Hace unas semanas el Alcalde de Medellín, Aníbal Gaviria, estuvo de paso por la Universidad de Oxford para participar en la conferencia "Retos de los Gobiernos: Ciudades Florecientes". El Alcalde fue invitado por la Escuela de Gobierno de dicha universidad para compartir las lecciones del caso de Medellín.
El Alcalde fue enfático al señalar que los dos grandes retos de Medellín hoy son la violencia y la desigualdad, lo cual coincide con los resultados de la Encuesta de Percepción Ciudadana 2014 del programa Medellín Cómo Vamos.
Esta entrevista reune algunas de las preguntas que respondió en su intervención, en su entrevista con la Decana de la Escuela de Gobierno, Ngaire Woods, y en una reunión posterior con alrededor de 20 estudiantes colombianos.
¿Qué hacer para afrontar la violencia y la desigualdad?
Con frecuencia la gente no es consciente de que la mejor forma de afrontar la violencia es generar más igualdad para todos los habitantes de la ciudad. Por supuesto que se necesita a la policía y a la justicia para afrontar a las organizaciones criminales, pero también se necesita una ciudad más equitativa. De lo contrario, no es posible tener ni paz ni seguridad. Aveces al alcalde le dicen: se necesita más policía para perseguir a la delincuencia. Y sí, Medellín ha incrementado el número de policías por habitante, pero yo también pienso que muchas veces los criminales son personas pobres, que no tuvieron oportunidades y cogieron caminos equivocados. Hay que luchar contra la inequidad y contra la inseguridad simultáneamente.
¿Qué quisiera lograr a largo plazo?
Una transformación cultural. No es un tema de finanzas o de buena infraestructura, es un cambio en las personas no solo en Medellín, sino en todo Colombia e incluso en Latinoamérica. Estamos en el continente más inequitativo y violento, y esto no es una mera casualidad. Según un reporte reciente de las Naciones Unidas, América Latina tiene una tasa de homicidios de 28.5 por cada 100,000 habitantes. En Europa la tasa es apenas mayor a 2 homicidios y el promedio mundial es de 6,7 homicidios.
¿A propósito de ese tema, se sostendrá la caída en la tasa de homicidios en Medellín?
La tasa de homicidios disminuyó en un 24% en el 2012, un 25% en el 2013 y este año ha caído cerca del 28%. Ahora tenemos la menor tasa de homicidio de los últimos 35 años. Pero lo importante es que esa reducción es parte de una tendencia de los últimos 20 años, con algunos altibajos. No cabe la menor duda que esta disminución tiene que ver con una mayor capacidad del Estado de enfrentar a la delincuencia desde diferentes frentes.
Por ejemplo, al inicio de nuestro gobierno Medellín tenía menos policía por habitantes que Bogotá, Cali, Barranquilla y Bucaramanga. Eso es absurdo porque nosotros teníamos en ese momento el promedio de delito per capita más alto de Colombia. Por eso hemos tenido una política de apoyo a la Policía y logramos que el Gobierno Nacional nos pusiera en nivel paritario con las otras grandes ciudades en términos de pie de fuerza.
¿Qué ha pasado con las organizaciones criminales?
Ese es un tema complejo que genera discusión. Es imposible negar que en los últimos años ha disminuido el conflicto entre las bandas criminales y que se redujeron los homicidios que eran producto de la lucha entre las bandas por el control territorial. No es que nosotros como institucionalidad la propiciemos, sino que han confluido dos cosas.
Por una parte, después de la extradición de los jefes paramilitares en 2008 y 2009, quedaron sin cabeza muchas de las bandas y entonces se dio un enfrentamiento para ganar el control de esos territorios por mandos medios que querían acceder a la jefatura de las bandas. En la medida en que algunos se han ido consolidando, se han reducido los homicidios ligados a esa lucha por el control. Por otra parte, como el Estado los está atacando más fuertemente, ellos también han aprendido a no matarse entre ellos mismos al ver en el Estado al enemigo común.
Por eso pienso que estamos en un momento crucial, la disminución de los homicidios puede mantenerse o puede estar en peligro. Si no aprovechamos la disminución para consolidar la posición que tenemos, podemos perder la ventaja.
¿Más allá del fortalecimiento de la policía y la justicia, qué otras políticas destaca para reducir la violencia?
Sacar a los jóvenes del conflicto. El tema de la delincuencia en Medellín está impresionantemente ligado a la edad. El 65% de los homicidios son jóvenes que asesinan a otros jóvenes, de edades entre 14 y 28 años. Indudablemente hay que sacarlos de ese camino. Ahí las herramientas que tenemos son la educación, la cultura, el deporte, la recreación y la posibilidad de trabajo.
Quisiera destacar una de las políticas, lo que hemos denominado en Medellín la "Jornada complementaria", que le permite a los estudiantes tener dos horas adicionales, dos veces a la semana, con instructores en temas relacionados, por ejemplo, con bilingüismo, ciencias, cultura, arte y música. Hay que entender el contexto, en Medellín los jóvenes tienen jornadas de 5 a 5 horas y media al día. ¿Qué pasa con el niño de 12 o 13 años que es carne de cañón para la delincuencia? Que a las doce del día sale y no tiene nada que hacer y no tiene al papá y a la mamá, porque muchas veces el papá no existe y la mamá está trabajando. Apenas estamos iniciando pero ya tenemos a 84,000 niños y jóvenes en la jornada complementaria.