferencian solamente por la voluntad de querer hacer política de otra forma. Todo eso resulta muy simpático, pero refuerza el hecho de que no hay nadie que represente claramente las diferentes sensibilidades políticas que son comunes en otros países como la social-democracia, el social-liberalismo, el liberalismo económico, etc. Lo que tenemos, y creo que puede en gran medida explicar la baja participación en las elecciones, son diferentes partidos que se distinguen mas por el tono de voz que por las ideas que pretenden vociferar. Ya es un cuento viejo, pero traigo a colación una anécdota que ilustra bien lo anterior y que sucedió durante la primera visita de François Mitterrand en Colombia en 1985. El presidente francés buscaba entender el sistema político colombiano y preguntó al presidente Betancourt, cual era la diferencia entre los liberales y los conservadores. La respuesta irónica de Belisario, ya consciente de lo que estoy contando, fue: “la hora a la cual van a misa”.
Creo que acabar con este conflicto absurdo, que ya perdió su motivación política desde hace varias décadas, puede constituir una gran oportunidad, no tanto para redistribuir las cartas, sino más bien para cambiar las reglas del juego. Tener más contrincantes de izquierda en el panorama político, obligaría a los diferentes políticos que se pretenden de derecha, o de centro, o de centro izquierda a redefinirse para proponer programas políticos más claros, y de manera independiente de su sensibilidad, más orientada hacia el bienestar de la sociedad en su conjunto. Otra vez, diciendo eso, no culpo a nadie, el sistema político colombiano está lleno de personas de buena voluntad y competentes, pero que evolucionan en un sistema que no les deja trabajar al servicio de las ideas que reivindican. Repito, si bien el castro-chavismo sería catastrófico para Colombia, creo que ese escenario es más probable sin paz que con paz; por ende, no debe ser un motivo para no apoyar al proceso de paz.
Para terminar, el apoyo a la paz define el futuro de Colombia y depende de lo que queremos para nuestros hijos. Me da la impresión que por el tiempo que ha durado este conflicto, y la segregación que caracteriza a la sociedad colombiana, desconozcamos por completo la realidad de nuestros compatriotas y nos hayamos vuelto totalmente insensibles, en particular con el sufrimiento que éste puede causar en muchos hogares del país. Mientras que, desde los barrios cómodos de Bogotá, disertamos sobre los riesgos hipotéticos que podría traer el proceso de paz, a mi juicio basado en un cálculo político errado, y mientras intentamos dar una buena calidad de vida a nuestros hijos, nos olvidamos que la continuación del conflicto implica que los hijos de otras familias terminen en el campo de una batalla que no tiene ningún propósito. ¡Por favor, no más guerra!
Andrés. No m siento respaldado por David, en el contexto q usted pone la opinión d mi secta a la cual, David no pertenece. Sectario: Quien pertenece a una secta y defiende intransigentemt una posición. Intransigente: Incapacidad para tolerar opiniones d otros q van en cotravia de las propias. Terrorismo: Es usado también mediante una campaña virulenta d terror, proponiendose como objetivo intimidar a la población. Fanátismo: Defender una opinión exageradamente, sin respetar la d lo demás. Radicalismo: Defiende reformas extremas en forma intransigente. Claramente los enemigos de la paz tienen estas caracteristicas. La discución aquí no es las niñas violadas q nos duele a todos, ya q lo dice, piense en las q no han sido violadas en estos meses de tregua y despues de la firma de paz. Lo de musulman lo dije metafóricamente, pude haber dicho, Hitler, kukusklan, uribe, etc. Santos Castrochavista, los amigos d La Paz terroristas, Santos entrega Colombia a las Farc, no es eso terrorismo?.
Nos hemos acostumbrado tanto a una retórica retorcida y marrullera que cuando alguien intenta en un debate sacar a flote lo obvio, lo llaman cándido. Es cándida la lógica y la ética. No son procedimientos aceptables ni bien vistos. El que intenta utilizarlas es acusado de pendejo y debilucho, no apto para el debate.
Para llegar a resumir como en los tres puntos que usted formula, es necesario quitar tantas capas de basura retórica que es un ejercicio agotador. Buen resumen y buen punto de partida para un debate, que no creo que se pueda dar, pues quedaría ahogado en consignas agresivas y babosadas rebosantes de carisma y prosopopeya. Entonces, hablemos mejor del castro-chavismo que se nos viene encima, y de la "abolición de la democracia", del comunismo solapado de Santos, de la "entrega" del país a las FARC, y el auditorio crecerá como la espuma, a rabiar.
No sé por qué, pero me hizo acordar de los "postulados" de Pambelé (1. "Mejor rico y sano que pobre y enfermo", 2. ...).
Asi es Christian. Coincido con tus 3 puntos que resumen muy bien mi entrada pero insistaría en dos corolarios de estos tres puntos: 1) pensar que la distorsión de la democracia que genera el conflicto es un mal menor es cinico; 2) además es un calculo errado, porque aun si le veo una baja probabilidad al "castro-chavismo" en Colombia, estoy convencido que es más probable sin paz que con paz.
David, no queme pólvora innecesariamente, el Castro-Chavismo, no es el problema, aquí lo que tenemos es un grupo de fanáticos radicales que al igual que los musulmanes terroristas quieren hacer pensar a la gente que el proceso de paz es malo, desconociendo razonablemente que no existen cosas perfectas y que este proceso de paz es de lejos más bueno que malo. Como va a ser malo el Castro-Chavismo, si con la interpretación que le dan los extremistas en Colombia, lo que veo es que hasta Jesuscristo es Castro-Chavista. Aclaro que hablo de Jesus de Nazareth, no de jesus, el jefe de santiago y los 11 apóstoles restantes de Colombia
La izquierda Colombiana tiene mucho q aprender d la derecha cuando D SER OPOSICION SE TRATA. No hay duda q la hipocresía, la mentira y la falsedad desfortunadmnete hacen eco en esa población q solo para el 2025 tendrá- eso dice gafasParody- la oportunidad d x lo menos mascar antes d tragar.
Y en política Colombiana se vale d todo, inclusive hasta medios q hacen eco d este tipo d distractores y ni q decir d PERIODISTAS llamados ELITE.
Socarronamente nos distraen con un tal castrochavizmo cuando en realidad lo q Sí nos ronda es un Godofachismo.
Estimado Diego,
En el fondo estoy de acuerdo contigo pero temo que este temor del castro-chavismo esté pegando en la opinión. Si mira las encuestas de las opiniones, no es para nada que el plebescito pase y creo que sería en parte por eso.
David
David no se si leyó la intervención del profesor Juan Camilo Cardenas sobre al comenzar la conversación invalidar al otro, puede ser un error porque de pronto tiene algo releventa que expresar.
Me parecio profundamente desolador que consideres que las personas que se declaren opositores al proceso de paz, tu ya que estas en el fondo de acuerdo con Diego, los consideres como los "musulmanes terroristas", me estas diciendo que eres tan sectario como para considerar eso de personas que por los motivos que sean piensen de esa forma?
Es mas te parece que las victimas de las FARC, incluyendo a muchas de esas niñas violadas, para ti por lo que expresaste es claro que son poco menos que "fanaticos radicales", no se, no me explico cual es la tolerancia y el respeto por las ideas de los otros, creo que esa caricaturización que tu denuncias es mas grave cuando aceptas estar de acuerdo con la opinión de Diego, sobre la comparación con el terrorismo musulman.
La verdad es decepcionante ver esto.
Estimado Andrés Felipe,
Respondí que estaba de acuerdo en el fondo, es decir que el castro-chavismo no es el problema, o por lo menos no se debría relacionar con el proceso de paz. De hecho, fue el mensaje principal de mi entrada. Lejos de mi de caucionar expresiones fuertes o irrespuestosas. No creo que sea el caso de mi entrada, por ende te pido "juzagarme" por el contenido de mi entrada. Además me parecería muy interesante que compartes tus opiniones al respecto, más interesante y enriquecedora la discusión si partimos de puntos de vista diferentes.
David
Traje a colación el comentario del profesor Juan Camilo, porque me parece que un llamado de atención sobre las formas. Descalificar al otro es una practica comun de la sociedad colombiana y no se concentra en un color politico particular, aqui las etiquetas dan derecho a la agresión desconociendo la libre expresión. Por mas que quieran estirar la cuerda, castro-chavista no es lo mismo que terrorista musulman, por que estos ultimos atentan contra la humanidad. las FARC no son criminales por ser marxistas, sino porque cometen actos de violencia como asesinar, secuestrar o dinamitar pueblos.
La mayoria confunde las personas y sus acciones, con sus ideas, la sensación de intolerancia respecto al otro, a pesar de que defienda ideas liberales como tu, es lo condenable. Si uno cree que el aborto se deberia prohibir o la unión de homosexuales no se deberia llamar matrimonio, no implica nada diferente que asi piensa y ya, intolerante es quien agrede porque no acepta que el otro tambien piensa.
Al autor hay que abonarle la buena intención de su discurso, que se podría resumir en que el proceso de paz es una cosa buena y que no desembocará en el castro-chavismo, cualquiera cosa que esto sea.
Pero ... para cualquiera con dos dedos de frente es claro que el cuento del castro-chavismo-santismo no es más que un recurso retórico idiota del autor de este engendro de idea (Uribe et. al.) para meter miedo a incautos y acrecentar así su rebaño de aguerridos asustadizos, y que no aguanta más análisis.
Pero tanto Uribe como el autor de este escrito dejan el Ca-Cha-Sa sin definir, aunque "intuitivamente" se sabe que es una cosa muy mala, fea e indeseable, que acabará con el país y hará desaparecer el papel higiénico de las estanterías.
Falta poco para que alguien una los puntos y "descubra" que el racionamiento eléctrico inminente es ya un anuncio de la llegada del Ca-Cha-Sa. La fiebre está tan alta que abajo alguien anuncia sin cortapisas la "abolición de la democracia", ¡WOW!.
Estimado Nuevo,
De acuerdo que es un discurso que no tiene sentido pero creo que sería un error ignorarlo porque está pegando fuertemente en la opinión pública, infortunadamente. Prefiero reconocer que existe para intentar explicar que no tiene sentido.
David
No será Mr. Bardey q está leyendo muxxcho a la oposición y x eso tanto negativismo.?
Como el modelo económico no está en discusión nunca habrá cambios, x lo q toca conformarse con las reformas, pero hasta cuándo la famosa “ estructural “ no es un hecho.?
Y el “ Castro-Chavismo” q' es.?:
Es un modelo económico q como todos no es perfecto, pero q si iría en contra d esas clases históricamente dominantes en la oligarquía mejor montada d toda L.A
El famoso temor lo atribuía yo exclusivo a la recalcitrante e irreflexiva oposición y dirigido a la áulica audiencia. Y me desconcierta q un grupo d economistas d la mejor U hablen d “temor justificado “ justificado x la situación actual d Venezuela.
Desde cuándo en este país ocurre algo q realmente sea un punto d inflexión como indicador d semejante visión equivocada, en un país histórica y excesivamente conservador donde lo + liberal ha sido un conservador d Rionegro.
Celebro tu optimismo Didundi (nota que otros foristas dicen que estoy pecando por optismo) pero basta leer las encuestas para ver que este discurso (de acuerdo totalmente vacio) sobre el castro-chavismo está pegando en la opinión. Quizás no te gusta, a mi tampoco, pero asi es.
Si solamente las "elites economicas" estuvieron perjudicadas en Venezuela te podría conceder un punto pero temo que la gran mayoria está fregada...
David
Estimado GMolano,
Muchas gracias por el comentario. Comparto su realismo, de hecho es algo que tomará mucho tiempo pero al mismo tiempo creo que la firma de la paz puede generar una impulsión en la dirección correcta.
David
Para acabar la guerra se necesita que impere la ley. Negociar la ley con los asesinos que la desconocen es precisamente en lo que radica la barbarie. En eso el uribismo y los "pacifistas" se diferencian en muy poco: todos promueven la negociación, aunque estén en desacuerdo frente a las condiciones de negociación.
La afirmación acerca del castrochavismo es muy difícil de evaluar si no se define a qué se refiere. Si es, por ejemplo, miedo a la imposición de un sistema comunista, pareciera una preocupación absurda. Si, en cambio, se refiere a la persecución de la oposición política, habrá quien dice que eso ya se tenía con Uribe.
El problema de la negociación no es que los comunistas se presenten a elecciones (¿acaso Gloria Cuartas y Carlos Lozano no se presentaron a elecciones?), sino que implica de hecho la abolición de la democracia. ¿Por qué? Porque nos ponen a votar bajo amenaza. Porque si la negociación no queda avalada, nos amenazan con más asesinatos y extorsiones.
Sin nombre,
Pensé en definir el castro-chavismo pero al final opté para no definirlo porque me parece que los que sacan la amenaza del castro-chavismo, lo hacen de manera abstracta (algunos actores politicos, medios de comunicación, etc.). Para responder a eso, me parecía más "eficiente" discutir eso conservando esta imprecisón que usted menciona.
Sobre su ultimo punto, puedo pecar por optimismo pero creo que todo el resto igual, la gente estará menos amnezada para votar después de la entrega de las armas por grupos armados que antes, pero no afirmo que vamos a llegar al paraiso de un día al otro, amenazas seguramente seguiran después que se firme el acuerdo.
David
Bueno, usted entró en el mismo juego de los que señalan la amenaza castrochavista. Como es todo, a la larga no es nada.
No sé qué tiene que ver el optimismo con el hecho de que nos están poniendo a votar bajo amenaza. Lo que usted describe es la "paz" de la mafia: Una vez usted paga la vacuna, se siente más seguro (o, en sus palabras, "menos amenazado").
Darle poder político a los asesinos (y ya lo tienen, ¿acaso no están negociando algunas instituciones con el gobierno?) es aceptar que lo que otorga poder es el asesinato y no los votos. Es, ni más ni menos, la abolición de la democracia.
Siempre va a haber amenazas, el problema es que cuando se cede, siempre uno queda en la posición de la víctima. Que la contraparte sea (muy) sanguinaria no hace la que negociación sea muy razonable. Lo que hace es mandarle una señal a los otros que quieren lo mismo. Por eso no me sorprende que el ELN aumente sus ataques: quieren los mismo y ya saben qué se necesita para obtenerlo.
El Reino Unido, Australia y Polonia respaldaron a Estados Unidos en la invasión a Irak. ¿Eso implica que la invasión fue "legítima"?
El problema no es que la negociación de La Habana sea imperfecta (ese es el argumento uribista), es que implica la abolición de la democracia.
La desigualdad como supuesto origen del "conflicto" es irrelevante. En primer lugar, porque "desigualdad" significa cualquier cosa (¿desigualdad en la riqueza? ¿desigualdad de oportunidades? ¿desigualdad frente a la ley? ¿desigualdad en el acceso al poder político?). En segundo lugar, porque según el argumento de la desigualdad, quien se sienta agraviado porque no es "igual" a los otros, puede asesinar gente para presionar la supuesta nivelación. Si la desigualdad le preocupara a los asesinos de las FARC, Cuba y Venezuela serían los objetos de su odio, no los países "garantes" de la negociación.
Ah, y llamar asesino a un asesino no es estridencia, es precisión lingüística.
A la "abolición de la democracia" no se llegará mediante la supresión de una guerrita sino con la organización de una guerra de verdad, con bombardeos a ciudades y campos, llamamiento a reservas y escalada armamentista descomunal, ataques a los paises vecinos (me suena), ... y creo que alguien no tuvo tiempo para llevarla a efecto, pues le faltó un período más, una modificacioncita más a un articulito de la Constitución. Quien ganara esa guerra sí que podría derogar o "abolir" oficialmente la democracia a su antojo, sin tanto sainete.
El maestro de la guerra, Sun Tzu, recomendaba:
No detengas a ningún ejército que esté en retirada. Bajo estas circunstancias, un adversario luchará hasta la muerte. Hay que dejarle una salida a un ejército rodeado. Muéstrales una manera de salvar la vida para que no estén dispuestos a luchar hasta la muerte.
¿Sería capaz de abolir la democracia un grupo de guerrilleros cansados y anacrónicos mediante un discurso que nadie escucha?
Creo que epistemologicamente hablando utiliza mal la palabra "Legitimidad", ya que esta tiene que ver con las normas y la ley, entiendo que es abogado por lo que me sorprende el error, el proceso con las autodefensas no ha sido demandando ante instancias internacionales, porque cumple los tratados existentes que Colombia tenia vigentes a la fecha, particularmente el estatuto de Roma, en ese orden de ideas, no habia necesidad de Garantes o de la presencia de la ONU, porque es como cuando se detiene a un ladron de bancos y se juzga y condena, los estados tienen autonomia para hacer eso, me parece extraño que lo olvide.
A partir de la entrada en vigencia del tratado, eso hace parte de nuestro bloque de constitucionalidad asi que el gobierno esta involucrando a la ONU, paises Garantes, pebliscito y tratando de que la CPI no se involucre, lo que no implica que sea legitimo, sino como esta fuera de los tratados es equivalente a un Waiver o exención de cumplir el tratado y la constitución.
Todo buen abogado entiende que si la norma esta escrita el uso y constumbre tienen que rendirse ante la misma. Si hubiera una norma que especificara el uso del inodoro en su casa, lamentablemente tiene que cumplirla, dura es la ley pero es la ley.
En ese orden de ideas su ejemplo adolece de sentido en la medida que habia normatividad, por cierto me corregira usted pero no existio nadie que se sentenciara bajo esa ley sino hasta que la corte constitucional la modifico y ahi es cuando nacen sus efectos en el ordenamiento juridico, yo se que algunos no entienden que todas las entidades de un estado de derecho pueden participar de acuerdo al rol que la constitución les asigne, porque eso es lo que implica un estado de derecho.
Asi que nuestro ordenamiento y los mecanismos institucionales para poder llevarlo a cabo, independientemente de quien lo haya hecho(si el congreso, el presidente o la corte), son los que le dieron vida a la ley. Lo que usted invoca solo es valido si no hay norma.
No, no se acaba la "macumba epistemológica" porque las palabras no son rótulos que se ponen para fastidiar. Legítimo significa "conforme a las leyes", no es la opinión que cualquiera tenga acerca de algo (ni la ONU, ni los países "garantes", ni la "mayoría").
Para seguir su ejemplo: si su señora un día intenta castrarlo porque se siente agraviada por su falta de cuidado, ahora están en "conflicto". Si, ante la imposibilidad de castrarlo, decide asesinar a su mascota o torturar a sus hijos, usted tiene que entrar a "negociar". Si sus hermanos (los de ella) y la asociación de las buenas costumbres de su barrio apoyan la "negociación" (con la motivación (razonable) de evitar la tortura de niños), según su lógica, ¿el proceso es "legítimo"?
señor jose mario, me pregunto si podriamos comenzar la conversacion si invalidar al otro, de pronto el otro tiene algo valido para decir. creo que con parte de sus mismos argumentos podria entablar una conversacion con el autor, pero arrancar diciendo que "ustedes los academicos no saben hacer las preguntas" hace mas dificil el diálogo. ud tiene puntos validos sobre el si el castro-chavismo es un modelo economico o un modelo politico, y sobre el origen de esto que viene de tanto atras. en eso pueden aparecer puntos de encuentro. es una propuesta para mejorar nuestros dialogos en un tema tan importante
Profe existe desde una perspectiva argumentativa la definición del terreno, para mi es claro que esta preocupación manifestada por David carece de todo asidero en el sentido que ni siquiera los encuestadores han tratado de medir ese miedo, porque es un discurso de actores políticos que no llega a la sociedad. En ese orden de ideas la pregunta me parece inane y desarrolla un punto que no es la preocupación real de la gente, que por las preguntas que se les hace se puede desprender el problema, 1)la impunidad y 2)la participación en política, para los entendidos ya el socialismo del siglo XXI nos visito a lo Petro(con financiación de Venezuela y todo). Los feudos territoriales denominadas ZRC y con circunscripciones especiales y reglamentación como de resguardo seria una forma de castro chavismo a nivel local, aspecto que en una visión macro se pierde. Mi critica es que hay falta de pertinencia y desconexión no solo con el mercado laboral sino con la problemática real de las comunidades.
Páginas