Descripción:
Los centros de las ciudades, en el ámbito mundial, han sido un eje central de las actividades políticas, económicas, socioculturales, etc. En el caso de las ciudades europeas, se observa que, a pesar de su antigu?edad, el Centro se mantiene vigente como punto neurálgico de la urbe, sin importar el crecimiento de estas hacia los extramuros de la misma.
Las grandes nuevas ciudades son un fenómeno de los llamados países subdesarrollados, es decir ciudades que en los últimos cincuenta años han multiplicado varias veces su número de habitantes debido a crisis económicas, conflictos armados o al fortalecimiento del imaginario urbano1 sobre lo rural. Esta situación va a ser una constante principalmente en América Latina y el sudoeste asiático.
La nuevas metrópolis y megalópolis2 en países subdesarrollados como México D.F., São Paulo, Kuala Lumpur, Bangkok y Yakarta han condenado al deterioro y decadencia sus centros, trasladando la actividad comercial, financiera, social, recreativa, educativa etc., hacia otras áreas de la ciudad arquitectónicamente más modernas y con mayor estatus económico por encima de lo tradicional y funcional que pueda ofrecer el Centro.
En los últimos años varios alcaldes de las grandes ciudades del mundo han adelantado programas de recuperación de sus centros, no sólo a nivel arquitectónico, sino también a nivel social, y de los imaginarios que los habitantes de las ciudades tienen sobre estos sectores, por ejemplo la ciudad de Nueva York, la cual durante la administración del alcalde Rudolf Giuliani recuperó áreas vitales del distrito de Manhattan como el Downtown y Broadway, y evitó que la actividad financiera, cultural y habitacional emigrara a otros sectores o en el peor de los casos a otras ciudades.
Otro ejemplo es de la ciudad de São Paulo, donde el proyecto de recuperación del Centro ya completa seis años de éxito parcial, porque, a pesar de haber conseguido revitalizarlo, no consiguió impedir la migración de la actividad hotelera hacia otros sectores más seguros.
Nueva York y São Paulo prueban la importancia del tema del Centro de las ciudades para las administraciones locales. En el caso de Bogotá su recuperación incidiría directamente en una resignificación del concepto general de la ciudad, y podría generar una apropiación, no sólo del espacio, sino de las problemáticas y el futuro de este sector de la ciudad.
Este libro propone una estructura comunicacional que permita la comprensión de la relación entre lo público como espacio, los procesos de reconfiguración y resignificación de los imaginarios, y los usos y consumos sociales del Centro de Bogotá.
Establece un escenario para ver las formas de configuración social, que se refieren a los procesos por los cuales una sociedad establece vínculos de carácter administrativo, económico, social, cultural, político y religioso que regulan la vida en común, además de la construcción de la relación entre Estado y ciudadano para de esta forma evidenciar la puesta en escena del ejercicio cotidiano de la ciudadanía.
En el estudio del Centro de Bogotá se propone la calle como escenario paralelo al Estado, donde sucede la participación, entendida ésta como un proceso social en el que las esferas de lo público y lo privado se entrelazan con las prácticas socioculturales y con los procesos comunicativos.
Si bien se entiende el Centro de la ciudad como un elemento simbólico de la nación, el cual recibe múltiples influencias como la de la globalización, proponemos que la participación en la calle se configura desde lo simbólico, construido en la realidad desde lo cotidiano con intercambios lógicos de sentido, usuarios-consumidores y transeúntes.