El mundo se derrite mientras la ONU negocia en un estadio de fútbol. ¿Puede la humanidad seguir perdiendo el partido contra el Cambio Climático?
Una mañana de otoño de 2013, el Estadio Nacional de Polonia, abrió sus puertas para recibir a 8375 personas de casi 200 países. Ese lunes once de noviembre, día nacional de Polonia, aniversario del fin de la segunda guerra mundial, se celebraba en Varsovia la mayor reunión de burócratas ambientales en el mundo.
La Conferencia Anual de Cambio Climático de la Naciones Unidas es una tradición que se repite anualmente desde 1993. Cada año miles de funcionarios, expertos y empresarios de casi doscientos países se encuentran una y otra vez con la esperanza de encontrar un acuerdo para frenar el cambio climático. Y cada año el planeta se calienta más, el nivel del mar sube, el océano se acidifica y los glaciares se derriten. La forma en la que más se siente es en el aumento en la frecuencia e intensidad de los fenómenos naturales.
En 2005 el huracán Katrina atacó el Golfo de México y dejó una cuenta de 80 billones de dólares y casi 2000 muertos. En 2008, el ciclón Nargis pasó por Myanmar y dejó a casi 85,000 muertos y más de 53,000 desaparecidos. En 2012, antes de la Conferencia de cambio Climático en Doha, el huracán Sandy devastó el estado de New Jersey y casi tumba la ciudad de Nueva York. Esta probado científicamente que la fuerza de los huracanes, ciclones y tifones está relacionada con el calor del agua donde se origina la tormenta. Ese lunes Varsovia amaneció recibiendo a los expertos en cambio climático mientras Manila empezaba a contar las víctimas del tifón Haiyan. Cuatro mil muertos. Doce mil heridos. Dos millones de desplazados ambientales.
Para resolver la causa del desastre, una reunión de ocho mil personas que duró dos semanas. Y en la cual, como en años anteriores, no pasó gran cosa. Los países siguen culpándose los unos a otros sobre quiénes son los históricamente responsables por el calentamiento de la tierra. Los que están en desarrollo no se quieren comprometer a mitigar y los desarrollados, que tienen la obligación de hacerlo, tampoco están dispuestos a hacer reducciones ambiciosas. Y sobretodo, nadie se quiere comprometer a pagar. La falta de financiación es el corazón del problema. Este año, para terminar de desprestigiar las negociaciones ambientales, Japón y Australia declararon que en vez de reducir aumentarían sus emisiones en los próximos años.
El protocolo de Kioto que era el acuerdo que le imponía a los países desarrollados la obligación de reducir sus emisiones, casi muere en 2012 cuando se acabó el periodo de cumplimiento. Y para salvar de la muerte a un enfermo decadente, se negoció un segundo periodo de cumplimiento, una extensión de las obligaciones del Protocolo hasta 2020. Pero pocos países lo han ratificado así que aún no está funcionando. Es decir, actualmente no hay ningún acuerdo que obligue a los países a reducir sus emisiones de gases efecto invernadero. Los países se pusieron la meta de crear un nuevo acuerdo universal que regule el cambio climático para París 2015. Pero al paso que van las negociaciones es difícil que realmente se logre negociar un acuerdo ambicioso donde los países se comprometan a mitigar para evitar que sobrepasemos el límite de 2 grados, el límite que los expertos han fijado antes de entrar en un desajuste climático de consecuencias imprevisibles y sin opción de retorno.
El último informe del IPCC, el comité científico que asesora a la ONU, estableció que ya nos hemos gastado dos terceras partes de nuestro presupuesto de carbono antes de sobrepasar el límite de dos grados. Pero no parece que nos vayamos a limitar a una tercera parte de ese presupuesto. A pesar de los esfuerzos de la comunidad internacional por mitigar, las emisiones siguen aumentando casi en un tres por ciento anual. Y países como Colombia, le apuesta a su desarrollo a la extracción de combustibles fósiles.
Los gases efecto invernadero se acumulan y se quedan atrapados en la atmósfera durante cientos de años. Pero las consecuencias de estas emisiones no se ven hoy ni mañana. Se verán en un par de décadas, tal vez, cuando sea demasiado tarde.
¿Y si no es la diplomacia ambiental quiénes pueden ganar el partido contra el calentamiento global? ¿Un movimiento ciudadano?
Un día antes de finalizar la conferencia más de ochocientas personas de la sociedad civil y de las ONG ambientales abandonaron las negociaciones y dijeron No Más. Salieron del Estadio vestidos con camisas que decían “#volveremos” y cantaban “queremos justicia climática”, “mientras los contaminadores hablan, nosotros nos vamos”. Estaban frustrados, decepcionados del sistema internacional. Fue una manifestación sin precedentes, un pequeño gol de la sociedad civil. Pero para ganar el partido y frenar el calentamiento de la tierra ese movimiento tiene que volverse masivo, pasar de cientos a millones.
En Polonia delegados de casi doscientos países trabajaron sin cesar y casi con seguridad Tuvalu se hundirá junto con otras islas del pacífico en las próximas décadas. Filipinas no esta salvo de que al año siguiente un nuevo y más poderoso súper tifón arrase con el país. Irónicamente, somos la primera generación en tener un futuro peor que el de la anterior. En Varsovia nadie salvó al mundo. Se perdió el partido y se agendó la revancha en Lima.
Eso le contaron, desde Varsovia, a Tío Conejo
@Tio_conejo
@lorenzomorales
@carogarcia1606
@swillsp
Red de Amigos Defensores de la Vida. La red de amigos defensores de la vida, es un tejido de personas solidarias y comprometidas con la defensa de la vida en medio de esta “masacre planetaria" y de este "suicidio colectivo". www.reddeamigosdefensoresdelavida.blogspot.com - josegabrielduque@gmail.com
El detalle es China.
Lo que hagan países marginales como el nuestro es minúsculo para el cambio.
Lo nuestro es la adaptación, el control de riesgos y el manejo territorial. Y, por los laditos, impedir y poner un alto a la minería a cielo abierto en lugares ambientalmente importantes.
De resto, del país para afuera, no es mucho lo que podemos hacer.
El detalle es China.
De pronto USA si no le impiden el fracking. Eso es muy importante, podría cambiar la geopolítica de manera considerable.
No tengo mucho q decir de su informe, solo un parangón con la realidad política q vivimos en Colombia.
Cada gobierno cada 4 años nos pone de manifiesto a los famosos zares anti esto, anti aquello,anti todo, y siempre es lo mismo, el desangre de las finanzas públicas y la privadas q son subsanadas con lo que queda de la publicas etc. etc., es de nunca acabar, nuestros problema son más que climáticos, o nuestro clima se reduce al medio ambiente de corrupción que rodea a nuestros muy ilustres dirigentes.
Y a estos quien los controla, cuando?, cómo?. Es igual o peor desgaste anual que Uds. relacionan.
Yo si tengo claro GMolano q el concepto en el ámbito colombiano no se opone en práctica, y si acaso muy poco y los pocos son torpedeados por diferencias políticas.
Volviendo Petro, reducir la carga al relleno Juana- en procura de minimizar contaminación por lixiviados ahora es visto como delito que terminó en una destitución aberrante, y extremadamente loca por parte de un verdadero extremista como el Godofacho.